El Rioja

López-Linares proyecta sobre el vino de Rioja su ojo de documentalista

José Luis López-Linares es un privilegiado. Lo sabe y cree que “no lo merece” porque no solo trabaja en lo que le gusta sino que además ha logrado obtener el reconocimiento del público con un género, el documental, que va ganando adeptos.

Asiduo desde hace años al festival de cine de Valladolid, este domingo estrena una incursión por el mundo del vino para dar protagonismo a los caldos de Rioja, “La tierra de los mil vinos”, título de esta reflexión sobre la viticultura con el paisaje, gentes y tradición como telón de fondo.

Seminci es uno de sus festivales “favoritos” porque ha podido presentar varios de sus trabajos, tanto como director de documentales como en su faceta de director de fotografía en cine de ficción, ha explicado en una entrevista con la Agencia EFE.

López-Linares (Madrid, 1955) llega a esta cita tras haber convertido “España, la primera globalización” (2021) en el documental más visto en España, que tendrá continuidad con “Hispanoamérica”, ya en proceso de montaje, y que se estrenará en la primavera de 2024 porque su inquietud y su pasión por lo que hace no le permite parar.

Considera que presentar este trabajo sobre los vinos de Rioja en Valladolid “es poner una pica en Flandes”, al estrenarlo “en tierra de vinos de otras denominaciones”, lo que considera que “igual no hubiera sido posible llevarlo a cabo en otro lugar”, porque “no todos tienen la generosidad de Castilla, que ha sido proverbial en todo”.

Al centrar su dedicación en los documentales “se aparcan las alfombras rojas” y, por tanto, “tener éxito o no resulta indiferente, ya que lo que importa es poder hacer lo que gusta y lo que se quiere, sin otros condicionantes”, ha reflexionado.

Pero si hay algo que le motiva y emociona, cuando alguno de sus trabajos obtiene el beneplácito de los espectadores, es el agradecimiento con su asistencia a los cines, la entrega a un director que acumula más de cuarenta documentales a lo largo de su trayectoria profesional.

Y quizá ahora, este género, se ha hecho con un destacado lugar en el ámbito cinematográfico gracias también a las nuevas plataformas digitales, “pero hasta hace no mucho había que evitar poner la etiqueta de documental para tratar de que la gente lo viera y no saliera huyendo”, ha recordado.

“Ahora se hacen noventa o cien documentales al año, por lo que sí hay demanda. Es cierto que las plataformas emiten muchos pero son más truculentos o comerciales y a mí eso no me interesa. Lo bueno es que el espectador se acostumbre a verlos y, en este sentido, es bueno que haya más oferta”, ha comentado.

De hecho, cuando en 1996 realizó “Asaltar los cielos”, cuyo éxito reafirmó su deseo de dedicarse al género, sus amigos productores pensaban que “era un disparate”, ya que en esa época apenas proliferaban pero su empeño ha obtenido recompensa con numerosos premios y excelentes valoraciones en diferentes festivales.

Entre esos galardones, destaca el Goya a la Mejor Película Documental que recibió en 2004 por “Un instante en la vida ajena”.

Comenzó su incursión en el cine de la mano de la productora de Elías Querejeta, lo que define como “una gran suerte” porque “fue mejor que una universidad o una escuela de cine, ya que se hacía de todo un poco y se ayudaba en todo”, y eso le aportó muchas herramientas para proyectar su futuro.

Ese futuro lo eligió en forma de documental “porque cada proyecto se realiza día a día sin que se sepa cómo va a acabar”, y se van resolviendo “durante el montaje”, ya que durante los rodajes reinicia constantemente: “es un aprendizaje”, ha recalcado.

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En este sentido, López-Linares ha admitido que no es un experto en los temas que analiza en sus trabajos, “ni de historia, ni de vinos, ni de arte”, pero son precisamente esas enseñanzas que recibe en el proceso lo que trata de transmitir al público. Y, seguramente, esa honestidad en sus películas es lo que le ha procurado una buena respuesta del mismo, ha analizado.

Con ella se ha vuelto a mostrar en la Seminci, para convertir “Rioja, la tierra de los mil vinos” en una incursión a esta denominación, al trabajo de sus viticultores, a las diferentes maneras de producir sus caldos, a la mezcla entre grandes bodegas centenarias y nuevas generaciones de productores.

Tiene pendiente “hacer algo en Ribera”, puesto que “es otra de las grandes zonas vitivinícolas de España”, lo que servirá para seguir “haciendo patria” y para seguir presumiendo de un país de gran riqueza histórica, patrimonial, turística o cultural en sus trabajos, puesto que todos tienen, como denominador común, su país.

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