La Rioja

El calzado amenaza con la huelga ante el parón en la negociación

Los trabajadores del calzado en Arnedo están decididos a ir a la huelga. El Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) ha convocado el próximo miércoles a la mesa negociaciadora en Madrid. El asunto no es nuevo. Ya a principios de verano comenzaron las primeras concentraciones, enfocadas a conseguir diferentes mejoras importantes para el sector. Además de beneficios en las condiciones de trabajo, hay dos puntos que son líneas rojas para los trabajadores: una subida salarial acorde al incremento del IPC y la reducción de horas laborables, teniendo en cuenta que el sector es uno de los que más horas de trabajo tiene por convenio dentro de la industria manufacturera.

“La patronal nos ha ofrecido un acuerdo a cuatro años con un incremento del 4 por ciento en 2022 -retroactivo desde el 1 de julio- y en 2023. Después, un incremento del 2,5 por ciento en 2024 y de un 2 por ciento en 2025 con un tope al IPC del 2,5 por ciento”, explica Diego Belón, representante de CCOO de los trabajadores. “Entendemos que se trata de una oferta que hipoteca a los trabajadores”.

Ante la incertidumbre económica y social, explica, es imposible saber cómo va a comportarse el IPC en cuatro años, por lo que van a plantear subidas porcentuales dependiendo de cómo se encuentren las cifras en los próximos años. En cuanto a las horas, solicitaban una reducción de 12 horas de las 1.788 que realizan a lo largo del año y la oferta ha sido reducir cuatro horas en 2023 y otras cuatro en 2024. Así, los trabajadores creen que esa parte de la negociación también es insuficiente.

Por todo ello, este lunes se han concentrado tanto en el Centro Tecnológico del Calzado (CTCR) como en las fábricas de FAL y Fluchos -dos de las empresas más importantes del sector en Arnedo- para dar más visibilidad a sus reivindicaiones.

Tras la propuesta de la patronal, la idea es negociar el miércoles a Madrid una alternativa que no es otra que reducir la vigencia del convenio a dos años. “Y volvernos a reunir a finales de 2023 o a principios de 2024 y revisar la subida salarial. Dependiendo de la tendencia de la inflación y el IPC podemos perder mucho dinero en esos dos años de más de vigencia del convenio”.

Sergio Merino, representante en la mesa de negociación no es optimista. “Llevamos ocho reuniones y no se ha dado ni un sólo paso para solucionar el conflicto. La del 8 de noviembre fue convocada por la patronal, creíamos que traían algo que ofrecernos y nos encontramos con que nos hicieron ir a Madrid para nada. Fue una reunión muy tensa, por lo que no veo una solución sencilla al conflicto porque las posturas económicas difieren mucho”.

Poco o nada se ha hablado de las reivindicaciones sociales. “Hay tres temas después del incremento salarial y la reducción de horas que son importantes. Uno es destapar el tema de las enfermedades profesionales que solo cubren a los trabajadores del segundo día al cuarto mes y lo queremos ampliar hasta seis meses”.

El plus de distancia de los trabajadores cuyas empresas se han tenido que desplazar a polígonos como el de La Maja es otro de los temas de discordia. “Pagan el kilometraje a 0,024 euros, por lo que los trabajadores están cobrando unos seis euros al mes, eso no vale ni para arrancar el coche”. Además, también están luchando porque la novena y décima hora de flexibilidad laboral aumente el porcentaje de retribución.

De momento, todo pasa por la reunión que mantendrán a nivel nacional con la patronal en Madrid. En el caso de no llegar a un acuerdo, las movilizaciones ya están convocadas. Ese mismo miércoles, por la mañana, habría concentraciones en Roal, Hergar y Arneplant. Al día siguiente está prevista una manifestación por las calles de Arnedo (19 horas desde la Puerta Munillo). Para el próximo martes (29 de noviembre) hay concentraciones previstas en Gaimo, Pitillos y Robusta.

Si no se llega a un acuerdo, además hay una huelga prevista para el próximo 1 de diciembre. “La huelga empezará en las fábricas que tienen turnos de noche el día anterior a las 22 horas”, comenta Belón, quien espera no tener que llegar a esa situación. “De momento sería una huelga de un único día. La idea es que la ciudad del calzado se pare por completo”.

Asimismo, se han planteado parones de producción en los meses de enero y febrero (cuando se empieza con la producción de las nuevas temporadas) y hacen sus reivindicaciones extensibles a toda la sociedad arnedana, ya que de la lucha del calzado también se aprovecha parte de la economía circular, el pequeño comercio, hostelería, etc.

“No podemos pagar siempre los mismos las crisis. Hay que recordar que en la pandemia fuimos los trabajadores los que sacamos adelante el sector haciendo batas y mascarillas, que parece que ya no se acuerda nadie”, asegura frente al futuro incierto de los próximos días.

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