Entrevista

Victorino: “Vivimos con inquisidores que quieren acabar con los discrepantes”

Sin que haya dado comienzo la feria taurina de San Mateo, Victorino Martín García ya ha pasado por Logroño. El ganadero y presidente de la Fundación del Toro de Lidia hizo este jueves las veces de pregonero del Club Taurino Logroñés para anunciar la llegada de días de toros a nuestra ciudad. Y eso fue lo malo, que anunció toros, pero no los suyos.

Victorino Martín habló de historia, de cultura, de ritos, de tauromaquias ancestrales, de su paso por La Rioja como novillero, de su trayectoria ganadera a orillas del Ebro y de lo querido que siempre se ha sentido en nuestra tierra. Fue un pregón sutil, medido, emocionante, agradecido y muy trabajado. Si, como dicen, los toros se parecen a su criador, imagínense un ‘victorino’ hecho literatura. Pues eso.

– Nos visita Victorino Martín como pregonero del Club Taurino Logroñés y no como ganadero, que sería lo verdaderamente deseable, ¿sabe? Se echa mucho de menos la presencia de sus toros en La Ribera.

– Victorino Martín volverá a Logroño. Eso es seguro. ¿Cuándo? Pues no lo sé, pero volveremos. Tampoco es que hayamos venido de manera ininterrumpida siempre. La vez en la que más ‘sanmateos’ consecutivos estuvimos anunciados fue entre el 76 y el 83. En Logroño hemos lidiado 24 tardes y es un sitio donde nos sentimos muy queridos y valorados. Cuando se nos vuelva a llamar y tengamos una corrida para Logroño, te aseguro que volveremos a lidiar en La Ribera.

– A Bilbao no fueron este año. Sorprendió mucho esa ausencia fija en el calendario.

– No se nos llamó esta vez. Y eso que teníamos toros para Bilbao.

– Parece como si últimamente las ganaderías toristas hubieran pasado a un segundo plano en las ferias o incluso a no tener sitio en carteles donde siempre había sitio para dos encierros de los denominados duros.

– Depende en qué ferias. En Madrid, no. Y en el sur de Francia, tampoco. Llevas razón, pero este tipo de ganaderías toristas ha ganado presencia en otros sitios, como en la comunidad valenciana o Sevilla, donde esta primavera se lidió una corrida de encaste santacolama y también la nuestra. Los gustos cambian, pero creo que nuestra ganadería sigue siendo apreciada en todo el orbe taurino y no podemos negar que en gran cantidad de sitios la gente va a los toros cuando se anuncian toreros conocidos.

– Hay ganaderías denominadas comerciales que han evolucionado mucho en los últimos años, incluso más que los hierros toristas. Y mire que le estoy diciendo esto al criador de ‘Cobradiezmos’.

– En la vida todo evoluciona y, realmente, se trata de eso, de evolucionar y adaptarse a los distintos gustos del público. Pero creo que ese no es nuestro caso. Nosotros estamos muy encima de nuestra ganadería y tratamos de prever hacia dónde va la tauromaquia, anticipándonos a los cambios para estar preparados cuando estos se produzcan. Muestra de ello es la buena trayectoria de nuestra ganadería esta temporada.

– Hemos visto la participación de algún toro suyo en el festejo popular. Un ‘victorino’ para la calle suena a sacrilegio.

– No nos engañemos, la calle tiene mucha importancia y su aceptación está creciendo mucho más que la corrida en la plaza y eso es algo que hay que cuidar. Por nuestra parte, es sabido que si lidiamos algún toro en las calles es porque tiene algún defecto, se ha pasado de edad o porque no iguala con el resto de la camada. Pero la calle es un valor muy seguro e importante, que forma parte del rito sacrificial del toro de la misma manera que el toro embolado, los recortes, los roscaderos, la corrida landesa y camarguesa o la lidia a pie, que es la manifestación más evolucionada de entre todas ellas.

– ¿Es ‘Cobradiezmos’ hoy en día el toro más bravo de la historia?

– No me gusta hablar de totales y no sé si es el mas bravo o no. Lo está claro es que fue un toro diferente, con una forma de embestir que casi nunca se ha visto. ‘Cobradiezmos’ pudo ser nuestra carta de presentación de lo que va a ser la tauromaquia más próxima y por dónde irá nuestra ganadería en el futuro.

– Aquí en Logroño, ‘Molinito’ sigue emplazado en los medios del corazón de la afición.

– ‘Molinito’ fue un toro bravo, importante y más parecido al toro nuestro de siempre. En cambio, ‘Cobradiezmos’ fue un punto más que ‘Molinito’. Y eso que ‘Molinito’ marcó un antes y un después en la carrera de Diego Urdiales y también en la historia taurina de Logroño.

– Por cierto, hace mucho que Diego Urdiales no se enfrenta a sus toros, con lo bien que los ha entendido siempre.

– Mira, Diego Urdiales fue la culminación de nuestra relación con La Rioja. Antes de lidiar a ‘Molinito’, ya nos sentíamos muy queridos, valorados y reconocidos, pero la satisfacción de que Urdiales pudiera remontar su carrera en Logroño con un toro nuestro fue enorme. A partir de ahí, Urdiales consiguió torear toros nuestros de forma magistral en Bilbao y Madrid.

