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Centro Avance: volver a vivir después de una hospitalización

Sueño irregular o insuficiente, una mala alimentación, el dolor y la incomodidad… Nunca es plato de buen gusto estar hospitalizado. Cualquiera que esté ingresado cuenta los días para volver a pisar la calle y retomar su rutina. Pero no es oro todo lo que reluce. Una hospitalización, por el motivo que sea, supone ciertas alteraciones en los sistemas fisiológicos del enfermo. Sin olvidar el estrés que entraña el día a día del paciente. A la enfermedad por la que ha sido hospitalizado, hay que sumarle los diversos cambios que pueden contribuir a deteriorar su condición física y su ánimo.

El Centro Avance de Logroño acoge a todas esa personas que, teniendo cualquier patología, necesitan mejorar su situación funcional y cognitiva que le permita reanudar su rutina diaria. “Uno de los grandes retos que tiene actualmente el sistema sanitario es la mejora de la función, que es la que te va a permitir ser independiente y tener calidad de vida. En el hospital te encaman y te inmovilizan generándose así una dependencia asociada donde se pierde autonomía, sobre todo en las personas mayores”, explica Mikel Izquierdo, Catedrático y Director del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra.

La hospitalización genera diferentes situaciones como polimedicación, incontinencia, delirio, aislamiento, pero no solo a personas mayores. “Cualquiera que se someta a una intervención sufrirá consecuencias como pérdida de masa muscular y de fuerza, lo que produce una gran limitación. Las personas que salen de los hospitales se encuentran ante un problema añadido a la enfermedad que tenían”.”

El Centro Avance integra una intervención multidominio de ejercicio físico de intensidad moderada con unos sistemas tecnológicos gamificados modernos y ajustados a las personas que individualizan las cargas, pero también hacen una intervención cognitiva a través de especialistas de neuropsicología y terapia ocupacional. “Se ha comprobado que las personas que pasan por el centro durante seis semanas mejoran la fuerza y la masa muscular, lo que les permite caminar durante más tiempo y hacer más actividades de la vida diaria”. Además, el experto señala que el riesgo de caídas se reduce considerablemente. “Las caídas es la primera causa de muerte natural en las personas mayores”.

Mikel Izquierdo recalca otro de los aspectos más reseñables de Avance: revierte la fragilidad. “Es muy frecuente en las personas mayores. Cuando los llevas al médico te suelen decir ‘es que es vulnerable, frágil’, lo que significa que cualquier situación, desde un catarro hasta una infección de orina, incide de forma considerable en la persona, cruzando la línea de la dependencia. La intervención con ejercicio revierte esta fragilidad”.

Porque el ejercicio es uno de los más potentes fármacos y como tal, tiene que individualizarse. “Cuando el paciente llega al centro se le hace una valoración inicial, se ve cuáles son sus necesidades y se propone un programa personalizado con sus correspondientes dosis de frecuencia e intensidad. La experiencia nos dice que una persona que viene de una fractura de cadera, en dos semanas vuelve a ser autónoma y camina sin ningún problema”.

Un proyecto que Izquierdo recuerda que está orientado a personas de cualquier edad porque, “cuando eres joven, una hospitalización o intervención puede enterrarte en vida, pero a una mayor termina de matarla”. Un ejemplo de pacientes que responden muy bien a la intervención de Avance son aquellas enfermas de cáncer. “Está claro que no es un tema de edad. La fatiga crónica por los tratamientos, las quimios y la propia enfermedad afectan a casi todos los pacientes. Cualquiera puede entrar en el programa Avance”.

Mejora cognitiva, psicológica y emocional

Pero hay más. Con esta nueva tecnología no solo se mejora la fuerza, sino también el rango cognitivo. Marina Pascual es la neuropsicóloga del centro, donde aborda las necesidades del paciente a nivel cognitivo, emocional y conductual. “Es cierto que el ejercicio y la recuperación de las capacidades físicas después de una hospitalización son fundamentales, pero nosotros queremos complementar eso y abordar todas las áreas de la persona para aportar un apoyo y estrategias de recuperación”.

Las enfermedades o intervenciones suelen acarrear problemas emocionales. “Muchos pacientes suelen frustrarse, por lo que aumenta su estrés y ansiedad. Nosotros estamos ahí, porque, al final, no vamos a ver la patología, no vamos a ver la enfermedad, vamos a ver la persona”. Marina reconoce que “llegan con el ánimo bajo, con falta de iniciativa y apatía y, sobre todo haciéndose una pregunta: ‘yo ahora, ¿qué hago? ¿para para qué sirvo?'”.

Y es que de un día para otro como quien dice han pasado de hacer sus cosas a pasar a ser dependientes y necesitar ayuda para afrontar la rutina. “En Avance trabajamos la motivación y la adherencia al tratamiento. Muchos llegan y piensan que en dos sesiones volverán a ser los de siempre y eso hay que trabajarlo”.

La familia es otro aspecto del que Avance no se olvida, porque la dependencia de una persona no solo le afecta a ella. “Las enfermedades también las sufren las familias, que tienen que conciliar y reestructurar su vida. “A ellos también les damos un apoyo emocional y una psicoeducación sobre lo que es la enfermedad y las consecuencias que van a acarrear tanto a ellos como al paciente. Les damos herramientas de cómo pueden abordarlo desde casa, porque una vez que salgan de aquí nuestra idea es que sean funcionales y que su vida sea lo más parecido a la que tenían antes”.

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