El Rioja

Rioja se echa las manos a la cabeza: “Sigue sobrando mucho vino”

Rioja se echa las manos a la cabeza: “Sigue sobrando mucho vino”

Las bodegas de Rioja están a rebosar de vino. Algunas hasta acumulan dos cosechas en sus depósitos. No se han cumplido los propósitos de año nuevo con los 270 millones de litros previstos vender en 2022 y la DOCa Rioja, a falta de completar el ejercicio con los datos de diciembre, no supera ni las cifras prepandemia (256 millones en 2019). La histórica denominación acumula 253 millones de litros de vino y una ratio, la que fija esa relación entre las existencias de vino y las salidas de bodega para marcar los precios de la uva, que ronda el 3,5 por ciento.

La denominación cifra, a fecha de noviembre, una caída del 0,24 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior y la previsión generalizada es que el año se cierre “con un ligerísimo balance negativo o plano después de ir desinflándose poco a poco conforme pasaban los meses”. Así lo señala el director general de Grupo Rioja, Íñigo Torres. Una pérdida de ritmo de crecimiento marcada, principalmente, por la exportación: “Rioja ha caído en el mercado internacional en torno a un cuatro por ciento, mientras que en el plano nacional refleja un incremento del tres por ciento gracias al impulso de la hostelería que tan perjudicada se vió en 2021. Por eso el balance final es negativo”.

Torres remarca, además, que esta situación se extiende a otras denominaciones también. “Esto no es un problema solo de Rioja, si no que estamos ante un problema de mercado condicionado por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de la sociedad”. Así, ante las cifras de crecimiento que muestra la vecina Ribera del Duero con esa subida del 0,3 por ciento, la voz de Grupo Rioja puntualiza que su situación poco dista de la de Rioja: “En nuestro caso tenemos una gran dependencia del mercado exterior, del 40 por ciento, mientras que en Ribera el mercado nacional se lleva en torno al 85 por ciento de la comercialización, de ahí que nuestro resultado sea más negativo, pero apenas hay medio punto de diferencia”.

Donde sí se plasma diferencia es en el balance de los últimos años, y es que mientras Ribera del Duero y Rueda ya han superado las cifras de ventas prepandemia, Rioja se mantiene a la cola sin rozar los datos de 2019 (256 millones de litros). Y ante esta inmovilidad en la comercialización de la denominación, Torres reconoce que las medidas son necesarias para alcanzar el equilibrio, “pero analizando antes la situación, los diferentes mercados y perfil de Rioja para tomar las decisiones más acertadas que dinamicen las ventas”.

La Asociación Bodegas Familiares de Rioja se prepara para una Asamblea que se celebra este miércoles con el fin de acordar unas medidas que puedan aplicarse en la denominación si así lo aprueban las correspondientes instituciones. “Hay que mandar mensajes al mercado desde ya, no ponernos en junio a hablar de rendimientos. Se trata de empezar a limitar todo lo que se pueda para que suban los precios porque si no se van a hundir”, apunta Ana Jiménez.

“Hemos valorado medidas como el reinjerto de tinto a blanco dado el repunte de la demanda del blanco en el mercado. Además, cuando reinjertas ya pierdes la cosecha del primer año y durante el segundo sacas un 20 o 30 por ciento, aunque para que esta opción voluntaria sea fructífera debería contar con ayudas que la incentiven. También se ha puesto sobre la mesa la reducción de produccion y transformacion en bodega, por no hablar de la segmentacion de calidades tanto en la uva como en el vino”, señala. Rioja se mueve, por tanto, en aguas turbulentas e inciertas.

Una preocupación se extiende por todo el sector elaborador. Begoña Jiménez, de la Asociación de Bodegas por la Calidad, asegura que “lo que más miedo da son los precios que pueda alcanzar Rioja porque las bodegas no son capaces de trasladar al consumidor la subida de los insumos”. La coordinadora de esta agrupación que representa el nueve por ciento de la comercialización en Rioja, opina que aquellas bodegas de mayor volumen y con gran presencia en el mercado exterior son las que más preocupadas pueden estar: “La exportación no ha dejado de caer durante 2022 y lo que ocurre en el plano internacional siempre funciona como un indicativo de lo que vamos a ver luego en el mercado nacional”.

¿Nuevos formatos de venta?

“Habría que retirar unos 100 millones de litros de vino para recuperar el equilibrio porque sigue sobrando mucho. Como no suceda algo extraordinario, como una helada o granizada generalizadas, los niveles seguirán siendo los que son”, remarca Ricardo Leza, gerente de Bodegas Zinio. A su parecer, lo que hay que hacer es “apostar por vender más y no por producir menos porque esa bajada de rendimientos que ya llevamos arrastrando durante tres cosechas va a ser la ruina”.

En el caso de la Cooperativa de Uruñuela, diciembre ha bajado el telón mejor de lo esperado compensando en cierto modo las pérdidas acumuladas en noviembre: “Pero en número de botellas nos hemos quedado un poco por debajo del año pasado, aunque con un poco más de facturación porque hemos tenido que subir los precios para repercutir algo los costes. Veremos ahora cómo despierta el principio de año con la vuelta de las ferias, pero la preocupación es real y esto no mejora, así que toca abordar este problema estructural con medidas de fondo”.

¿Y cómo aumentar esas ventas? Ricardo pone sobre la mesa el eterno debate en la denominación sobre el uso de alternativas al vidrio en los embalajes de vino. “Cualquier formato que nos haga evacuar vino ahora creo que nos vendrá bien porque en estos momentos no creo que estemos como para elegir mucho. En Rioja es entendible que todas las uvas no se pueden meter en botella, así que tiene que haber otros formatos porque si no habría viñas que sobrarían. Porque también es entendible que no todas las uvas pueden valer igual porque el esfuerzo de determinados viticultores por sacar adelante viñedos viejos con 3.000 kilos por hectárea. Esa diferenciación también se consigue con el uso de estos nuevos formatos y creo que sería algo que tendría aceptación. Tampoco se puede saber si fomentaría en gran medida las ventas como se necesita, pero al menos los países nórdicos tiene bastante demanda de este tipo de productos”, considera.

En lo que respecta a Zinio, la bodega asegura que va a seguir intentando crecer en plazas donde ya están presentes contando también con más comerciales, “porque bajar más los precios tampoco es ya una opción con esta subida de costes y las botellas tienen que salir”. Aunque ahora la vista se fija en el mercado nacional que no deja de perder presencia y que se espera no mejore en esta entrada de año: “Los bolsillos han sufrido estas navidades entre regalos y salidas, lo que va a mermar la capacidad de compra de un producto como el vino, que no es imprescindible, así que ya veremos cómo se comporta la exportación”.

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