– ¿Cuánto hay de genética y cuánto de selección en un toro?

– Sin genética no puede haber selección. Tiene que haber esas mimbres para buscarlas, encontrarlas y conseguir que afloren gracias a la selección.

– Entonces, ¿un ‘juampedro’ podrá embestir alguna vez igual que uno de sus toros?

– Eso es muy difícil (risas).

– Esta semana ha salido a defender a Carlos Alcaraz porque fue a ver una corrida de toros. ¿En qué país vivimos?

-Es tremendo. Vivimos en un momento de censura. De intransigencia ideológica. Como no hagas lo que me gusta o hagas algo que a mí no me gusta, te excluyo, te discrimino, te ataco y no te dejo respirar. Creo que estamos asistiendo a un retroceso en la vida democrática de nuestro país. Convivimos hoy con inquisidores modernos que intentan acabar con quien no acata su forma de entender la vida.

– La Fundación del Toro de Lidia parece dedicada a solucionar los problemas que rodean a la Fiesta más que a los que la atañen dentro.

– El deber de la FTL es aglutinar y reunir a profesionales, aficionados y amantes del mundo del toro de forma voluntaria. Y, a partir de ahí, tratar de arreglar los problemas de difusión y promoción del mundo de los toros. Se trata de mejorar la tauromaquia sin entrar en su autorregulación. Eso llegará después, pero, de momento, se han conseguido cosas milagrosas: sentencias judiciales que defienden el toreo, circuitos de novilladas de los que han salido toreros punteros en la actualidad o la recuperación de otros toreros que estaban en horas bajas. Hemos creado un nuevo relato: ya nadie habla de si el animal sufre o no; ahora se habla de libertad.

– Libertad. Esa es la clave, ¿verdad?

– Hay corrientes muy potentes en contra del toro. Corrientes internas que son las que quieren separar y romper España. Porque España está unida por una serie de nexos entre los que está la tauromaquia. Atacar la tauromaquia es atacar a España. Y también otras corrientes externas muy fuertes y potentes económicamente que quieren imponer una cultura única y vegana, pretendiendo que no utilicemos los animales para nada; ni para comer, ni para vestir, ni para ocio, ni para investigación. Para este tipo de colectivos, el toro es un símbolo. Si cayera el toro, la caza, el consumo de carne o la equitación irían detrás.

– ¿Ha mejorado el animalismo las condiciones de vida de los animales?

– Al contrario. El animalismo perjudica las relaciones del hombre con los animales porque pretende igualar a ambos. El animalismo es cinismo y también involución. Es cierto que el hombre ha abusado de la naturaleza y ha sobreexplotado el planeta en muchas ocasiones y puede que de ahí nazca este movimiento como reacción extrema a esos abusos. Pero su verdadero fin es ilógico porque pretende volver a la edad de las cavernas. Si triunfara el animalismo, los animales camparían a sus anchas y no habría ni cosechas; se acabaría el mascotismo incluso. Yo soy animalista practicante, pero muy lejos de esa corriente: yo amo a los animales, los cuido, los crío, convivo con ellos y son mi vida, pero los animales tienen un fin y una utilización. El animalismo es una corriente urbanita que nace desde el más absoluto desconocimiento de la auténtica relación del hombre con los animales.

– Hablábamos antes muy por encima de los problemas de la Fiesta. ¿Cuáles son estos a su juicio?

– Son varios: la falta de promoción por parte de autoridades o la falta de normalización de la tauromaquia dentro de la sociedad. Somos una parte importante de la sociedad y no aparecemos por ningún sitio. De igual forma que los medios de comunicación informan de deportes minoritarios o representaciones culturales casi anecdóticas, ningunean la tauromaquia, que es una de las manifestaciones culturales más importantes en España.

Lo que el toro invierte en el Estado no tiene retorno: Las industrias culturales tienen ayudas y, en cambio, a la tauromaquia se le cargan gravámenes ilógicos, como los cánones de las plazas de toros, tan abusivos muchas veces. Internamente, habría que poner más atención en los jóvenes valores. Fernando Adrián es un torero que abrió la puerta grande de Madrid dos veces en menos de un mes y ha empezado a torear de rebote al final de la temporada. Y eso no se puede consentir.

Los ganaderos de toros de lidia manejamos un tesoro genético incalculable y nadie nos ayuda a mantener esa variabilidad genética pese a su riqueza.

– El posible futuro Gobierno de España, de salir los pactos con los nacionalistas, parece dispuesto a traspasar líneas rojas jamás imaginadas. ¿Ha pensado los golpes que puede recibir el toreo si estas formaciones políticas tan poco amigas de España llegaran al poder?

– Está claro que ese gobierno no sería positivo para España. Hay mucha gente más instruida que yo en política que ha afirmado que sería un golpe a la democracia y a la constitución del 78, que tanta paz y prosperidad trajo a nuestro país. ¿Podría ese gobierno afectar negativamente a los toros? Seguro que sí. Pero el toreo ya fue prohibido por papas y monarcas y el mundo del toro sobrevivió. Estamos acostumbrados a sufrir ataques de todo tipo. Lucharemos.

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