La Rioja

El cinturón logroñés gana más de 15.000 habitantes en los últimos veinte años

Están de moda. En los últimos años, los municipios del llamado ‘cinturón’ de Logroño han experimentado un notable crecimiento demográfico, marcando un cambio significativo en la dinámica poblacional. Este fenómeno no solo refleja la vitalidad económica de la capital riojana, sino también la atracción que ejerce sobre los municipios circundantes. En los últimos veinte años la población total de estos municipios se ha incrementado en más de quince mil habitantes.

Han sido un total de 15.445 los riojanos que han optado por vivir en estos municipios que circundan la capital, un incremento que sigue vigente a día de hoy. Y es que en el último año registrado -según el INE de 1 de enero de 2023- han aumentado en 904 vecinos. Liderados especialmente por Villamediana y Lardero, pero con incrementos en prácticamente la totalidad de ellos; el único que ha perdido población en el último año ha sido Cenicero, con seis vecinos menos que en el ejercicio anterior.

Diversos factores han contribuido al aumento demográfico en los municipios cercanos a Logroño. En primer lugar, el auge económico experimentado por la capital regional ha generado empleo y oportunidades laborales, atrayendo a trabajadores de diversas localidades en busca de mejores perspectivas profesionales. Asimismo, la infraestructura de transporte ha mejorado, facilitando la movilidad y haciendo que vivir en las afueras sea más accesible para aquellos que trabajan en Logroño.

Este crecimiento poblacional ha impulsado el desarrollo urbano en los municipios periféricos, con la construcción de nuevas viviendas y la expansión de las infraestructuras necesarias. Este fenómeno ha llevado a una mayor demanda de suelo y ha generado un aumento en el sector de la construcción, así como en actividades comerciales asociadas al bienestar de una población en crecimiento.

Villamediana, por encima de los 9.000 habitantes

“Ahora se está construyendo mucha vivienda unifamiliar en Villamediana”. Rubén Gutiérrez es alcalde del municipio y valora positivamente un incremento de población que no cesa. Aunque los datos oficiales del INE se remontan a 1 de enero de 2023, él tiene los datos de este año. “En el padrón del municipio en este 2023 hemos vuelto a crecer en población”, relata atestiguando que éste se ha incrementado en más de 300 personas en este último año. Así, ya son 9.300 los vecinos de la localidad.

Este incremento supone un reto para la Administración local. “Por mucho que hagas previsiones, la tendencia poblacional siempre es más de la esperada y eso supone mucho trabajo en seguir manteniendo y mejorando los servicios; hay que estar redimensionándolos constantemente”. Más contenedores, más zonas de esparcimiento, aumentar los servicios que el municipio presta… “La mayoría de los nuevos vecinos que vienen son gente joven dispuesta a crear una familia, lo que supone muchos más servicios”, asegura. Ejemplifica con el colegio:”Se hizo una ampliación del centro en 2021 y ya estamos otra vez a tope de niños por eso estamos trabajando en una nueva ampliación”.

Además son muchas las previsiones de mejora para los próximos años. “El crecimiento de la población ha hecho que además se creen nuevas industrias en la zona, el polígono de Villamediana es uno de los más caros porque las previsiones son muy buenas, aún más cuando esté terminada la salida de la autopista”.

Si ponemos la mirada más atrás, Villamediana no ha dejado de crecer en las dos últimas décadas. El municipio casi se ha triplicado en los últimos 20 años con seis mil vecinos más desde el año 2004.

A pesar de los retos que supone, el crecimiento poblacional también trae consigo beneficios económicos. “Cada vez recibimos más de la administración regional y estatal por aumentar nuestra población, además se recauda más en impuestos municipales y tasas que nos permite seguir trabajando en mejorar todos esos servicios”.

Para Gutiérrez que muchos riojanos elijan Villamediana para vivir tiene varias claves. “La primera es que es un municipio en el que vive mucha gente joven y eso hace que sea muy dinámico, además está, sin duda, la cercanía con Logroño y que los precios de la vivienda son más asequibles que en la capital, pero también creo que mucha gente valora la tranquilidad de vivir en un pueblo con respecto al ajetreo que hay en la ciudad, incluso la llegada de familias jóvenes también arrastran a los abuelos a optar por vivir en Villamediana”.

