La Rioja

¡Cómo hemos cambiado! Cuarenta años del primer Consejo de Gobierno

Sala roja del Palacete de Vara de Rey. Cinco de la tarde de un jueves cualquiera. El sol de octubre entra aún a través de los estores de la sala. La influencia inglesa del edificio que le imprimió un empresario de Treguajantes se respira nada más entrar. Un reloj dorado en una de las repisas. Al otro lado, dos grandes y regios armarios que guardan ropajes de otras épocas. En el centro, tres sillas modernas, el logotipo del Gobierno de La Rioja en metacrilato y tres vasos de agua. Pasado y presente se dan la mano como si supiesen antes de tiempo a quiénes vamos a reunir allí.

Luis Javier Rodríguez Moroy (presidente de 1982 a 1983) conoce a la perfección las estancias de la casa. Allí se celebraron los primeros Consejos de Gobierno de La Rioja cuando la comunidad empezaba a dar sus primeros pasos para convertirse en lo que es hoy. Concha Andreu los preside allí desde hace algo más de tres años. Hablamos con ellos de esas reuniones que tienen un halo de secretismo (nada sale de lo que pasa ahí dentro).

Rodríguez Moroy no recuerda mucho de esa primera reunión. “Me acuerdo de las personas y de lo que nos unía”. Algunos de esos primeros hombres (todo hombres) poco sabían de política. “Eso sí, eran personas que habían sido protagonistas de la vida social y económica de la región. Algunos eran responsables de empresas de éxito con proyección nacional y habían dado el paso de involucrarse en un momento complicado, era gente muy concienciada”, recuerda con cariño detallando sus nombres, sus cargos, mencionando a los que ya no están…

En esa época, Concha Andreu era una adolescente de poco más de quince años. “Se ve que entonces ya me gustaba esto de la política porque recuerdo esa época con mucha ilusión; no sabíamos lo que significaba ser una comunidad autónoma, pero estábamos contentos con eso de no ser ni castellanos, ni navarros, ni vascos, ni aragoneses: Éramos dueños de nosotros”. De su primer Consejo de Gobierno sólo recuerda los nervios: “Queríamos cambiar el rumbo de La Rioja”.

“La diputación provincial había desaparecido y todos nos preguntábamos, ¿y ahora qué?”, rememora entonces Rodríguez Moroy. Se tranquiliza al pensar que los elegidos eran personas que tenían la capacidad de echar a andar proyectos desde la más absoluta nada, de crear estructuras, de poner bases… Uno de los mayores problemas entonces fue “tener objetivos, porque no teníamos competencias”. Querían hacer, pero en muchos casos no podían. Andreu asemeja la situación a lo que le pasó a su equipo con la llegada de la pandemia. “Teníamos muchos proyectos en mente y la pandemia nos obligó a hacer Consejos extraordinarios en los que tuvimos que tomar medidas muy crueles como cerrar negocios, meter a la gente en casa…”.

La falta de competencias, la falta de tecnologías y la falta de presencia femenina son las características fundamentales que diferencian a un Consejo de Gobierno de hace cuarenta años de uno de 2022. “Penoso, ¿verdad?”, comenta Rodríguez Moroy sobre la falta de mujeres en aquellos primeros tiempos. “Pero es que no se puede juzgar esa situación con los parámetros de hoy. Ahora se trabaja por no dar un paso atrás en ese sentido”, le dice Andreu. “Es un paso irreversible y es fantástico que sea así”, responde él.

Si un quebradero de cabeza tenían entonces los miembros de ese Consejo de Gobierno era la figura del interventor. “Era muy rígido, pero la gente que teníamos era capaz de llegar a las mismas finalidades por otros caminos. Hubo que dar muchas vueltas para llegar a algunas cosas”. En el Consejo de Gobierno de la actualidad las cosas han cambiado. “Es gracioso ver a los más veteranos discutiendo a ver quien tiene la razón legal”, asegura Andreu.

Hace cuatro décadas los Consejos de Gobierno tenían casi siempre un punto inicial, “hablar sobre el sapo que nos aparecía cada día”, cuenta Rodríguez Moroy. “Fue una época tortuosa. Aunque UCD tenía prácticamente todo el poder en el Parlamento (a pesar de que nadie iba a nuestros mítines), el partido se fue deshaciendo como un azucarillo”, recuerda. Aún así había tiempo para dejar en forma de viñetas un guiño para la historia. “Recuerdo que Ropero, cuando se trataban temas de economía, hacía caricaturas de los que estábamos allí; recuerdo alguna que salía yo detrás de la mesa recibiendo flechazos que venían por todas partes”. Ni más ni menos que lo que sentía que le pasaba a diario el primer presidente de La Rioja.

Las anécdotas de los últimos Consejos de Gobierno llegan también del momento de la pandemia. “Acordamos que no podían ponerse fondos en las videoconferencias y allí vimos de todo”. Hasta mascotas paseándose por los teclados de los consejeros. Y es que si los Consejos de Gobierno no tienen un alcance real en la opinión pública ,esos fueron los más esperados por la sociedad riojana. “La gente esperaba a ver si abríamos una semana o esperábamos a la siguiente para que no se nos saturaran las UCI, no fueron decisiones sencillas”.

Andreu destaca además la importancia que ha tenido el sacar los el Consejo de Gobierno fuera de Logroño. “Me pareció una idea estupenda. Es una forma de acercarlos más a la población y un momento en el que los concejales de los municipios dicen eso de ‘¿qué hay de lo mío?'”, defiende Rodríguez Moroy.

Reuniones semanales en las que se cimenta el devenir de La Rioja. Cuarenta años de acuerdos, decisiones que afectan a todos los riojanos, cambios, impulsos… Un recorrido por la historia de una comunidad que decidió tomar las riendas de su futuro.

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