Natalia Olarte ha recorrido en los últimos años los departamentos de Viticultura de diversas casas de Rioja, pasando por Bodegas Bilbaínas, Franco Españolas, Remírez de Ganuza y Bodegas Riojanas, donde casi ha pasado sus últimos seis años hasta que hace escasas semanas decidió sumar una nueva firma vitivinícola a su currículo laboral. Y ha apuntado alto. Bodegas Vivanco es ahora su nuevo hogar y la Dirección de Viticultura, su nuevo desempeño.
“Con una extensa experiencia en el sector y un profundo conocimiento y especialización en agricultura ecológica y regenerativa, Natalia llega para dar continuidad y reforzar el proyecto de innovación iniciado por Bodegas Vivanco hace años, consolidándonos como uno de los principales exponentes de lo que consideramos la Nueva Rioja”, reflejan desde la bodega de Briones en un mensaje de bienvenida en la red social LinkedIn.
Olarte, por su parte, agradece a Bodegas Riojanas el tiempo transcurrido y recibe con los brazos abierto esta nueva experiencia: “Me voy con la maleta cargada de historias, aprendizajes y grandes compañeros a emprender un nuevo proyecto apasionante donde tengo mucho que aprender. La pasión del vino en una gran empresa familiar como es Vivanco Cultura de Vino no puede fallar para seguir una divirtiéndose y creciendo. Gracias por estos 6 años y gracias por esta maravilla de bienvenida”.
“Vuelvo a mis orígenes como directora de Viticultura de Bodegas Vivanco. Aquí aprendí lo que era el amor por el viñedo y los valores de una empresa familiar en mi época de estudiante, y regreso, 20 años después, a un proyecto consolidado y referente en el mundo del vino, con más ganas que nunca de divertirme y continuar ayudando a diseñar vinos en el campo”, apunta la ingeniera. Mantiene apuesta firme por la “visión holística del viñedo, aunando los valores propios de Vivanco con su clara apuesta por la ecología, la conservación del paisaje, la biodiversidad y la cultura”.
Y en este viaje que recién ha emprendido le acompaña un completo y profesionalizado equipo para abordar las más de 300 hectáreas de viñedo propio, de las cuales más de 150 están certificadas en agricultura ecológica, repartidas en zonas estratégicas de la denominación, con un amplio catálogo de variedades minoritarias y un claro objetivo de seguir apostando por la digitalización, la regeneración de los suelos y su conocimiento. “Sigo apostando por la figura del viticultor profesional, sin olvidar el reto que supone seguir innovando desde el campo a tú mesa. Tengo en mi cabeza muchos referentes del ecosistema que forma el vino de los que seguir aprendiendo para trasladar todos estos paisajes y terruños dentro de los vinos que elaboramos”.
