Si uno se da un paseo por cualquiera de los parques de las localidades riojanas se encuentra con que más que en agosto a uno le da la sensación de que, de no ser por el calor achicharrante de estos días, se encuentra en pleno otoño. Las hojas de los árboles lo inundan todo. Parecen haber caído fulminadas por el calor. La mayoría, de las copas de los castaños de indias y de los plátanos. ¿Están enfermos? ¿Qué les pasa? ¿Es algo habitual?
La última pregunta, tiene respuesta. Parece que se ha convertido en algo normal en los últimos años, debido a la habitual situación de sequía. El no poder absorber suficiente agua del suelo es uno de los principales motivos por los que el árbol pierde la hoja. Supervivencia pura. Las hojas son una gran pérdida de energía por su alta necesidad de agua. Así, el árbol no tiene más remedio que desprenderse de ellas para seguir con vida.
En verano, a pesar de tener muchísimas horas de luz, la cantidad de agua que recibe el árbol es insuficiente por el déficit de lluvia que tenemos año tras año. Además, hay poca humedad y las temperaturas son excesivamente altas.
Posiblemente, si todo sigue así, con veranos cada vez más cálidos y con menos precipitaciones, este fenómeno se notará más año tras año.
Uno de los árboles más afectados es el plátano de sombra, el árbol que más se planta entre el cemento y el asfalto de nuestras calles. No es porque sea más barato y bonito, que no lo es demasiado, sino por la facilidad que tiene en adaptarse a suelos secos, lo rápido que crece y la poca cantidad de agua que necesita. Con el pequeño agujero en el que se plantan, el árbol se enraíza por debajo del cemento buscándose la vida como puede.
En la ciudad se nota más la caída de las hojas en verano.También se produce mas. El motivo no es otro que están plantados muy separados unos de los otros, impidiendo que entre ellos se protejan. En los bosques, la cercanía los protege generando más sombras unos a otros, impidiendo que sufran tanto por las altas temperaturas.
