La Rioja

Los cascotes siguen cayendo en San Andrés: “Los bomberos se jugaron la vida”

Un armario a punto de caer a los escombros del solar adyacente y otro boquete más que se suma a los que había este domingo. Esa es la imagen dantesca de todo aquel que pasa estos días por la calle San Andrés de Calahorra y ve la situación en la que ha quedado el inmueble número 18. Después del susto del sábado, tras un desprendimiento inicial, tuvieron que ser desalojadas varias familias. Desde entonces no han dejado de caer cascotes de la zona afectada.

La situación de las casas adyacentes no es tan preocupante, pero el problema parte de base y es que en estas viviendas las dependencias de unos inmuebles se mezclan con otras como si se tratase de un auténtico ‘tetris’. Eso, unido a la deficiencia de materiales con las que están construidas, hacen de determinadas zonas del Casco Antiguo calagurritano un lugar en el que cada intervención supone un peligro para el resto de viviendas.

El edificio contiguo a la casa que ha sufrido el derrumbe parcial fue derribado de forma subsidiaria por el consistorio hace unos meses. “Corría el riesgo de que se desplomase sobre la vía pública y el propietario no había ejecutado el derribo en el plazo voluntario”.

Fue en ese momento cuando se empezaron a intuir los posibles problemas que podía dar la vivienda contigua. “Ya entonces vimos que la medianera tenía un estado precario y se abrió una oquedad en la parte de la fachada del número 18 que ahora se ha venido parcialmente abajo. Se iba a reparar este lunes, pero no dio tiempo”.

El técnico municipal ha asegurado que el derrumbe en el número 18 se ha debido “al estado precario de su sistema estructural, y a que los muros son de tierra prensada”.

Ahora habrá que tomar decisiones. “Se hará un estudio a ver si es posible su restauración o hay que declararla en ruina y derribarla”, han precisado desde el consistorio.

Las familias afectadas están, de momento, realojadas en un hotel de la ciudad. Este domingo pudieron, junto a los bomberos, acudir a recoger algunos enseres personales en una intervención en la que, según el concejal de Urbanismo, “los bomberos se jugaron la vida”.

La alcaldesa ha confirmado que este lunes se va a valorar otro tipo de realojo, principalmente para las dos familias más afectadas. Las otras es posible que puedan volver relativamente pronto a sus viviendas. “Se baraja pagarles dos meses de alquiler y la fianza de algún piso que haya en alquiler en la ciudad”.

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