Agricultura

La huerta riojana valora si plantar ante la falta de riego

La huerta riojana valora si hacerlo ante la falta de riego

Javier Sarramián, en uno de sus invernaderos en El Cortijo.

Desde sus cerca de seis hectáreas de huerta en El Cortijo, Javier Sarramián surte a los puestos de MercaRioja y la Plaza de Abastos en Logroño, pero no sabe qué género podrá llevar en los próximos meses de continuar la situación de estrés hídrico. Las cosas están peor de lo que podría imaginarse, sin recordar una sequía igual que haya dejado tanto daño en el campo con anterioridad, pero él sigue a pie de tierra: “No puedo replantearme la plantación porque no estoy sólo en esto. A mi cargo tengo ocho familias, así que no puedo dejar de plantar aunque esto vaya todo cuesta abajo cada día que pasa. Eso sí, el consumidor va a afrontar subidas en el precio de las hortalizas de mínimo el 20 por ciento y habrá quienes no puedan permitirse comer hortalizas frescas”.

Por el momento tienen asegurados un riego semanal, ya que pueden coger agua del embalse de La Grajera. “Tenemos suerte de que este río cuente con derechos para el uso de este embalse, aunque es cierto que gran parte del agua se la va a llevar ahora el cereal cuyos agricultores han decidido regar, así como para salvar los perales. Con lo que quede llenaremos el pantano pero será un riego a la semana y hasta que aguantemos porque lo habitual es regar un día sí y otro no”.

Y es que la lechuga, entre otras hortalizas, requiere de grandes cantidades de agua hasta que agarra bien, más si cabe cuando las temperaturas en el ambiente son más altas de lo habitual para la fecha y aún queda por llegar el verano. “Podemos estar hablando de que se puede perder toda la producción. Para las acelgas y borrajas habría que cambiar el sistema porque en su día me modernicé con un riego a goteo, pero este es menos profundo y la humedad se va de un día para otro, así que habría que volver a hacer canteros para regar a manta aunque eso suponga más gasto de agua. Pero si solo tenemos un día de riego hay que intentar que el suelo coja la mayor humedad posible para que aguante la planta”, remarca.

Sarramián no tiene esperanzas para esta cosecha, pero opina que aún peor están en Varea, donde no tienen acceso a ningún embalse más allá de la cuenca del Iregua: “Allí directamente está todo muerto porque han cerrado todo y solo van a abrir ahora para regar algo de cereal y algún peral. El problema en todo esto es que las concesiones que tienen los pueblos se hicieron hace muchos años, cuando había mucha más tierra cultivada que ahora, porque lo que hay pueblos que cuentan con mayor disponibilidad de agua porque antes tenían más cultivos en producción que los que hay actualmente, mientras que a otros les ocurre lo inverso. A aquellos pueblos más beneficiados se les pidió equidad para regar todos por igual, pero no quisieron”.

Ebro abajo la situación empeora más. Los productores de hortalizas de La Rioja Baja están a la espera de una respuesta para conocer qué se va a hacer con el Canal de Lodosa “Si a partir de julio no baja agua no merece la pena plantar porque no se va a poder regar y no nos la vamos a jugar. Al final en esa época se necesita agua todas las semanas para el producto que se pone entre junio y septiembre, como es la coliflor, repollo, brócoli, romanescu o apio”, apunta Salva García, gerente de la cooperativa El Raso de Calahorra.

En este sentido, añade a lista de obstáculos el encarecimiento de estas plantaciones, ya que antes se plantaba a raíz desnuda de la planta criada por el propio agricultor, pero ahora hay que comprar la planta a los invernaderos y eso sube el coste. “En algunas zonas productoras de tomate de pera ya les han dicho que no planten porque no les van a dar agua y eso si no tiene un riego semanal no se coge nada. En La Mancha, famosa por producir la mayoría de los melones y sandías del país, ocurre lo mismo, mientras que aquí de momento está todo en el aire, pero lo que está claro es que este verano va a costar todo un dineral allá donde vayas, sentencia”.

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