La Rioja

‘Caso envenenador’: la defensa del acusado asegura que la víctima se suicidó

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Los miembros del jurado del juicio que ha comenzado este lunes en Logroño deberán decidir si un anciano de 82 años falleció en su domicilio, en julio de 2020, asesinado por su cuidador, que le habría hecho ingerir un desatascador, como sostiene el fiscal, o si se suicidó de esa forma, tomándose él ese líquido cuando estaba solo, como han explicado la defensa del acusado y él mismo.

El juicio ha comenzado en la Audiencia de Logroño con la lectura de los escritos de acusación y defensa y la declaración del acusado, un hombre rumano de 46 años que había iniciado una amistad con el anciano antes de la pandemia y meses después comenzó a ejercer como su cuidador.

Defensa y acusación coinciden en este caso en muchos de los hechos que sucedieron en el día que murió el anciano, en la noche del 4 al 5 de agosto de 2020.

El acusado ha admitido que ese día compró un líquido desatascador, para arreglar un lavabo; también coinciden las partes en señalar que el fallecido hizo heredero universal de su herencia al acusado pocos días antes; y también admiten las partes la existencia de una nota manuscrita por el anciano encontrada junto al cadáver en la que éste daba los motivos por los que se quitaba la vida.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Sin embargo, el fiscal sostiene que el acusado primero administró una gran cantidad de somníferos al anciano -de unas pastillas que tenía prescritas- y luego le hizo beber el desatascador; el acusado ha defendido en todo momento que cuando ocurrieron los hechos él dormía en su habitación, se despertó al escuchar ruido y encontró al anciano y llamó a los servicios de emergencias.

El acusado en su declaración ha explicado que lleva más de 20 años en españa y una década en su domicilio actual, cercano al del anciano, al que conocía de vista, inicialmente, aunque cuando se quedó de baja en su trabajo hizo amistad con él y coincidían habitualmente en un bar.

Alguna vez le había hecho la compra y durante el confinamiento lo hizo de forma más continua; justo después del confinamiento el anciano sufrió un ictus y el acusado comenzó a vivir con él, para ayudarle, y también acudían al domicilio del fallecido la mujer y el hijo de este hombre, que han seguido la sesión en la sala.

“Ni sabía que había un testamento anterior”

Después del ictus “tenía movilidad, pero se cansaba mucho” y por eso decidió ayudarle más “pero nunca jamás en mi vida le pedí la herencia o cambiar el testamento” y “ni siquiera sabía que hubiera un testamento anterior”, ha asegurado.

El acusado ha asegurado que solo vio a uno de los sobrinos del anciano una vez, pocos días antes del 4 de agosto, en la que el fallecido le contó a su familiar que tenía un problema con el inquilino de un trastero que no le pagaba “y el sobrino no le quiso ayudar”, ha afirmado.

El día de los hechos “fue él (el anciano) quien dejó el desatascador en el salón y tampoco toqué sus pastillas, no lo hacía nunca” ha relatado el acusado, que ha explicado cómo cuando se levantó, alertado por el ruido, encontró el recipiente del líquido abierto, con un vaso al lado y en la mesita frente al sofá donde estaba el anciano.

Ha asegurado que en ese momento solo pensó en llamar a urgencias y siguió las indicaciones del médico y no reparó en la existencia de unas notas manuscritas, de las que luego le informó la Policía. “Cuando le dio el ictus no fue nadie a verle y eso le afectó mucho”, ha relatado, aunque él mismo ha explicado que la familia del anciano no conocía esta situación porque “él no me dejó llamarles”.

También ha explicado cómo poco después le propuso viajar a Salou “porque nunca había estado allí” y lo hicieron; poco después pasaron otros tres días en San Sebastián “porque allí conoció (el anciano) a su primera novia” y “me dijo que quería volver porque creía que no iba a poder hacerlo más tarde”.

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