Gastronomía

Una taza de chocolate: denso, caliente y humeante (I)

FOTO: NueveCuatroUno

Guardemos un minuto de silencio por la desaparición de locales, tabernas, tascas… y por supuesto chocolaterías. Sobre todo por éstas últimas que van perdiendo presencia en las calles de las principales localidades riojanas. En Logroño perdimos tres espacios legendarios que se elevaban durante cada Navidad, hacían el agosto en invierno y luego sufrían el estío con notables dificultades porque el chocolate a la taza, como les sucede a los helados, le pasa factura el cambio de estaciones, porque marcan su consumo, por mucho que se trate de cambiar hábitos buscando nuevas propuestas para atraer el interés de los clientes fuera de sus respectivas temporadas altas.

Tres espacios que al recordarlos abrirán un hueco a la nostalgia allá donde quede conservado ese recuerdo, ese instante. La chocolatería Moreno, la de las “escalerillas”, que me dijeron ayer por la calle. El Chup-Chup, que los jóvenes descubrían en Nochevieja y las familias disfrutaban tal que por estos días, hace ya unos cuantos años desde que cerrara. Y por supuesto la chocolatería Valor, que durante un tiempo hizo buenos churros y mejor chocolate, lleno siempre, y que amplió para mejorar la hasta entonces interesante oferta de chocolaterías en Logroño.

Las chocolaterías eran puntos de encuentros, lugares de reunión una tarde cualquiera de invierno para echar el rato en familia, alrededor de una taza de chocolate denso, caliente y humeante, unos churritos, unas porras, bizcochos o lo que fuera necesario para acompañar ratos habitualmente largos pero muy cálidos.

Cada uno tenía su chocolatería preferida. Las anteriormente mencionadas eran tres espacios habituales, muy visitados, que no resistieron el paso del tiempo y por las que guardamos un minuto de silencio. Como por la recordada Choca2, situada en la actual Calle Beti Jai, otrora Capitán Cortés. Fue de las que más tiempo resistió los golpes del paso del tiempo. El resto se van adaptando para ampliar una oferta que cada día les distancia más de un espacio donde única y exclusivamente se va a disfrutar de una taza de chocolate denso, caliente y humeante con media doce de churros por barba.

En el café Moderno se puede degustar chocolate a la taza. También servían esta bebida en la chocolatería Mallorca en la calle Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil. Los lectores nos recomienda el chocolate que sirven por las tardes en la Bodega La Matea, de la Calle Portales. Buenos chocolates a la taza que nos puedes recomendar en el email [email protected] y en el número de Whatsapp +34 602 262 881.

La ciudad está perdiendo chocolaterías, aunque alguna resiste, como la churrería Río Verde, de la Calle Vitoria. Porque el chocolate pierde espacio como bebida de reyes aunque se siguen haciendo buenos churros en La Rioja. Como en Calahorra, donde encontramos la churrería VG, nos cuentan que un kilo de porras por 7 euros. Se pueden acompañar con el chocolate que hacen en este mismo espacio. Y también en Calahorra, la pastelería Dulce Boca, porras y chocolate todos los días de la semana.

El puesto de chocolate caliente en la Plaza de la Diversidad de Logroño. / NCU

En NueveCuatroUno queremos saber a qué espacios acuden nuestros lectores para tomar un buen chocolate caliente a la taza con churros o porras. Vamos a descubrir que mientras las chocolaterías van perdiendo espacios fijos, los puestos portátiles están ganando esquinas clave de Logroño o Calahorra para servir cada día churros, buñuelos, porras y chocolate caliente para llevar.

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