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Ropa de segunda mano: vintage original, de calidad y sin prejuicios

Apenas hace unos días, el buque insignia de Inditex anunciaba la puesta en marcha de Zara Pre-Owned, su nueva línea de negocio a favor de la sostenibilidad enfocada a la compra, venta, donación y reparación de ropa de segunda mano. Y es que, en los últimos tiempos, los consumidores son más conscientes de la importancia de la ecología en sus compras y buscan alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Las prendas vintage de segunda mano son una opción, pero, ¿Logroño está preparada, concienciada y lo que es lo más importante, sin prejuicios para consumir este tipo de prendas?

A Lola Pulido y Lucía Mulero les rondaba la misma pregunta por sus cabezas, pero “cuando tienes una determinada edad y la estabilidad laboral está como está, apuestas por lo que te gusta y a nosotras nos encantaba todo este mundo de la segunda mano y la ropa vintage”. Así nació hace siete años Xotelo 34, haciendo un pequeño guiño “a esa época tan divertida de los años 70 con el Estudio 54 y al nombre de la calle donde está la tienda”, Calvo Sotelo, 34.

Lola reconoce que hace años el comprar ropa de segunda mano estaba mal visto, “se relacionaba con gente pobre, pero decidimos demostrar que esa idea era errónea y montar en Logroño un negocio bonito que atrajera un mercado que no había en la ciudad”. Esta emprendedora recuerda que en ciudades como Barcelona o Madrid, “y no digamos en el resto de Europa”, estas tiendas son muy habituales y, “afortunadamente, la filosofía está cambiando aquí y la gente lo ve como un negocio más”. Quizás, también tenga algo que ver la conciencia ecológica y, como no, el poder adquisitivo y la economía de cada hogar, destaca Lola.

Adentrarse en Xotelo 34 es sumergirse en un “caos divertidísimo”. La dueña señala que no ordenan la ropa por colores o tejidos como en ciertas cadenas, pero “la ropa de nuestra tienda está requetelavada y súperdesinfectada”. Los artículos vintage son los que más interesan a estas socias, ya que son los más originales y tienen una calidad “que muchas prendas que se hacen ahora quisieran”. ¿Su procedencia? desde Ámsterdam, Inglaterra, Miami y, sobre todo, Alemania.

Ropa en depósito

Además de las prendas que importan, Xotelo 34 trabaja con el método del depósito. “Cuando ya no utilizas la ropa porque te queda grande o porque, simplemente te has cansado de ella, te damos la posibilidad de dejarla en depósito durante tres meses. Al cabo de este tiempo, se te paga un porcentaje correspondiente y pactado por contrato y, si no se ha venido, te lo llevas o lo donas”.

 

Lola y Lucía abren depósito dos veces al año coincidiendo con los cambios de temporada: en marzo primavera-verano y en septiembre con lo de otoño-invierno. “Tenemos clientas que desde que abrimos hace ya siete años nos traen sus prendas cada vez que hacen limpieza o renovación de armario”. Por supuesto, el producto debe ser de calidad, “bonito bajo nuestro criterio” y tiene que estar perfecto. “Se nos puede colar una pequeña mancha, pocas veces, pero si hay un jersey con alguna pelotilla, por ejemplo, se retira inmediatamente”.

Swaps o intercambio social

Colocando al detalle cada prenda en su percha, Anna Deakova, eslovaca de nacimiento que llegó hace cuatro años a Logroño por amor, acaba de abrir su negocio de ropa de segunda mano, Cometa Vintage, en la calle Valcuerna, 12, de Logroño, donde vende y arregla prendas.

Diseñadora gráfica de profesión, vivió durante muchos años en Londres, donde “conocí a mi hombre”, explica en un castellano con el que se defiende. El teletrabajo y la pandemia hicieron que se acrecentara su espíritu sociable, y es que “yo necesito estar con gente, relacionarme…”. Y así nació Swap Logroño. Un intercambio social donde varias amigas se reunieron para poner sobre la mesa toda esa ropa que ya no se ponían y otras mujeres podían aprovecharla. Una reunión que acompañan en cada ocasión con un vino o desayuno.

 

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“En Europa se organizan gran cantidad de eventos como este, y vi que era una muy buena idea para reunir gente local y extranjera. Cuando llegas a una ciudad nueva y pequeña como Logroño te das cuenta de que estos encuentros interculturales son muy difíciles, pero la excusa de la moda ayuda a que se lleven a cabo”. De momento, el próximo ya se está preparando para septiembre.

Este fue el primer paso para que Anna se diera cuenta de que una tienda de ropa vintage de segunda mano podía venirle bien a la ciudad, solucionaba sus ganas de relacionarse y era una oportunidad para concienciar a la población sobre los hábitos de consumo. “Cuando compras algo de primera mano, tu dinero apoya de cierta manera la situación tan criminal que viven los empleados de las fábricas de China o India. Sin embargo, cuando consumes en estas tiendas de segunda mano favoreces el comercio local de barrio y entras en una economía circular”.

 

Cometa Vintage nace de la confianza plena de Anna en las nuevas tendencias de moda. “Sostenibilidad y ecología pueden ir de la mano perfectamente con vestir prendas originales que nadie más tiene. Ropa alternativa, casual y, sobre todo, de buenísima calidad. Ojalá más gente entendiera esto. Todavía falta mucho camino por recorrer en esto de la segunda mano”.

Así lo confirma María José que, con cuatro perchas en la mano, sabe que este verano nadie va a copiarle el ‘modelito’, “y por cuatro euros cada prenda. Me encantan las tiendas de segunda mano porque en las grandes cadenas la ropa lleva su etiqueta, sí, pero en realidad no está nueva, nos la hemos probado mucha gente”.

Esta clienta destaca que “no me gusta ir de uniforme. Al final terminamos yendo todas iguales y aquí encuentras cosas diferentes. Además, la calidad es excepcional”. El problema que María José encuentra es que sigue habiendo muchos prejuicios. “Yo me casé muy joven y agradezco a la gente que me regaló ropa usada para mis niños. Nunca he sentido vergüenza y siempre han ido impolutos”.

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