La Rioja

Un año sin Álex: el asesinato de Lardero que conmocionó e indignó a España

El asesinato de Lardero que conmocionó e indignó a todo el país

Foto: Javier Belver (EFE)

Un asesinato, por lo inesperado de su naturaleza, siempre tiende a imprimir en la sociedad tres sentimientos primarios: rabia, conmoción e indignación. Pero pocas veces se han dado con tal nivel de intensidad como con la muerte del pequeño Álex en Lardero hace ahora justo un año. Bastaba con echar un vistazo a las portadas de los diarios de tirada nacional del día siguiente para comprender que el que tuvo como víctima al niño de 9 años no era uno de más de los crímenes que pueblan la crónica negra en España.

Poco antes de las ocho y media de la tarde del 28 de octubre de 2021 la desaparición del menor en un parque infantil de la urbanización de Entre Ríos rompió en mil pedazos la alegría asociada a la improvisada fiesta de Halloween que los pequeños estaban celebrando. Las batidas de búsqueda que iniciaron los vecinos no tardó en dar resultados.

Las peores sospechas se confirmaban al localizar uno de los padres de los menores al pequeño Álex, ya sin vida, en brazos del conocido como “hombre del banco” por los vecinos de la urbanización, que trataba de bajar al garaje con el cadáver del niño. El sujeto en cuestión no era otro que Francisco Javier Almeida, cuyo macabro comportamiento llevaba semanas inundando de sospechas y temores ese entorno de la tranquila localidad de Lardero.

Asesinato de un niño de 9 años en Lardero | Foto: Raquel Manzanares (EFE)

El infanticida se había instalado en Entre Ríos pocos meses antes de cometer el macabro crimen, disfrutando de la libertad condicional desde abril de 2020. La de Álex no era la primera vida que Almeida había apagado con sus propias manos. A la urbanización llegó tras cumplir condena por el asesinato de una mujer en Logroño en 1998. Fue el conocido como ‘crimen de la inmobiliaria’ y, en el momento de dictarse la sentencia, su abogada defensora ya advirtió de que Almeida volvería a matar si encontraba la ocasión. En su sombrío expediente también le consta una condena por abusar de una menor de edad en 1993, por lo que fue condenado a siete años de prisión.

Francisco Javier Almeida, escoltado por dos agentes en dependencias de la Guardia Civil el 31 de octubre de 2021. | Foto: Javier Belver (EFE)

Los vecinos de Entre Ríos ya habían advertido conductas temerarias por parte del asesino de Álex, que mantenía una actitud vigilante sobre los niños mientras jugaban en la urbanización y, según varios testimonios, tres días antes de la comisión del crimen habría tratado de raptar a otra niña de 11 años para llevarla a su casa, si bien no pudo consumar sus planes.

Dos menores llevan flores al parque donde Almeida raptó a Álex antes de asesinarlo. | Foto: Javier Belver (EFE)

Tanto la Guardia Civil como la Policía Local de Lardero desplegaron un dispositivo de vigilancia durante tres días sobre el parque infantil de la urbanización y sobre el colegio que se encuentra a escasos cien metros de la misma, empleando para ellos a agentes uniformados y de incógnito. En cambio, la descripción facilitada en las denuncias verbales no se correspondían con la complexión física de Francisco Javier Almeida y el rastreo se cerró sin resultados.

Una patrulla de la Guardia Civil extrae a Almeida del garaje de su domicilio en la urbanización Entre Ríos. | Foto: Raquel Manzanares (EFE)

Todo ello redundó en una doble indignación al trascender la naturaleza del crimen de Lardero. Dos preguntas circundan el caso desde hace un año y el juicio que presumiblemente se celebrará a principios de 2024 deben dar respuesta a ellas: si se hizo todo lo posible para evitarlo y cómo es posible que un sujeto con el perfil de Almeida viviera en un entorno con abundante presencia de niños sin vigilancia suficiente, a tenor de los hechos.

En busca de “algo de paz”

El deseo de los familiares del pequeño asesinado pasa por encontrar “algo de paz” en el juicio, que esperan se resuelva con una sentencia justa, que evite que otras personas tengan que pasar por el dolor que les erosiona desde hace un año. El proceso se encuentra en la recta final de la fase de instrucción, en la que se vivieron momentos especialmente desagradables cuando el propio Almeida fue citado a finales de junio ante la jueza para prestar declaración en presencia de dos testigos menores de edad.

