El Rioja

Las cartas de la discordia: enfado general en el campo con el Consejo Regulador

El Consejo Regulador ha enviado cientos de misivas advirtiendo de excesos a los viticultores

Muchos viticultores están que trinan. Este domingo finaliza el plazo que ha dado el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja para ajustar la producción del viñedo a los límites establecidos para esta vendimia 2023. Hay que reducir el número de kilos de uva por hectárea en una campaña donde las cepas vienen muy cargadas.

No es nada nuevo, pero el enfado de los agricultores viene motivado por los plazos y por las formas. La realidad es que las cosas han cambiado con respecto a años anteriores. Esta vez, en lugar de controlar los rendimientos a través de visitas a pie de campo, el Consejo Regulador está utilizando un sistema por satélite y a través de inteligencia artificial que marca cuáles son las fincas que tienen exceso de rendimiento.

Los agricultores se quejan de que son muchos los errores que está habiendo. “Hay fincas que a pesar de tener visitas de los técnicos en pasadas campañas y no tener nunca problemas de excesos se están encontrando este año con las cartas que ha enviado el Consejo para tirar uva”. Además las cartas no llegan certificadas. “A saber a cuántos no les han llegado o cuantos dirán que no las han recibido”.

Y es que el Consejo ha enviado, desde el pasado 4 de agosto, cientos de cartas a viticultores de Rioja Oriental -algunos calculan que unas dos mil- avisándoles del riesgo al que se enfrentan si sus fincas exceden los rendimientos máximos autorizados y les insta a adoptar las “medidas oportunas” para ajustar la producción. Los agricultores vaticinan que será a partir de este viernes cuando las cartas también comiencen a llegar a Rioja Alta.

El problema de muchos de ellos es de tiempo. “A estas alturas del año es imposible encontrar a gente para hacer ese trabajo”, comenta un viticultor de Rioja Oriental mientras explica que en la zona la mayoría de la vendimia se hace a máquina, pero que este trabajo hay que hacerlo de forma manual. “Muchos están ahora en la campaña de la fruta”, sostiene.

También los son los costes. Quitar uva a estas alturas del año puede suponer entre 300 y 400 euros por hectárea. “Estamos hablando de que algunos tienen que tirar en diez o doce hectáreas, lo que supone un gasto importante”, explican otros.

Para la mayoría, lo ideal hubiese sido que este año la utilización del sistema por satélite se hubiese hecho simplemente como mera información, “hasta que veamos si funciona bien, porque hay fincas sobre las que se han mandado cartas que tienen poca producción y es probable que no lleguen si siquiera al papel”.

A partir del domingo día 20, los técnicos y veedores del Consejo inspeccionarán sobre el terreno las viñas y si constatan un “rendimiento elevado” levantarán acta y descalificarán la parcela.

No es la primera vez que el Consejo envía cartas a los agricultores, aunque la realidad es que este año se ha intensificado la labor de control. La novedad es el sistema. Mediante el análisis de imágenes por satélite y la información agronómica, con más de 160 indicadores y variables, se crean unos parámetros que marcan la situación de las 67.000 hectáreas de Rioja.

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