Las previsiones de cosecha del cereal no son buenas allá donde se mire, con cebadas muy cortas y granos menudos que tan solo mueven la balanza entre lo que puede ser una mala cosecha o una cosecha desastrosa. Pero igualmente toca continuar con la siega y asumir los bajos rendimientos que se sacarán esta campaña a raíz de la extrema sequía. Lo que va a compensar un poco el mal año en el campo va a ser el girasol, un cultivo que sigue su ciclo con buen ver gracias a esas precipitaciones de junio.
Esta oleaginosa ha incrementado notablemente su superficie sembrada esta primavera con respecto al año anterior, cuando también se sembró abundante tierra. El motivo, según achaca el gerente de la Cooperativa Garu de Santo Domingo, Pepe Moneo, se debe a la implantación de los eco-regímenes que ha traído la nueva PAC con la inclusión de especies mejorantes, como es el girasol, para realizar la rotación de cultivos.
«No hay duda de que este año, al menos por esta zona de La Rioja Alta, se ha sembrado bastante más girasol. Es difícil calcular, pero aquí en la cooperativa habremos dado semillas para unas 1.500 hectáreas aproximadamente. Entre los eco-regímenes y que este cultivo no requiere de tantos abonos que permiten ahorrar costes al agricultor, ha crecido el interés por sembrar», indica.
Y la parte positiva es que esta planta trae mejores perspectivas de cosecha que el cereal. Gracias a que su siembra se produjo ya entrado mayo, con alguna lluvia que otra que ayudó a paliar la sed que venía arrastrando el campo y con unas temperaturas más suaves, los girasoles han podido nacer en buenas condiciones, sobre todo impulsados por las abundantes precipitaciones que luego trajo el mes de junio. «Lo que hubiera sido un desastre es haber sembrado a finales de abril», remarca Moneo.
El escenario, sin embargo, es heterogéneo, con fincas que han nacido muy bien y otras que están más pequeñas por ser zonas más secas en las que ha tardado a llover, pero los pronósticos de producción no son malos. «La cosecha, prevista para mediados o últimos de septiembre, no tiene mala pinta a pesar de que haya desigualdad. Además, si llueve en las próximas semanas, coincidiendo con el momento de floración, el cuajado será bueno. Eso sí, de no caer ya una gota todo se pondría peor y las plantas se tostarían, aunque seguro que los girasoles seguirían teniendo mejor pinta que las cebadas y trigos», reconoce el gerente de Garu.
Lo que pide, al menos, es que el cielo aguante sin arrojar agua unos 15 días más para poder concluir la cosecha del cereal sin más interrupciones, «porque de llover, las hierbas van a crecer y a superar a las espigas que este año vienen tan mermadas, empeorando así la calidad».
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