Comenzó la feria taurina de San Mateo con el festejo de rejones, que vino a poner de manifiesto que esta fórmula ha quedado obsoleta y pasada de moda. Apenas media entrada. Hubo tiempos que el toreo a caballo, en Logroño, ponía a funcionar la reventa. En fin. Ahí queda la evidencia. Que no sea por no avisarlo.
El caso es que la corrida de Fermin Bojórquez tampoco vino a propiciar un espectáculo mejor del que se preveía. Pasada de kilos en unos casos, de edad en otros y sin cuajo y remate en casi todos. Algo más que despuntada.
Cuando Pablo Hermoso se anuncia en Logroño, que es siempre, no actúa Diego Ventura, que es el rejoneador que todo aficionado quiere ver. El mayor de los Hermoso ha anunciado su retirada para finales de 2024; veremos si entonces Diego Ventura marca en el gps de su camión la dirección de La Ribera.
Dicho lo cual, lo más destacado de Pablo Hermoso en la que puede ser su penúltima tarde en La Ribera llegó en el cuarto. Fue a partir de una vuelta al ruedo completa a lomos de Navegante, templando las embestidas y también provocando éstas al manejable toro de Bohórquez. Los giros y las piruetas en la cara después de clavar banderillas, ya a lomos de Malbec, dejándose llegar al toro hasta la montura terminaron de encender a la paciente afición logroñesa. Hubo un último giro en la cara del toro en el que Malbec pareció como arrodillarse. Terminó dejando dos banderillas cortas con Nilton, pinchó y clavó un rejón de muerte arriba y como en dos tiempos. Paseó una oreja.
No había terminado de fijar la embestida de su primer enemigo Pablo Hermoso montando a Alquimista, que el hondo toro de Bohórquez ya había perdido prácticamente todo el tranco y todo el fuelle. Aquella falta de fuerza se hizo patente en aquel trote cansino y aquella acometividad casi siempre distraída. Ni Talento, ni Navegante, ni Nilton consiguieron contagiar su chispa a un toro que careció de la más mínima transmisión.
Complicada papeleta tuvo que solventar Sergio Domínguez en su primero, un toro que se emplazó en los medios y embistió con brusquedad y a arreones las pocas veces que lo hizo.
No fue hasta que dejó un par a dos manos montando a Litri cuando terminó de romper para bien su faena. Llegó este punto de inflexión un tanto tarde, pues a la hora de dejar las cortas, el de Bohórquez pareció querer echarse en un par de ocasiones. Un rejón arriba y un golpe de descabello le permitieron al de Calahorra pasear el primer trofeo de la tarde.
Más deslucido resultó el quinto. Sergio Dominguez se lució con varios alardes de doma lejos de la cara del toro y lo más vistoso de su faena fueron los saltos montando a Natural a la hora de los cites y la elasticidad de Pantera, con quien ofreció los pechos del caballo y colocó el hocico a escasos centímetros de la testuz del toro. Dejó seis banderillas en una faena larga y un tanto monótona.
Llegó lo mejor de la tarde en el sexto. Desde el primer rejón de castigo nada más salir el toro de chiqueros, a modo de portagayola, y continuó en el tercio de banderillas, cuando Guillermo, montando a Ecuador dejó palos realizando quiebros de gran pureza y verdad en la cara de su oponente. Fue la obra de mayor continuidad y ritmo de la tarde, que no era mucho pedir para entonces. La faena de Guillermo estuvo ahora presidida por el temple, dejándose llegar mucho a su oponente. Las cortas a dos maños volvieron a poner en pie al respetable.
Pinchó y dejó medio rejón de efecto fulminante. A poco estuvo de ser premiado con el doble trofeo. Más deslucido resultó el tercero, que salió muy parado y distraído. El segundo rejón de castigo imprimió ritmo en las embestidas del de Bohórquez, que Guillermo paró en los medios. La flexibilidad de Berlín, un par a dos manos montando a Esencial y el acierto con el rejón de muerte le sirvieron al de Estella para cortar una oreja.
Y nada, que cada vez quedan menos ganas de volver al tradicional festejo de rejones. Necesita una vuelta de tuerca. O dos. Ahora mismo, es muy flojo.
Plaza de toros de La Ribera. Primera de la feria de San Mateo.
Toros para rejones de Fermín Bohórquez, excesivamente despuntados, desiguales de presentación y deslucidos en líneas generales. Los mejores fueron los lidiados en cuarto y sexto lugar.
Pablo Hermoso de Mendoza: silencio y oreja.
Sergio Domínguez: oreja y oreja.
Guillermo Hermoso de Mendoza: oreja y oreja.
Debutó como presidente en La Ribera Jaime Fernández Remis.