Entrevista

Mila Díez: “Sin mujeres no habría agricultura ni ganadería”

Siempre han estado presentes en las labores agrarias, aunque ha sido en los últimos años cuando se les ha reconocido ese papel y ese espacio en las explotaciones. La mujer rural siempre ha estado ahí: haciendo territorio, creando comunidad, compaginando mil y una tareas, “y dándole color al campo y todo su entorno”. Mila Díez es la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) en La Rioja y define a la mujer rural como “aquella que ha decidido permanecer en el territorio y trabajar en ese lugar, como una decisión personal y coherente con un modo de vida que implica este espacio”.

– ¿Cómo ha cambiado esa figura de la mujer rural en las últimas décadas?

– Ha evolucionado mucho y gracias a la ayuda de todas las que nos ha precedido porque si realmente hay un mérito grande es por todas esas mujeres que a lo largo de la historia han consolidado su espacio de vida y de trabajo en el medio rural. Han sido motor de permanencia para sostener esta convicción, además de que han animado a la juventud a salir fuera para formarse. Lo cual también es un apena porque muchas mujeres que salieron en su día ya no han vuelto, entre otras cosas porque ya no podían ejercer su profesión en este medio rural. Esto nos ha hecho perder muchas mentes ambiciosas, aunque otras muchas han regresado y han emprendido aquí.

– ¿Qué importancia cree que tiene la figura de la mujer en el desarrollo del mundo rural?

– Pues es muy importante porque esta figura refleja un sentido de responsabilidad con las generaciones anteriores y con las más jóvenes también. El que haya mujeres en el medio rural es algo vital y es que sin mujeres no habría agricultura ni ganadería, no habría diversidad ni color en el campo, ni tampoco futuro. Las mujeres son muy dinámicas y muy imaginativas.

– ¿Dónde cree que recae la clave para que haya más mujeres rurales?

– Desde Fademur intentamos impulsar la figura de la Titularidad Compartida en las explotaciones agrarias, algo que es voluntario, pero que supone un derecho en igualdad en el trabajo. Es una reivindicación histórica de las mujeres rurales y refleja ese reconocimiento a su trabajo. Muchas veces se lo tienen que currar porque hay explotaciones pequeñas que no son capaces de tener un cierto volumen o dimensiones para mantener dos titulares. Pero ahí hay dos personas que han decidido salir adelante en el medio rural y por eso hay muchas cosas que tienen que cambiar, algo en donde las administraciones tienen que actuar.

– ¿Y qué retos tienen por delante para consolidar esta figura de la mujer rural?

– Creo que uno de los retos pendientes es la conciliación. Se habla mucho de la corresponsabilidad, pero hay que favorecer que el medio rural sea un espacio para esa conciliación porque la realidad es que esto muchas veces es un hándicap porque no siempre se cuenta con los servicios e infraestructuras necesarias para lograrlo, algo que existe de manera habitual en el medio urbano. Eso también es un reconocimiento que se tiene que valorar. Somos conscientes de que no podemos tener de todo en el medio rural, pero tienen que favorecer el desarrollo personal y profesional de las mujeres. En este sentido, la formación es clave y desde Fademur impartimos muchos cursos que, en parte, hablan sobre la calidad en sus empleos.

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