El Rioja

El camino del viñedo al vino en Viña Lanciano: informe de vendimia

Foto: Bodegas LAN

Con los depósitos llenos y las tolvas completamente limpias hasta la próxima campaña, Bodegas LAN hace balance de la vendimia 2023 con el olor a vino recorriendo cada sala y pasillo de estas instalaciones. El ruido de las prensas ha dado paso a la quietud de las fermentaciones después de una cosecha que ha dado y dará que hablar porque ni ha sido sencilla ni ha sido corta. Emociones a flor de piel y mucho trabajo para salir ilesos de esta “campaña muy técnica que necesitará el mejor hacer en bodega para mantener la calidad de la principal región vitivinícola del país”.

Viña Lanciano dio el pistoletazo de salida de la vendimia un 31 de agosto con su tempranillo tinto que se presentaba con una buena sanidad y madurez en el momento de recogida. Pero apenas dos días después de echar los cestos a la viña hubo que parar por las fuertes lluvias que aparecieron de repente. “El tempranillo en Viña Lanciano siempre marca el inicio de vendimia de la zona, pero aun así ha sido un año muy temprano debido a la ola de calor que dejó unas altas temperaturas que marcaron el final de agosto, llegando a los 41,6 grados el 23 de agosto y con mínimas durante las noches que superaron los 22 grados. Esto hizo mella en algunos viñedos de Rioja, pues abrasó hojas y granos. En nuestro caso, aceleró la madurez y supuso un adelanto de la vendimia”, explican dese la bodega de Fuenmayor.

Foto: Bodegas LAN

El balance generalizado es el de una vendimia heterogénea, con interrupciones y altibajos. “Una vendimia de mucho control para hacer un seguimiento más exhaustivo de la sanidad tanto en Viña Lanciano como en las fincas de todos los proveedores de la bodega con parcelas en Rioja Alta y Rioja Alavesa, repartidas entre Haro, Villalba de Rioja, San Vicente de la Sonsierra, Foncea, Briones, Cenicero, Fuenmayor, El Cortijo, Viñaspre y Laguardia”. Un perfecto engranaje funcionando al milímetro para que ninguna pieza se saliera de su carril. Y así hasta el pasado 8 de octubre, cuando LAN puso fina la vendimia 2023.

“Nuestra filosofía es que la enología comienza en la viticultura y esto lo ampliamos también a todos nuestros proveedores, pues estamos con ellos desde el inicio del verano, intercambiando información y, seguido, muestreando y recorriendo las viñas para así sacar el máximo potencial de cada una. Además, se marca con ellos unas fechas de vendimia dependiendo de cómo evolucionen sus parcelas y de los análisis de madurez que realizamos. De esta forma, se marca ya una diferenciación entre terruños, alturas y variedades. Y una vez la uva está ya en bodega la diferenciación también se hace en los depósitos, separando por parcela y por proveedor para realizar tanto la fermentación alcohólica como la maloláctica”.

Bodegas LAN ha elaborado un total de 2.450.000 kilos de uva procedente de Viña Lanciano y de sus proveedores históricos y las sensaciones son muy buenas en cuanto a los parámetros obtenidos: “Al contrario que el año pasado, este verano el calor no ha producido una bajada en la acidez tan marcada, por lo que hemos logrado un muy buen equilibrio de acidez-grado. A día de hoy, algunos vinos aún están acabando la fermentación maloláctica tanto en depósito como en las barricas que serán futuros Xtreme, Lanciano, Lan a mano y Culmen, pero ya se han ido haciendo catas del vino en rama y el resultado es una cosecha muy prometedora”.

Foto: Bodegas LAN

Una vendimia mirando al cielo

A aguas pasadas, el análisis de la climatología de este ciclo vegetativo de la vid desde finales de 2022 es fundamental para entender el desarrollo final de la uva. De un otoño cálido y con unas precipitaciones más bien ligeras y por debajo de la media de los últimos años, a una primavera más calurosa y seca, especialmente al final de la temporada. El verano continuó en la misma línea de tendencia, con altas temperaturas, noches tropicales y un clima seco que una vez más volvieron a acelerar el comienzo de campaña.

Pero este verano también estuvo marcado por los episodios de tormentas que descargaron con más intensidad en la mitad oriental de la región dejando a su paso daños en los cultivos. Lluvias que también determinaron el curso de la propia vendimia porque en septiembre se acumularon 68 mm, tres veces más que la media de los últimos años en este periodo, lo que lo convierte en “el inicio de septiembre más lluvioso de los últimos siete años, llegando a recoger en algunos puntos de la región 60 litros en 48 horas”. Y, cómo no, con la botrytis amenazando en cada valle. Retos y obstáculos que una vez más se han superado con buena nota. Todo sea por cumplir con la calidad reconocida de esta histórica región vitivinícola.

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