Elecciones 28M

Un riojano se gasta 1.200 dólares para poder votar por correo desde Australia

Llegan las elecciones municipales y regionales y los riojanos que están en el extranjero se las ven y se las desean para poder ejercer su derecho al voto. “Tu voto tiene su valor”, dice el anuncio del Ministerio de Exteriores que anima a votar a los españoles que están en el extranjero. En el caso de Eduardo Sáenz, de Autol, lo del valor es literal: 1.200 dólares le ha costado.

Eduardo vive desde hace años en Australia. Su experiencia para poder votar esta misma semana ha sido casi cómica. “Me gusta mucho la política y he votado siempre, pero de no ser porque mi madre se presenta (es hijo de Catalina Bastida, alcaldesa de Autol) no sé si hubiese votado este año desde aquí porque ha sido una locura”, cuenta inicialmente.

“No es que sea imposible pero hay que gastar dinero y tienes que perder un par de días dependiendo de donde vivas”, detalla. Concretamente él ha tenido que ‘invertir’ ese dinero en dos viajes de avión, hotel y gastos para poder pasar dos días en Sidney y acudir presencialmente al consulado.  “Aquí no es mucho dinero, pero es una barbaridad para poder votar”.

Cuenta poco a poco su experiencia. “Después de tirarme tres semanas llamando cada día al consulado en Sidney y mandando ni sé cuántos correos, conseguí que me contestasen a uno. Me había informado bien de todo a través de la web del Ministerio pero prefería hablar con ellos primero”.

“El proceso se supone que es el mismo en cualquier sitio del mundo, pero fuera de Europa entran en juego los visados y dependiendo de cómo lo tengas no te dejan votar”, explica. Él, extranjero temporal en Australia, no debería haber tenido ningún problema, pero no fue así. “Se supone que soy residente español y que puedo votar en todas las elecciones que tengan lugar en España”.

 

Viaje en avión, hotel y primera fila en el consulado. “El principal problema es que tienes que llevar el impreso de solicitud de voto personalmente a la embajada o al consulado”. Aunque la ciudad donde vive Eduardo es más grande que Barcelona se tuvo que desplazar hasta Sidney. “Aquí sólo hay embajada en Camberra y consulados en Sidney y Melbourne”.  Eso conlleva un vuelo de ida y vuelta, un hotel y “y un par de días de gastos por si se complican los trámites tener margen de maniobra”.

“Lo del consulado español es de traca”, relata de este pasado lunes. “Llegué con mi documentación y un funcionario me dijo desde el primer momento que no podía votar”. La cara de Eduardo era un poema. “Imagínate, 1.200 dolares y encima no iba a poder votar”. El empeño del funcionario era que “como llevo muchos años viviendo en Australia no podía hacerlo”.  Sin embargo, Eduardo se había informado bien y no había leído nada de eso. “No hacía más que repetirme que no había manera humana de que pudiese votar, que no había nada que hacer. Me fui a ahogar las penas con una cerveza y me puse a volver a leer la información del Ministerio”. Nada. No encontraba ningún motivo para no poder votar.

“Decidí volver”. Se cambió de camiseta y de gorra. “A ver si así no me reconocía, a lo mejor tenía suerte y le pillaba en la hora del café y me tocaba hablar con otra persona”. Se metió la vergüenza de volver en el bolsillo. “Pensaba que me iba a mandar a la mierda pero no me iba a quedar con el primer no”.

Mientras intentaba explicarle al funcionario los motivos por los que creía que podía votar “salió una funcionaria compañera que me terminó dando la razón”. Finalmente pudo votar. “Lo buena que me supo la cerveza en ese momento… no lo sabe nadie”. Aún así entiende que las complicaciones son demasiadas para poder votar fuera de Europa y que tendría que haber “alguna manera de hacerlo más fácil para los ciudadanos”.

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