Será por la tardía emancipación de los jóvenes, porque cada vez cuesta más dinero criar a un hijo o porque vivimos más años y la compañía más fiel al final de la vida suele ser la de un animal, la realidad es que cada vez hay más mascotas entre los riojanos. Con los índices de natalidad en mínimos históricos, el número de animales de compañía en los hogares de la comunidad supera con mucho el de menores de 15 años. La horquilla crece cada año y aumenta la diferencia. ¡Calentad, veterinarios, que salís por los pediatras!
En los últimos datos del Registro de Identificación de Animales de Compañía (RIAC) del Gobierno regional estaban contabilizados un total de 64.663 animales de compañía (perros, gatos y hurones) frente a una población de 43.421 niños menores de 15 años. Y eso teniendo en cuenta que éstos sólo son los animales que están dados de alta, ya que existe un número indeterminado de animales de compañía que no figuran en los registros oficiales a pesar de que la normativa obliga a ello.
Son varios los factores que explican esta tendencia cada vez más creciente a contar en nuestras casas con animales. Por un lado la baja natalidad, una cuestión que no es exclusiva de La Rioja ni siquiera de España, sino de toda Europa, y en la que la figura del hijo es ‘sustituida’ por la de una mascota. Aquí, La Rioja no muestra una tendencia demasiado favorable. En los últimos cinco años la población menor de 15 años ha descendido un 5,8 por ciento. Si en 2018 eran 46.125 los chavales de estas edades que estaban empadronados en La Rioja, en el último padrón la cifra se ha reducido hasta los 43.421.
Y mientras los bebés ni están ni se les espera, los riojanos optan, a cambio, por tener un animal de compañía en cifras que iban en un ascenso imparable hasta la pandemia, que se estancaron (incluso se redujeron algo) en los años del COVID y que de nuevo están empezando a repuntar. De los 63.211 animales de compañía registrados en 2018 se llegó hasta los 65.588 en 2020 para estar en la actualidad en esos 64.663.
Sin duda el animal que es rey de la casa es el perro. En La Rioja están registrados en la actualidad un total de 55.962 canes (o lo que es lo mismo, casi dos veces la población de Calahorra). En cueanto a gatos -al menos los registrados oficialmente- la cifra es mucho menor: un total de 8.012 están contabilizados en el RIAC. El otro animal de compañía que tiene registro propio son los hurones. Un total de 689 hay en La Rioja oficialmente a día de hoy, la mayoría de ellos en el mundo rural, quizás por aquello de su utilización para la caza.
Por poblaciones, como no podía ser de otro modo, Logroño está en el número 1 del ranking con 16.980 perros, 4.916 gatos y 151 hurones. La clasificación continúa con Calahorra (3.555), Arnedo (2.442), Alfaro (2.070) y Lardero (2.034). Eso sí, hay municipios, concretamente ocho, en los que incluso hay más perros que habitantes.
Y es que no hay pueblo en La Rioja en el que no haya, al menos, un perro. Sí que hay algunos que lo tienen complicado para tener compañero de juegos. Es el caso de Hornillos, Navajún y Zarzosa ,que cuentan con un único perro en sus calles.
En lo que se refiere a gatos, Logroño (4.916) y Calahorra (538) vuelven a encabezar el ranking seguidos por Lardero (419), Villamediana (391) y Arnedo (171).
En tanto con los hurones las cosas cambian. Si Logroño sigue siendo quien se lleva la palma con 151 animales, destacan los 70 registrados en Cenicero, los 35 de Haro, los 31 de Nájera y los 29 de Fuenmayor, demostrando que este animal es más habitual en los municipios de La Rioja Alta.
Algunos expertos sugieren que esta creciente preferencia por las mascotas podría estar vinculada también a diversos factores, entre ellos el cambio en las dinámicas laborales y sociales. Las mascotas ofrecen un vínculo afectivo constante sin las complicaciones y responsabilidades asociadas con la crianza de hijos. Una forma de llenar el vacío afectivo sin comprometerse con las complejidades de la maternidad y la paternidad.
A todo esto hay que sumar el aumento en la longevidad también de las mascotas gracias a los avances en cuidados veterinarios. Los animales de compañía se han convertido en compañeros de vida que crecen junto a sus dueños, ofreciendo una estabilidad y continuidad emocional.
