Gastronomía

El Bule: “Los cócteles no tienen hora y acompañan perfectamente a la comida”

Tenía 15 años cuando se metió por primera vez detrás de una barra. Estudiaba, pero en verano había que buscarse la vida. Vio un cartel donde ponía ‘Se busca camarero’ y así Chema Rello vivió “una experiencia maravillosa” que comenzó como un trabajo para sacarse un dinerillo, continuó con el Café Boulevard de Arnedo y ahora llega a Logroño con un Gastro Cocktail Bar: El Bule (calle Estambrera, 30).

Cómo él dice, “es una prolongación. Vamos a traernos un poco el formato del Boulevard de Arnedo pero con algo importante que nos falta allí, la cocina. En el Bule vamos a trabajar café, copas, cócteles… y vamos a hacer una apuesta fuerte por la gastronomía”. Puede que a la gente la palabra Bule no le diga nada, sin embargo “a nosotros nos los dice todo, porque detrás hay una trayectoria, un crecimiento y un proyecto que teníamos ganas de compartir en Logroño”.

Calidad y servicio. Esas son las premisas fundamentales con las que Rello lleva trabajando toda su vida y ahora, añade a la receta la innovación. Ha participado en cientos de campeonatos de coctelería, en los últimos ya como jurado. Porque Chema no ha parado de formarse en todo este tiempo, y hace cinco años, cuando en España se desarrolló el primer máster universitario en coctelería, más concretamente en el Basque Culinary Center, ahí estaba él.

En esta nueva aventura en Logroño “no venimos a descubrir la coctelería, porque en la ciudad ya hay locales que la trabajan muy bien. No queremos ser abanderados de nada, eso ya lo dirán los clientes, solo queremos que la gente disfrute”. Y para ello, además de la bebida, la comida es fundamental.
“Vamos a tener un menú abierto, de manera que no estés obligado a coger un primero, segundo y postre. Se podrá elegir los platos y la cantidad. Habrá ensaladas, carnes, pescados… todo de primerísima calidad”.

Las hamburguesas, tapas y raciones también formarán parte de la oferta y todo acompañado de una muy buena carta de vinos, cerveza, refrescos y, por supuesto, cócteles. Porque un cóctel no tiene hora y puede, perfectamente, acompañar a la comida. “Por ejemplo, una hamburguesa te la puedes tomar con un vin brulé”. Rello destaca que hay cócteles que tienen la misma graduación o incluso menos que una copa de vino, “por lo que puede encajar perfectamente con una comida”.

De momento, El Bule va a contar con una carta de veinte cócteles, con y sin alcohol. “Estos últimos cada vez se demandan más. Lo hemos visto en el Boulevard de Arnedo. Hay gente que no suele beber pero quiere cosas diferentes, aquí las va a encontrar”. Por supuesto, también los clásicos como un Dry Martini, un Mojito, un Margarita o un Cosmopolitan. Y esto sin olvidarnos de una buena cerveza, un vino espectacular o un café muy bien trabajado.

El secreto para acertar es el diálogo con el cliente, “que te cuente sus gustos”. Además, tener en cuenta la hora del día, si ha comido o no, si quiere un trago largo o uno corto. “Lo que debemos alcanzar es que el cóctel flote en cada paladar y el cliente pueda descubrir toda una cadena de sabores sin que despunte uno sobre otro”.

Chema tiene claro que el objetivo a cumplir es que cuando una persona cruce la puerta de El Bule se encuentre un ambiente acogedor para que se sienta como en casa. “No buscábamos algo en el centro, sino un barrio más residencial porque perseguimos una continuidad, no altibajos. Llevamos muchos años en la hostelería y eso es una auténtica avalancha. Ahora apostamos por una hostelería más humana, más racional, con trabajadores que estén contentos, se vinculen y comprometan con el proyecto. En definitiva, que el cliente se deje cuidar y a la vez disfrutar con ellos”.

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