Agricultura

El cardo, la verdura estrella de Navidad que desaparece del campo riojano

El cardo, la verdura estrella de Navidad que desaparece del campo riojano

Unos cardos plantados en una huerta privada, para autoconsumo.

Pocas son las casas en las que no entrará un buen cardo para celebrar la Nochebuena, aunque no todas contarán con un producto riojano, de un cultivo tradicional y limpiado a mano. La tradición que se estilaba antaño, pero que cada año que pasa va perdiendo seguidores. Los tiempos cambian y los hábitos también, por lo que no todo el mundo está dispuesto a pasar horas preparando un cardo y opta, mayormente, por comprar el producto ya embotado.

Es por eso que el cardo para industria ha ido desplazando al cultivo tradicional y apenas queda superficie en La Rioja destinada a esta verdura. Hace tres décadas había 145 hectáreas cultivadas en la región, pero actualmente los registros indican cómo este manjar de invierno apenas supera la treintena. Y sigue bajando. En Calahorra, asegura el gerente de la Cooperativa El Raso, Salvador García, apenas queda un productor dedicado al cardo, pero centrado mayormente en el cultivo de fábrica, lo que hace que aumente el rendimiento pese a perder superficie. “Sí trae algún cardo que otro para venderlo en mercado, pero es algo puntual. El cardo como se conocía ya pasó a la historia”.

Coincide con este pensamiento Javier Sarramián, quien recuerda cómo antiguamente se vendían paléts llenos de cardos cultivados en La Rioja. “Es que ya es incluso complicado encontrar alguna finca de cardos porque todo lo que se planta es bajo un tipo de contrato con la empresa conservera en el que se fija el número de plantas a poner e incluso hasta el precio. Así que lo que es el cardo local que conocemos por nuestros abuelos y padres está desapareciendo y con ello la agricultura de los pueblos más tradicional”, remarca.

Él gestiona una explotación hortícola profesional en El Cortijo, pero asegura que solo pone algún cardo que otro para venderlos en el puesto de la Plaza de Abastos donde su mujer despacha a la clientela. “Ni siquiera los vendemos a la tiendas que vienen a Mercarioja, de donde se abastecen mayormente de zonas de La Rioja Baja y la ribera navarra”.

Así mientras muchos de estos cardos que se degustarán en la cena de Nochebuena y la comida de Navidad vendrán de la vecina Navarra y otras fábricas, otra pequeña partida procederá de las huertas privadas que los más apasionados de la hortaliza aún mantienen en pie con ese puñado de cardos para degustar en invierno como autoconsumo.

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