El Rioja

Cinco almas femeninas hechas vino para alzar Rioja

Cinco mujeres. Cinco amantes del vino. Cinco enamoradas de su territorio. Cinco figuras para representar el presente de Rioja con la visión de la inquietud, la ambición y la valentía. Bárbara Palacios (Barbarot), Jade Gross (Jade Gross Wines), Ana Benés (GR 99 Viñedos de Paso), Ana Rubio (Marqués de Reinosa) y Carmen Pérez (Bodegas Villota) han protagonizado la primera jornada del ciclo ‘Mujeres del Rioja’ organizada por el CCR (Centro de la Cultura del Rioja), de la mano del Ayuntamiento de Logroño y con la colaboración oficial de la empresa Riojadhesivos y SDi Digital Group. Un encuentro moderado por Natalia Olarte, directora de Viticultura e Innovación del Grupo Vivanco, y Marisa Velilla, miembro del equipo de prescriptores internacionales de Tim Atkin.

Las copas de vino han sido el hilo conductor de la velada de este jueves que ha cubierto el aforo completo de la sala El botellero del CCR. Con Chiguita by Jade Gross 2022 ocupando las mesas como primer vino a catar, su autora ha iniciado esta cata peculiar con un proyecto muy personal. Esta “nómada” natural de Hong Kong y asentada en San Vicente de la Sonsierra ha querido rendir homenaje a las gentes del pueblo que la acogieron hace unos años bajo el mote de “chiguita” con este vino donde se combina la viura de Labastida y San Vicente con el tempranillo blanco del Najerilla. “En mis vinos busco contar mi historia, la de una forastera en Rioja, y con la mirada de quien ha sido también cocinera, lo cual me ha ayudado mucho a la hora de saber catar. No soy enóloga, por lo que cada año aprendo y por eso los vinos cada año cambian. Pero al final siempre busco que cada uno muestre una uva, un suelo y un microclima”.

Los cinco vinos catados durante el encuentro de ‘Mujeres y vino’.

Villota Rosado 2022 ha sido el segundo vino en zarandear entre las copas. El rojo intenso ha iluminado el vidrio con y el olor a piruleta ha recorrido la sala. Graciano que emana de un suelo arcilloso con cantos rodados y garnacha blanca plantada en esas terrazas del meandro del Ebro en Laserna que abrazan el viñedo son las dos uvas que componen este vino de nueva creación. “Cuerpo, finura y una buena posibilidad de envejecimiento” es lo que lo caracterizan. Así lo ha descrito Carmen Pérez, defendiendo lo que considera un auténtico vino gastronómico, fácil de beber y algún que otro elemento sorpresa. En los diez años de trayectoria de la firma Villota, su artífice destaca la unión a esas raíces familiares que siempre ha mantenido intactas.

El tercero de la fila ha llegado desde la otra punta de la DOCa Rioja. Ana Rubio ha sido la encargada de representar a la cooperativa de Autol de la mano de su Marqués de Reinosa Garnacha Tinta en este encuentro de mujeres y vino. Irrumpió hace veinte años en esta casa para desarrollar la parte comercial de la bodega y dar a conocer el potencial de esta zona productora y revalorizar la importancia de aquellos viticultores socios que la hacen posible aportando 1.100 hectáreas en total. “La zona de Yerga es una de nuestras favoritas. De allí es donde obtenemos la uva más equilibrada y los vinos que mejor transmiten la personalidad de nuestro pueblo. Es el caso de esta garnacha que procede de una única parcela”.

De vuelta a San Vicente de la Sonsierra, el proyecto GR 99 Viñedos de Paso ha irrumpido en escena para reflejar el valor de las sinergias, el valor de compartir conocimientos para sacar adelante un proyecto de emociones y sensaciones. Ana Benés junto con Carlos Mendoza dan forma, con un toque de “romanticismo y cordura”, a todo un mundo cambiante como es el mundo del vino. “En la etiqueta queríamos reflejar lo que se ve en la viña, ni más ni menos. Pero luego cambiamos la perspectiva y reflejamos que aquello que te entra por el ojo es lo que vas a catar con la botella”, describe Ana, mostrando orgullo con lo conseguido en estos últimos años: “En un gusto poder vender estas cosas”. En concreto, este vino que ha traído a la cata (el segundo en salir al mercado y reconocido por el iris verdoso, aunque lleva el nombre de Contemplaciones) es cien por cien tempranillo y emana del paraje La Rad de la Sonsierra.

El broche de oro a este encuentro lo ha puesto Bárbara Palacios con su proyecto Barbarot Wines. Desde los Riscos de Bilibio, en Haro, esta enóloga y viticultora de sangre alfareña ha dejado claro cuáles son sus prioridades: su perro y el vino. Y así, siempre en compañía de esas cuatro patas, ha dado luz a una nueva ilusión. Barbarot es el vino que le ha acompañado desde un principio y con el que ha dado valor a la variedad merlot como factor diferencial. “El tanino de Haro y el suelo arcillocalcáreo hace de los vinos de esta zona unos muy finos incluso después de fermentarlos”, reconoce avanzando que ya está enredada en sacar un nuevo vino al mercado. Lecciones rápidas de enología y, sobre todo, de cariño por una tierra, que maridan a la perfección.

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