El Rioja

Las nuevas tendencias y retos en Rioja, a debate en el Calado

Bodegas y patrocinadores del cuarto ciclo de Catas Underground analizan el devenir del sector vitivinícola

Foto: Riojapress/Fernando Díaz

El cuarto ciclo de ‘Catas Underground’ que organiza NueveCuatroUno y Calado by Criteria irrumpe una edición más desde la calle Ruavieja con nuevos análisis sobre un sector vitivinícola que vive una etapa de luces y sombras de la mano de las bodegas participantes y los patrocinadores de esta iniciativa: Roberto Vicente (Izadi), María Barúa (LAN), Ana Martínez (Valdemar), Maite Soria (Olarra), Alberto Terroba (Argraf), Jesús Ruiz (Cork Supply), Íñigo Martínez (Ramondin), Nuno Cadete e Iñaki Valle (Tonelería Magreñán).

La primera parada, como no podía ser de otra manera, ha sido la vendimia. La que viene cargada de uva y cargada también de dificultades tanto en campo como en bodega. Estas firmas de Rioja apenas han cortado las uvas en alguna que otra viña que venía adelantada, pero las lluvias han frenado en seco la cosecha. Eso y que la maduración no acaba de alcanzar su punto óptimo. “Fechas indeterminadas”, por tanto, para retomar las labores, apunta la directora de operaciones y quinta generación de Valdemar Family. La bodega asentada en Oyón comenzó la vendimia un 23 de agosto con algunas blancas, pero aún quedan más en el campo. “Entre el calor y la lluvia todo ha cambiado, así que espero que venga por fin aire norte para que salga una buena cosecha”, apunta Ana Martínez.

Coincide con ella María Barúa: “Las cosas llegan, pero un poco a destiempo. El calor ha hecho especialmente daño en las hojas y ahora lo que hace falta es que sople cierzo y que no venga más agua. De hecho, creo que en Rioja Alta puede ser muy buen año si no llueve más”. LAN aún no ha comenzado a vendimiar y será Viña Lanciano, en el Cortijo, la primera que se visite en “una vendimia larga”. Tampoco han comenzado en Izadi, aunque esperan hacerlo la próxima semana. El panorama, de igual forma, tampoco es muy optimista con “unas garnachas todavía por enverar y mucha desigualdad entre unas viñas y otras”. Ya lo remarca Maite, de Bodegas Olarra: “Es una vendimia sorprendentemente temprana y, sobre todo, muy selectiva, pero ya veremos cómo se va desarrollando y cómo acaba”.

María Barúa, enóloga de Bodegas LAN. | Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Una vendimia, sin embargo, que no empaña los problemas de la industria auxiliar en cuanto suministros y plazos y que siguen latentes en el sector. En palabras de Jesús Ruiz, delegado comercial en Cork Supply, en lo últimos meses los problemas de stock han sido “muy puntuales”, pudiendo incluso ampliar los plazos de entrega. Lo que tiene claro es que “la inflación la vamos a seguir sufriendo con esos costes de la energía y del transporte, tanto los proveedores como los clientes”. En el caso del papel, la cosa cambia a peor ya que fue aquí donde se produjo un importante cuello de botella. “Hace ya meses que el servicio vuelve a estar estabilizado, aunque no hayamos recuperado todavía los plazos de antes, que igual eran de menos de una semana. Y en cuanto a precios, tras la última subida que tuvimos en enero, comienza a apreciarse una tímida bajada de costes. Evidentemente, los precios no van a volver a los niveles anteriores y puede se queden en torno a un 10 o 20 por ciento por encima de lo que estaban”, estima Alberto Terroba, consejero de Argraf.

Y si de madera venimos a hablar, aquí la ley de la oferta y la demanda han hecho mella en el precio de las barricas. Nuno Cadete, de Tonelería Magreñán, asegura que el roble francés cada vez se está destinando más a vinos más premium, mientras que el americano va a otro niveles de vino, pero sigue aumentando su demanda, “sobre todo por el tema de los destilados que ejercen una gran presión en este tipo de madera”.

Nuno Cadete, de Tonelería Magreñán. | Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Íñigo Martínez, de Ramondín, cree que el año pasado “se dio la tormenta perfecta con el alza enorme del coste de la materia prima también motivado por ese acopio de stock de cápsulas que hicieron las bodegas, y nosotros también, ante la situación de crisis que se vivía”. De cara al presente año, la incertidumbre estaba latente pero asegura que los problemas de suministros se han solventado. “Ya de cara al final de este ejercicio y al año que viene se confía en que se de cierta relajación de los precios de las materias primas, pero la incertidumbre sigue ahí”. Un sueño deseado por todos, bodegas y proveedores, pero que les obliga a seguir alerta ante los nuevos movimientos del mercado.