Aunque el aumento demográfico conlleva beneficios económicos y desarrollo, también plantea desafíos significativos. La presión sobre los servicios públicos, como la educación y la salud, se ha intensificado, requiriendo una planificación cuidadosa por parte de las autoridades locales para garantizar una calidad de vida sostenible para la población en crecimiento. Además, el equilibrio entre el desarrollo urbano y la preservación del entorno natural se vuelve crucial para evitar problemas ambientales y garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

Lardero tampoco deja de crecer

El otro municipio que encabeza el crecimiento del ‘cinturón’ logroñés es Lardero. Más de 5.600 vecinos en los últimos veinte años, la localidad cuenta ya con 11.321 vecinos en su padrón (a fecha 1 de enero de 2023). El doble que hace veinte años. El crecimiento ha sido exponencial con casi un millar de nuevos residentes en los últimos cinco años.

Su alcaldesa, Isabel Barceló, también entiende la situación como un reto para el municipio. “Es una carrera sin fondo porque el crecimiento es enorme cada año y eso obliga al consistorio a invertir en calles, urbanizaciones, alumbrado, en servicio de recogida de basuras…”.

“Es verdad que muchos servicios los compartimos con Logroño, mucha gente vive aquí pero lleva a los niños a los colegios de la capital y eso hace que no tengamos problemas con las plazas en la guardería o en los colegios o el centro joven que son los servicios más demandados al ser una población joven la que está viniendo a vivir”. Así pone el ejemplo del consultorio médico. “Muchos están aquí en el consultorio y otros los compartimos con La Guindalera”.

Los precios de la vivienda per también “la tranquilidad con la que se vive aquí que aún tiene la esencia de pueblo”, son algunas de las razones que entiende la alcaldesa que ofrece el municipio a la hora de elegirlo como lugar de residencia.

Tendencias similares en el resto de municipios

Con menos incidencia que los dos primeros casos se encuentran Albelda, Navarrete, Fuenmayor, Entrena, Alberite, Agoncillo o Murillo. Con tímidos incrementos en el último año, la tendencia de las últimas dos décadas es similar. Todos ellos han crecido entre los 300 y los 500 vecinos en dos décadas. Un incremento que fue más relevante en los primeros años de siglo y que se ralentizó con los coletazos de la crisis de 2008 y que ha vuelto a reactivarse en los últimos cinco años.

Alberite es un claro ejemplo de esta tendencia. Con un padrón que ha aumentado en 398 vecinos en las últimas dos décadas, el municipio creció de forma continuada hasta 2011 y después llegaron años en los que incluso llegó a perder población. A partir de la pandemia no ha dejado de crecer con 206 vecinos más en los últimos cinco años.

Albelda, sin embargo, ha mantenido crecimiento constante a lo largo de los años. Una década lleva sin dejar de crecer: en los últimos diez años su padrón ha pasado de los 3.269 a los 3.738 habitantes. Fuenmayor también ha sufrido vaivenes de población. Creció de forma intensa hasta 2009 y se mantuvo de forma plana hasta 2020, desde entonces el crecimiento de población ha sido constante. Y si hablamos de constancia, Ribafrecha es uno de los pocos municipios de la zona que prácticamente se encuentra en la misma situación que hace dos décadas, rondando siempre los mil habitantes.

Navarrete, sin embargo, creció de manera intensa hasta 2013 y desde entonces el ascenso poblacional aunque constante se ha ralentizado, pero ha conseguido consolidarse en los más de tres mil habitantes. Mientras, Entrena no ha dejado de crecer. Lo ha hecho de forma tímida pero sin pausa durante años hasta igualarse a Murillo, un municipio históricamente con una población superior. Esta pequeña localidad tuvo un crecimiento poblacional enorme hasta 2011, especialmente los primeros años de siglo, después fue perdiendo población hasta 2019 desde cuando ha tenido un repunte de vecinos dispuestos a vivir allí.

Uno de los casos curiosos en el sentido positivo es el de Nalda. Con una tendencia plana en el incremento de vecinos, llegó en años incluso a perder población, pero desde 2018 ha tenido un aumento imparable superando a municipios como Ribafrecha o incluso Agoncillo, que hasta hace unos años la habían superado siempre en número de vecinos.

Al otro lado se encuentra Cenicero. Es el único municipio del área metropolitana que pierde habitantes en los últimos datos registrados. No son muchos, algo menos de una decena. El crecimiento registrado hasta 2008 se paralizó con la llegada de la crisis. Con ligeras pérdidas y ganancias de población, el saldo tras la pandemia vuelve a ser negativo.

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