El Rioja

La vid clama más frío ante el riesgo de una brotación temprana

Las tijeras avanzan por los renques de Rioja desde hace varias semanas dibujando por estas fechas del nuevo año una denominación dividida entre los sarmientos desnudos que todavía sobrepasan los alambres y las cepas que ya lucen renovadas para recibir una nueva cosecha. Mientras los viticultores confían en que los Reyes Magos cumplan sus deseos y traigan un 2023 húmedo que bendiga al campo, toca esperar para ver esos efectos reales del frente polar vaticinado por la Agencia Estatal de Meteorología para la segunda quincena de enero.

La realidad durante las últimas semanas no ha sido la más deseada con temperaturas más propias de la primavera que del invierno, si bien los astros han cambiado en los últimos días con la irrupción de la lluvia y las frías mañanas. Pero no es suficiente. La planta clama un descenso térmico notable en plena parada vegetativa en la que se encuentra para seguir su ciclo en buenas condiciones.

Más frío, pero también más lluvia que ayude a llenar los suelos de humedad y engordar esas reservas hídricas de cara a los meses cálidos del año. “Debe llover de forma más recurrente y en mayor cantidad. Y no solo para la vid, sino también para otros cultivos como el cereal, que vive ahora un buen periodo de nascencia, pero no guarda la humedad suficiente en la profundidad de los suelos”, asegura el ingeniero agrónomo José Antonio Pérez.

“Son fechas en las que la vid ha de someterse a condiciones meteorológicas habituales de invierno que, sin embargo, apenas se están dando. El frío favorece que se rebaje el riesgo fúngico y que las yemas acumulen horas frío necesarias para que se produzca después la brotación. Además, al estar en un periodo de latencia marcada motivado por esa bajada de temperaturas, la planta asimila mejor la poda. Aunque estemos registrando mínimas de cero grados, durante las horas centrales del día las temperaturas son más bien cálidas, así que este no está siendo un invierno real con esta amplitud térmica tan marcada”, puntualiza.

Si esta situación meteorológica se prolonga, la vid corre el riesgo de sufrir una brotación temprana con el agravante de sufrir en mayor medida los daños de esas heladas tardías de primavera. Así que toca confiar en ese cambio de patrón atmosférico que se anuncia para la segunda quincena de enero donde la nieve podría, por fin, cubrir los montes riojanos.

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