En torno a esta mesa redonda de análisis fluye un sentimiento común que es la apuesta clara por renovar y actualizar la forma en la que se acercan al consumidor. Las tendencias han cambiado y la forma de beber vino también, por lo que solo queda adaptarse para intentar vencerle el pulso a ese resentimiento en el consumo de vino. “Como sector tenemos un reto que es evitar esa caída del consumo y analizar el motivo. Porque no es solo por la inflación, sino que se trata de un fenómeno mundial. Cada vez se come más ligero y se está demonizando más el alcohol. También está el cambio climático y sus efectos, con temperaturas que invitan más a tomar vinos frescos, como blancos y rosados, y que puede ser uno de los factores que hacen que no se encuentren tantos momentos para tomar vino tinto. Así que creo que estamos en un punto de inflexión”, valora Barúa.

¿Y qué hay de los nuevos formatos, como el vino en lata o el ‘bag in box’? “Pues todo lo que sea beber vino, bienvenido sea”, opina la enóloga de LAN. “Es como beber calimocho o vino con gaseosa. ¿Qué más da? Eso no debiera ser un problema, la cuestión es que se está bebiendo vino, ¿no? Con diferentes estilos para diferentes momentos, por eso creo que las bodegas debemos ser flexibles en ese sentido”.

Ana Martínez, directora de operaciones de Bodegas Valdemar. | Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Y entra en combate el gran competidor: la cerveza. “Nos guste o no, ese cambio en los hábitos de consumo está tendiendo también a una mayor demanda de cerveza frente al vino y eso se ve en bares y restaurantes. Mismamente aquí en Logroño. Me encantaría pasear por las terrazas y ver botellas de vino en las mesas, pero lo que se ve son cervezas. O incluso en las series de televisión: en las americanas fácilmente ves cómo en cualquier momento, incluso cocinando, se sirven una copa de vino, mientras que en las producciones españolas es mucho más habitual ver cerveza en la mesa. Creo que una buena medida sería que el sector trabajara en conjunto para conseguir que también se ponga de moda beber vino en una terraza, no solo tomar una cerveza o un combinado”, incide Ana. “Es que incluso ves que toman cerveza en plena calle San Juan o Laurel. La gene concibe más el vino como una bebida par momentos más puntuales, no para el día a día”, apunta Jesús.

Una batalla en la que el vino debe competir con sus gamas de blancos y rosados. En Bodegas Olarra aseguran que el consumo ha crecido exponencialmente en los blancos, donde han empezado a elaborar bastantes referencias ante el potencial mercado que se está abriendo. “Falta lobby del vino como el que existe en la cerveza”, añade Íñigo. “Sí, pero aquí estamos hablando de bodegas de tamaños diferentes y que no todas cuentan con un departamento de marketing, a diferencia de lo que ocurre en las grandes fábricas cerveceras, que en ese sentido pueden hacer lo que quieran. Y el público joven, sobre todo, se queda con lo que está de moda y la cerveza lo está. Además de que no implica tanto conocimiento como el vino. Una cuadrilla va a un bar y si pide un blanco o tinto le van a hacer muchas más preguntas (si seco, dulce, joven, crianza….) que si piden una cerveza. Y a veces el mero hecho de desconocer la amplia variedad de vinos que existe les frena en su consumo y eso es una barrera”, reconoce Ana.

Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Iñaki Valle va más allá y de nuevo vuelve a poner al sector hostelero en el punto de mira como parte responsable de estos fenómenos. “Hay muy poca colaboración por su parte a la hora de fomentar el consumo de vino. Van a lo que van, cada día ganan más y si les pides hacer marketing con un vino lo aceptan siempre y cuando no vayan a perder ni un ápice de su porcentaje de ganancias, que es grande. Cada día estoy más indignado con los precios por copas que veo en los bares y que no consiguen más que que se beba cada vez menos vino”, sentencia como “crítica constructiva”, asegurando que “cada vez quedan menos profesionales buenos en la hostelería y parece que se nos olvida que son el nexo de unión entre bodega y cliente, especialmente con la clientela más joven”.

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