La Rioja

La familia Espartero vuelve a cobrar vida en el Museo de La Rioja

La compañía riojana Sapo Producciones propone los sábados y domingos del 11 de noviembre al 17 de diciembre catorce sesiones de sus rutas teatralizadas en el Museo de La Rioja con un contenido “gamberro, pero sin perder rigor histórico”.

Así lo ha detallado este lunes en declaraciones a los periodistas el codirector de la compañía, Martín Nalda, junto al director general de Cultura del Gobierno de La Rioja, Roberto Iturriaga.

Las rutas ‘El Espartero, su mujer y otras cosas que exponer’, de unos 80 minutos de duración, se celebran a las 12:00 horas con un aforo limitado a 30 personas, ha precisado Iturriaga, quien ha recordado que las entradas se agotan en apenas 24 horas.

Los asistentes pueden disfrutar de una experiencia cultural “única”, en la que de manera lúdica y educativa, conocen el edificio histórico en el que se ubica el Museo de La Rioja, ha precisado el director general.

En esta actividad, ha explicado Martín, no se trata solo de una ruta con “un juglarillo que enseña el museo”, ya que participan más de una docena de personajes caracterizados de época. Así, además de disfrutar de un espectáculo teatral, los asistentes pueden conocer la historia de La Rioja y del arte que contiene el museo, donde nació María Jacinta Martínez de Sicilia, esposa del general y político Baldomero Espartero.

FOTO: Fernando Díaz (RIOJAPRESS).

Ha recordado que esta mujer, duquesa de la Victoria, no volvió al edificio que actualmente alberga el Museo de La Rioja hasta después de su boda, tras pasar tres meses de viaje de novios en París, donde adquirió numeroso vestuario.

Otros de los personajes que aparecen en la ruta es una mujer aristócrata que viene a conocer desde Romalas vajillas de Tritium Magallum (Tricio), que eran famosas en todo el imperio; y una virgen barroca que echa mucho de menos su altar, ubicado en el museo.

Nalda ha precisado que esta actividad está dirigida al público familiar y, tanto niños de 5 años, como adolescentes, se lo pasan bien porque se divierten y encuentran “muchas sorpresas”.

“Nosotros jugamos mucho con el público, que disfruta mucho, y a pesar de que los espectadores están tan acostumbrados ya a ver efectos especiales en el cine, de repente, se encuentran con un actor hablándoles y mirándoles a los ojos: flipan, se sorprenden y entran en el juego”, ha relatado.

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