Salud

Médico de familia tras la jubilación: “La carga es brutal”

Tras jubilarse de la Policía con 65 años, Ignacio Campo pasa consulta en el Siete Infantes

La vida laboral de Ignacio Campo ha dado un giro de 180 grados en las últimas semanas. A sus 65 años y tras jubilarse como médico de la Jefatura de la Policía Nacional de Logroño después de más de 30 años de servicio, desde el pasado 1 de febrero pasa consulta en el despacho número 20 del centro de salud Siete Infantes de Lara, en Logroño.

“Me insistieron mucho desde la Consejería cuando supieron que me iba a jubilar de la Policía Nacional y pensé que podía ser un reto”, y recuerda sus años de servicio primero para el Ejército y luego para la Policía Nacional. “Acabé la carrera en 1981 y estuve en un consultorio de Zaragoza”. Pronto se presentó a unas oposiciones para el Ejército. “Primero estuve en la Escuela Militar de Montaña y después en Zaragoza, entonces salieron vacantes para la Policía Nacional cuando aún era militar. Me destinaron al País Vasco, después ya llegué a Logroño”.

Para él es un reto seguir colaborando con la salud pública riojana después de haberse jubilado del uniforme y también una responsabilidad. “Había que estar y se está, pero no pueden pretender que estemos aquí hasta los 72 años para mantener el sistema. Que abran la mano para que estudie más gente Medicina”.

Le ha hecho falta poco más de un mes para darse cuenta de la situación en la que se encuentra la Atención Primaria. “Sabía que estaban mal porque tengo algunos amigos que son médicos, pero es que la carga de trabajo es increíble”, asegura poniendo números a sus sensaciones. “No hay un día que no atienda a diez personas más de las previstas. Siempre voy con retraso, la gente lo sabe pero luego agradece que esté con ellos más de diez minutos en la consulta”.

Y es que asegura que “muchas veces en diez minutos es imposible atender a un paciente”. Campo llega cada tarde una hora antes a su puesto de trabajo. “En esa hora me hago las consultas telefónicas, pero eso en el turno de mañana no lo puedes hacer”.  Al abultado número de pacientes se añade la lentitud del programa Selene. “Va a pedales”.

Hasta ahora y durante más de tres décadas su trabajo ha sido el de pasar revisiones médicas a sus compañeros para la realización de cursos y ascensos o a los detenidos en los calabozos. También los vuelos de deportación. “Además, como casi ya no quedan médicos en la Policía Nacional, a veces me tenía que encargar de otras comunidades”.

A pesar de que hay días que dice “no vuelvo más” se ha puesto la fecha límite en el verano de 2025. “En ese momento valoraré, y dependiendo de cómo vayan las cosas decidiré seguir o ya irme a casa, que ya llevo muchos años trabajando”.

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