Cultura y Sociedad

‘Villar’, el «sheriff» de los dinosaurios riojanos: «Medio mundo lo va a contemplar»

En busca del dinosaurio perdido. Así podría denominarse perfectamente la campaña de excavación paleontológica que durante esta semana ha desarrollado el equipo ‘Garras’ en Igea. Unas excavaciones que, un año más, están dando sorpresas al equipo que trabaja allí y que en pocos días ya ha encontrado piezas «que van a tener relevancia mundial», asegura Pachi Saez Benito, director honorífico del Centro Paleontológico de Igea, a pie de yacimiento.

Los primeros huesos se encontraron la campaña pasada. Fue tan importante el hallazgo que lo mantuvieron en absoluto secreto hasta este año, cuando decidieron sacar la noticia a la luz.

Esta nueva campaña ha traído nuevas sorpresas en los pocos días que llevan de excavación y están siendo impresionantes. «Estamos encontrando mucho material y es una noticia muy importante porque son huesos de diferentes partes del cuerpo que nos van a ofrecer una imagen muy completa del animal».

El sábado de la pasada semana comenzaron los trabajos con la ampliación de la zona de excavación, tirando de pico y pala para llegar a las zonas más fructíferas y ya desde el lunes comenzaron con el trabajo más fino. Pinceles en mano y a disfrutar de sacar el mayor número de material.

«Hemos encontrado en pocos días vértebras, tibias, falanges de la mano, dientes de sustitución. Está siendo una maravilla». El material no deja de sorprender a los científicos. «No sabemos hasta dónde podemos llegar». Está semiarticulado y ya están en posesión de los paleontólogos dos fémures, dos tibias, el brazo completo, escápulas, húmero, falanges…

El buen estado de los huesos hace suponer que el animal murió en un lago y que fue arrastrado hasta esa zona de Igea donde se hundió hasta el fondo y allí se fosilizó. «Si hubiese muerto en zona terrestre, a la intemperie, los huesos estarían más erosionados por el arrastre», explica.

Encontrar el dinosaurio completo será complicado, pero no van a dejar de seguir buscando y lo encontrado no deja de ser una maravilla para la paleontología mundial. «Van a pasar investigadores de medio mundo a contemplarlo», asegura.

Ya le han puesto nombre. Como a otros de sus compañeros encontrados. ‘Villar’ se une a ‘Garras’, ‘Goliat’ o ‘Atenea’ en la fructífera zona de Igea. «Utilizamos nombres familiares para referirnos entre nosotros a ellos; esta vez hemos elegido en nombre de ‘Villar’ porque el yacimiento está enfrente de la ermita de la virgen con el mismo nombre».

La riqueza de lo encontrado en las dos últimas campañas es descomunal y aún queda hasta este domingo para seguir encontrando huesos. «Tenemos a medio mundo pendiente de lo que estamos haciendo estos días aquí», asegura Francisco emocionado con lo que se puede hacer desde «un pequeño centro de interpretación, de un pequeño pueblo de La Rioja».

La grandiosidad de lo encontrado viene motivada también por la dificultad de hallar un carnívoro. «No eran demasiados». Además, «éste estaba en la cúspide de los carnívoros por sus dimensiones. Era el ‘sheriff’ de la zona. Y los demás huían del entorno solo con su presencia».

Ya saben que era un piscívoro, algo así como una grulla de 8 metros y de entre 1500 y 2000 kilos que comía peces de grandes dimensiones (seguramente crías).

Con el comienzo de la nueva campaña de excavación, la organización esperaba obtener frutos tan positivos como los del año pasado, cuando se descubrieron gran cantidad de restos óseos de un dinosaurio espinosáurido de gran tamaño (dentario, elementos del esqueleto apendicular –incluyendo los huesos de un brazo casi completo- y del esqueleto axial, como vértebras y costillas), junto con restos fósiles de fauna asociada como grandes peces óseos. Y así ha sido.

¿Cómo eran Igea y La Rioja hace 120 millones de años, cuando el dinosaurio que ahora excavamos estaba vivo? En ese momento del Cretácico, Europa era un archipiélago compuesto por una serie de islas dispersas rodeadas por un mar subtropical. Una de esas islas albergaría lo que es hoy La Rioja, la cual estaría situada en uno de sus extremos y muy próxima al mar. En ella vivían una gran variedad de animales que iban desde pequeños insectos hasta grandes dinosaurios.

Las vías fluviales que lo surcaban y un gran lago eran el hogar de peces óseos, tiburones, tortugas y cocodrilos, mientras que pequeños lagartos y diferentes dinosaurios recorrían sus orillas. Varias especies de pterosaurios surcaban los cielos.

Los dinosaurios espinosáuridos acechaban a sus presas, principalmente peces óseos de gran tamaño, aunque no despreciarían pequeños dinosaurios despistados o carroña de otros animales. Podemos preguntarnos qué es lo que está convirtiendo a La Rioja en general y a Igea en particular en un referente internacional en el estudio de restos óseos y deicnitas de dinosaurio.

La respuesta está en el registro geológico, que ha conservado litificados los sedimentos que se formaron en ese momento del Cretácico y que contienen fosilizados los restos de fauna y flora pertenecientes a eseecosistema tan particular, además de conservar las trazas de la actividad de dinosaurios y otros organismos en forma de icnitas. Cada vez que encontramos fósiles de dinosaurios y procedemos a su excavación es como abrir una cápsula del tiempo de hace 120 millones de años.

El trabajo realizado por el equipo ‘Garras’ del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, la Asociación Cultural Igeensis e investigadores de varias universidades estatales, y subvencionado por el Servicio de Patrimonio del Gobierno de La Rioja, está permitiendo poner de manifiesto el potencial paleontológico en restos esqueléticos de dinosaurios del municipio de Igea, que ya cuenta con varios yacimientos paleontológicos notables en la zona.

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