Concentración en recuerdo de Álex, el 31 de octubre del pasado año. | Foto: Javier Belver (EFE)

Aunque los niños -de 12 años de edad- estuvieron separados del asesino por un biombo, se sintieron “muy mal” ante la situación y sus familias se mostraron “indignadas” por la situación. En cualquier caso, la declaración de los menores sirvió para situar “sin ningún lugar a dudas” en la plaza donde raptó a Álex a Francisco Javier Almeida, quien se negó por tercera vez a responder a las preguntas de la jueza que instruye el caso.

Almeida accede en un coche policial a prestar declaración en los juzgados de Logroño. | Foto: EFE/Raquel Manzanares.

Los niños también corroboraron que “no era la primera vez” que el asesino trataba de que alguno le acompañara a su casa con alguna excusa, como la de ayudarle a limpiar una jaula de pájaros.

La vida de Almeida fuera de la cárcel

La gran duda en torno al crimen de Lardero señala a las políticas de reinserción para reclusos con delitos de sangre, como los cometidos anteriormente por Francisco Javier Almeida. El asesino disfrutó de 39 permisos penitenciarios mientras cumplía condena en el penal de El Dueso (Cantabria), cuya Junta de Tratamiento se reunió en noviembre de 2019 para abordar una posible modificación de su régimen, toda vez que ya había cumplido entre rejas las tres cuartas partes de su condena.

Con división de pareceres, la Junta acordó mantenerle el segundo grado (régimen ordinario), una decisión que recurrió el recluso, logrando que la Administración le concediera el tercer grado (régimen abierto), al valorar que no se habían registrado incidentes durante sus permisos penitenciarios y que “el régimen tratamental era positivo”. Con esa autorización, Almeida fue trasladado de El Dueso a la cárcel de Logroño en 2020 y el 8 de abril de ese mismo año se le concedió la condicional, sin que el juez ni la Fiscalía se opusieran a su nueva situación de semilibertad.

La Guardia Civil traslada a Almeida desde la cárcel de Logroño hasta el centro penitenciario de de Segovia. | FOTO: Efe/Fernando Díaz

Durante su régimen de libertad condicional, Instituciones Penitenciarias realizó dieciséis intervenciones de seguimiento a Almeida, entre ellas, una visita de funcionarios a su domicilio en la urbanización de Entre Ríos. Con ella, el personal de Prisiones debía cerciorarse de que el condenado cumplía con las condiciones que le había puesto el juez en su nueva situación: comunicar cualquier cambio de domicilio, la búsqueda activa de trabajo o acudir cada dos meses acudir a la oficina de gestión del Servicio de Penas y Medidas Alternativas de la prisión de Logroño.

Esos controles bimensuales consistieron en entrevistas presenciales, pero también en contactos telefónicos, e incluyeron, por ejemplo, la comunicación por parte del condenado de la incorporación a un trabajo y -tiempo después- de una ampliación de su horario laboral.

Francisco Javier Almeida, en el momento de su detención por el asesinato de Álex.

Habida cuenta de la gravedad de los hechos cometidos hace un año y de su carácter reincidente, la acusación particular pedirá para Francisco Javier Almeida (de 55 años) la pena de prisión permanente revisable.

Lardero no olvida

Mientras el procedimiento judicial encara su momento decisivo, el recuerdo al pequeño Álex no ha permanecido imborrable en uno de los años más difíciles que se recuerdan en Lardero. Sin ir más lejos, los vecinos de Entre Ríos han convocado para este viernes una concentración, coincidiendo con el primer aniversario del asesinato del menor.

“Lo que ocurrió está en todas las conversaciones del barrio, un día sí y otro también”, aseguran los vecinos, quienes se han propuesto que “no caiga en el olvido”. Además, quieren arropar a los familiares y seres queridos del menor “en un momento muy duro” con “un acto sencillo, desde el respeto y el cariño”.

Concentración en recuerdo de Álex, el 31 de octubre del pasado año. | Foto: Javier Belver (EFE)

Nada es igual desde hace un año en una comunidad habituada a vivir en paz. “No sé si es histeria o no, pero hace más de un año llamábamos a la policía y no se hacía nada, hasta que pasó lo que pasó», señala Abel Hernando, portavoz de los vecinos de Entre Ríos. El alcalde de Lardero, Manuel Vallejo, corrobora que “en todo el pueblo hay un clima en el que, en cuanto se ve algo raro, la gente se pone en alerta”.

“Sobre todo, creo que hay una vigilancia especial a los niños, antes se les dejaba con más libertad”, asegura, lamentando esta circunstancia como algo “normal” porque “todas las heridas dejan una cicatriz”. Y la herida por la trágica pérdida de Álex seguirá abierta aún durante mucho tiempo.

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