La Rioja

Trabajadores temporales en busca de lo imposible: alquilar un piso en verano

El día que sonó el teléfono y una voz preguntó por Marina Frago todo pintaba bien. “Sí, soy yo”. Al otro lado una chica le explicó a Maru, así la llaman en confianza, que tenía trabajo en el Hospital San Pedro de Logroño para cubrir las vacaciones de verano.

“Cuando te llaman de la bolsa de empleo tienes que responder en ese mismo momento un sí o un no”. Maru es técnica de Rayos, aragonesa, más concretamente de Magallón, un pueblo de Zaragoza. Llevaba sin trabajar desde la pandemia, así que no se lo pensó ni dos segundos y dio el “sí, quiero”.

El aviso llegó un viernes y el contrato empezaba el lunes. Era momento de buscar piso, y aquí empezaron los problemas. “En junio todavía están los estudiantes y en julio, cuando se van, la gente solo te alquila a partir de 6 meses o un año”. La situación estaba difícil, entre otras cosas porque, además de las trabas anteriores, “el precio de los pisos en Logroño es terriblemente caro”. Maru recuerda que hace un par de años miró algún piso para venirse a vivir a Logroño y costaban en torno a los 500 euros. “Esos mismos, ahora, ya estaban en los 700”.

“En mi primera semana me adoptó una amiga, pero muchos compañeros han tenido que quedarse en albergues y otros van de piso en piso. Según lo que vaya saliendo”. Y es que, además de las condiciones de tiempo, los arrendatarios también piden contratos fijos y “los nuestros son rotatorios”.

Tras la semana de ‘adopción’, Maru se trasladó a otro piso en el que ahora vive sola. “Pero fue por un favor que me hizo un conocido. Una suerte teniendo en cuenta que otros médicos han rechazado el contrato porque no les sale a cuenta. Vienes a coger experiencia, pero también a ganar dinero y si lo que consigas te lo gastas en un alquiler…”.

Es más, la zaragozana cuenta cómo ha habido compañeros a los que les han llamado un día por la mañana para comenzar por la tarde. “Si tienes suerte de haber trabajado otros años y conoces gente puedes pedirles que te hagan ese turno y luego les devuelves el día. Si no, tienes que rechazar el contrato. No te dan tiempo de reacción”.

A cientos de kilómetros

Porque Maru vive más o menos cerca de La Rioja, pero Marta Perales llega al Hospital San Pedro a trabajar también como técnica de Rayos desde Jaén. “El primer año que llegué a La Rioja me llamaron con cuatro días de antelación y tuve que irme a un albergue a Grañón porque trabajaba en Santo Domingo y hacías las guardias en Haro. Es lo más cercano que encontré”.

Empezó su búsqueda poniéndose en contacto con todas las inmobiliarias habidas y por haber. “Pero era todo carísimo y además lo alquilaban con un mínimo de 6 meses de estancia y con contrato fijo”. Ningún requisito cumplía la jienense. Acudió a los portales de alquiler de internet y allí encontró una solución.

Este verano le ha tocado volver a La Rioja, en esta ocasión a Logroño y, por supuesto, lo de mirar en inmobiliarias ni se lo ha planteado. Internet volvió a ser la solución y alquiló una habitación en un piso compartido con otros tres chicos.

Ambas señalan que, además de las condiciones de los propietarios que les perjudican, “Logroño está muy caro y en los últimos años se está abusando mucho con el precio”. Aún con todo, los compañeros coinciden en que la capital riojana es una ciudad muy acogedora. “Se pueden hacer muchas cosas, sobre todo en tu tiempo libre. Todos estamos muy a gusto trabajando aquí pese a los inconvenientes de encontrar piso”.

La próxima odisea será en Navidad, cuando la bolsa de empleo comience otra vez a descolgar el teléfono y buscar personal para cubrir las vacaciones de diciembre. “En esta época habrá más rechazos porque, venir desde Extremadura o Andalucía para diez días no compensa”.

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