Entrevista

Javier Núñez (La Palmosilla): “Busco la profundidad en la embestida de mis toros”

Javier Núñez Álvarez (Madrid, 1974) acaba de desembarcar en los corrales de La Ribera los toros de La Palmosilla que saltarán este jueves a la arena de La Ribera. Llega con la vitola triunfante que sólo Pamplona es capaz de otorgarle a un ganadero. Importantes triunfos en los‘sanfermines de 2019 y 2022 hacen de La Palmosilla una divisa ilusionante y apetecible a partes iguales. Vio sus primeros toros en Haro y hoy lucha por conseguir la profundidad en la embestida allá por los campos de Tarifa.

– La Palmosilla debuta este jueves en Logroño, pero ¿qué es exactamente La Palmosilla?

– Es un proyecto familiar y también la culminación de la afición a los toros de mi padre. Si bien es cierto que mi familia siempre fue ganadera, La Palmosilla, tal y como la entendemos desde que apostamos por toros Juan Pedro Domecq y José Luis Osborne, vía Núñez del Cuvillo, es un hierro demasiado joven aún pese a contar con 20 años de historia.

– ¿Con qué toros llega La Palmosilla a Logroño?

– Los toros que inicialmente se habían señalado para Logroño han sufrido alguna modificación. Dos toros que nos gustaban muchos se han peleado los últimos días y no han podido recuperarse a tiempo de las lesiones que se han provocado. Traemos un encierro equilibrado, muy bien preparado y muy abierto de sementales, lo que asegura la variedad en el juego de los toros. Tenemos mucha confianza puesta esta corrida de toros.

– ¿Qué busca Javier Núñez en un toro?

– La profundidad por encima de todo. Una embestida en curva que siempre vaya a más; que la segunda embestida sea mejor que la primera, la tercera que la segunda y que la cuarta ya sea cumbre. En una palabra, buscamos una bravura enclasada y que no siempre logramos conseguir.

 

Toros de La Palmosilla.

– Hay ganaderías comerciales que han experimentado una evolución asombrosa en las últimas temporadas, incluso superando en transmisión a ganaderías denominadas toristas.

– A mí no me gustan ese tipo de etiquetas. Yo siempre digo que hay dos tipos de toros: los que quieren coger los engaños y los que no. Entre los que no los quieren coger, los hay con más emoción, porque dentro de que todos los toros tienen su peligro, hay toros que tienen más acentuadas unas cualidades que las hacen más transmisibles hacia el público, como puede ser el genio o la falta de humillación. Realmente, yo creo que lo que verdaderamente transmite hoy emoción en un toro es la profundidad en su embestida.

– Sabrá que, en Logroño, pese a ser plaza de segunda categoría, se exigen dos entradas al caballo de picar.

– Sí, sí. Es algo que también ocurre en Albacete, que también es de segunda categoría, y eso es algo que en la práctica hace que estas dos plazas sean de primera. Para nosotros, lidiar donde se le exige al toro dos entradas al caballo es un aliciente más. De hecho, estamos acostumbrados a ese nivel de exigencia.

– La Palmosilla es sinónimo de San Fermín; ¿cómo se consigue empezar a lidiar en Pamplona?

– Es una feria muy difícil porque no todas las ganaderías tienen toros con el trapío que allí se exige. El toro de Pamplona viene a poder representar un 10 o un 15 por ciento de la camada. A partir de ahí, una vez que se tienen toros con ese trapío, hace falta que te reclamen y que se haya conseguido generar el interés necesario por querer que vean tus toros. Nosotros caímos en 2019 con buen pie y espero mantenerme anunciado en San Fermín durante mucho tiempo

– Daniel Luque, Emilio De Justo y Leo Valadez, un cartel con muchos atractivos.

– Es un cartel que a mí me encanta. Daniel Luque es ahora mismo es el torero más en forma hoy del escalafón. Ha vuelto del grave percance que sufrió a principios de agosto como si nada y atraviesa uno de los momentos más pletóricos de su carrera. Emilio De Justo es un torero muy recuperado ya de su gravísima cogida en Madrid y desde hace unas semanas lleva encadenando triunfos importantes se le ve con mucha más soltura.

Emilio de Justo, en la tercera de feria de San Mateo de 2021. | FOTO: Eduardo del Campo.

Leo Valadez es la gran esperanza del toreo mejicano, tiene mucha variedad y está muy fácil en la cara del toro. A nada que le ayude un toro, puede dar una muy buena tarde de toros.

– ¿Cómo está el campo? Los profesionales dicen que no hay muchos toros en las fincas.

– Los efectos de la pandemia se van a a empezar a notar a partir del año que viene, que es cuando se va a lidiar el toro que nació en el año del COVID. Hubo muchas ganaderías que tuvieron que reducir las camadas para adaptarlas a la capacidad real de las fincas. Mi camada para el año que viene es más numerosa, pero noto esa falta de toros porque muchas empresas ya están reservando toros para el año que viene.

Que falten toros nunca es malo porque ayuda a revalorizar a un animal que vale hoy lo mismo que hace 30 años. La pandemia fue durísima porque estuvimos dos años sin ingresos, pero a largo plazo será positiva porque nos permitió probar toros en casa y mejorar la nómina de semanales. De hecho, esa mejoría ya se está notando como me decías antes. No hace mucho, solo había 4 ó 5 ganaderías en un buen momento y ahora hay 25 ó 30 ganaderías lidiando toros muy importantes.

– Me hablaba de la pandemia del coronavirus, pero ahora están sufriendo la pandemia de los costes.

– El campo, no sólo el bravo sino también la agricultura, está viviendo momentos asfixiantes. Se ha anulado la rentabilidad de las explotaciones y en estos momentos cubrir gastos ya es un éxito. Ganarles dinero a los animales o a las cosechas es una utopía. Los condicionantes de este desastre son varios. Por un lado, el alza costes de las materias primas y también los de los costes laborales y sanitarios. Y por otro, la desidia del sector público, que cada vez nos ahoga más y ya no nos queda de dónde exprimirnos.

Las políticas agrarias y ganaderas actuales perjudican a los productores europeos a la vez que benefician a los de terceros países que, para colmo no cumplen ni de lejos las exigencias que se nos requieren a nosotros. De todo ello, nace una competencia desleal en aras de un globalismo equivocado como pudo comprobarse durante la pandemia, ya que las economías sin un sector primario fuerte sufren mucho como más en tiempos difíciles.

– Le adivino un tanto revolucionario.

– No. Entiendo que hay que cambiar muchas cosas de la Fiesta, pero sin perder la esencia. Hablo de cambios de gestión por parte de empresarios, toreros y ganaderos. La ganadería brava tiene que dejar de una vez de ser es aquello secreto y oculto que fue. Los ganaderos tenemos que ser dinamizadores del turismo y dar a conocer nuestra actividad. Los toreros tienen que superar esa barrera de gueto y hacerse más visibles en la vida pública y las empresas tienen que modernizarse y no dejar solo en manos de las figuras la responsabilidad de atraer público a las plazas.

El espectáculo de los toros hoy necesita más dinamismo y que nadie que sea aficionado se quede sin ir a una plaza de toros por no tener dinero. Yo siempre digo que la entrada más cara es la que no se vende. El cemento que hoy se ve en muchas plazas de toros debería de estar a disposición de los aficionados con menos recursos.

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