Gastronomía

El delicioso objeto de deseo de las noches logroñesas

Es el nuevo cóctel de moda para las noches logroñesas. El que está provocando movimientos hacia aquellos locales logroñeses que trabajan este cóctel, de prestigio en Estados Unidos y que ha llegado a Logroño para quedarse, porque la respuesta está siendo sencillamente extraordinaria. La Mula de Moscú, que es el nombre de esta creación, se está imponiendo por encima de otros cócteles más habituales como, por ejemplo, el mojito. Y lo primero que hay que saber sobre este cóctel es que lleva alcohol, por tanto es solo para adultos y no conviene abusar. Lo segundo, es que destaca por su poder refrescante, ideal para limpiar ese paladar que se ha tomado un par de vinos. Tan refrescante, seguro, como el mojito, aunque, y ésta es su tercera característica principal, lleva menos azúcar que el famoso cóctel tropical, asunto que se agradece en plena operación bikini.

La Mula de Moscú del Bar Clandestino de Logroño.

El Clandestino está siendo el espacio que está consiguiendo atraer la atención de clientes habituales que se atreven a probar este cóctel, que pasa a ser un trago habitual después de una buena comida o cena, ideal para festejar un fin de semana con un cóctel rico, fresco, con muchos matices y con ese más que necesario aspecto fotogénico que hace las delicias de los instagramers riojanos. La Mula de Moscú es cóctel de moda, y en el Clandestino lo preparan por docenas durante los fines de semana.

A pesar de llamarse Mula de Moscú (Moscow Mule), este cóctel no tiene nada que ver con la ciudad rusa. Se creó por primera vez en Nueva York, en el año 1941, y surgió durante la reunión de dos empresarios en busca de suerte para poner en marcha sus productos. John G. Martin era el distribuidor de la marca Smirnoff en Estados Unidos y Jack Morgan el gerente de Cock’n’Bull, un club de Hollywood que fue muy popular entre las estrellas entre los años 1940 y 1950. El distribuidor estaba buscando una forma de anunciar Vodka Smirnoff y el desafío parecía ser difícil ya que el destilado soviético no era muy popular en los Estados Unidos en ese momento. Morgan, en cambio, quería popularizar su nueva línea de producción de cerveza de jengibre.

Así se comenzó a crear este cóctel por el que suspiran ahora los riojanos. En ese local, en ese momento, estaba una mujer, inmigrante rusa, en busca de suerte. Vendía tazas de cobra grabadas con la imagen de una burra. Cosas de los años cuarenta. Los tres, enfrentando problemas empresariales, tuvieron la idea de mezclar los dos productos en la taza de cobre agregando hielo y jugo de lima. La mezcla servida en la taza de cobre rápidamente se extendió por todo Estados Unidos. El éxito, como ahora en Logroño, fue rotundo.

Hoy en día se continúa respetando la tradición que marca que la Mula de Moscú se sirve en la taza de cobre por dos razones. Porque el cobre es un excelente conductor y la copa se enfría rápidamente. Y porque se cree que la interacción entre el cobre y la lima agrega algo al sabor del cóctel.

La receta

La Mula de Moscú se prepara vertiendo vodka, cerveza de jengibre y jugo de lima en una taza de cobre. Los ingredientes deben mezclarse con un agitador o una cuchara de bar. Se decora con una rodaja de limón. Existe la costumbre de agregar una rodaja de pepino, acción que surge de la tradición rusa de comer algunos pepinillos en vinagre como acompañamiento de tragos de vodka. En el Clandestino de Logroño evitan el pepino e incluyen una rodaja de limón con ralladura de jengibre. Estas son las medidas: 4.5 cl de vodka, 12 cl de cerveza de jengibre, 0.5 cl de jugo de lima, una rodaja de lima, y en el Clandestino lo rematan con unas deliciosas hebras de jengibre.

Subir