Especial Enoturismo

Un claustro para desconectar y conectarse al mundo del vino de Altanza

Stephanie Abel y Paula Buil, en los exteriores de Bodegas Altanza

A escasos diez minutos de Logroño, Bodegas Altanza esconde un entorno idílico entre las cuatro paredes de un claustro rodeado de viñedos en plena Rioja Alta. Se escucha de fondo el agua de una fuente mientras se cuelan los rayos de sol entre los cipreses del jardín. Paula Buil, del departamento de Relaciones Públicas y Comunicación, y Stephanie Abel, responsable de Marketing, abren las puertas de esta bodega con más de 20 años de trayectoria para mostrar un paraíso exterior donde desconectar y conectar con el mundo del vino en todos los niveles.

“Uno de los pilares fuertes de Altanza son sus exteriores, con más de 3.000 metros cuadrados entre jardines y viñedos, así que la variedad de actividades enoturísticas está asegurada”, explica Buil. En concreto, dividen su programa en experiencias deportivas, sensoriales y gastronómicas con el vino como factor común.

“Quien nos visita tiene la oportunidad de hacer excursiones en kayak por el río Ebro, discurriendo desde Lapuebla de Labarca o Cenicero y descender hasta Fuenmayor para culminar la actividad con una cata y aperitivo en bodega. O bien apostar por recorrer los viñedos en BTT o segway. Buscamos unir deporte y naturaleza, una oferta demandada sobre todo por un público joven”, añade.

Y de puertas para adentro, la selección de vinos Altanza es todo un despliegue de aromas. La cata maridada con embutidos riojanos comienza con un blanco de sauvignon blanc, un crianza y, en función del grupo visitante, se ofrece un vermut porque también comercializamos vinos de Jerez o un reserva. “Y todo ello acompañado con una degustación de nuestro premiado aceite de oliva virgen extra”. Experiencias, por tanto, adaptadas a cada perfil.

Aunque Altanza siempre ha hecho hincapié en explotar sus exteriores, a raíz de la pandemia esto se ha acrecentado más si cabe. “Realmente ha sido fácil adaptarnos a estas nuevas corrientes de enoturismo centradas en los espacios abiertos porque lo difícil, que era disponer de las instalaciones, ya lo teníamos. Y esto ha propiciado que el abanico se haya ampliado bastante en estos dos últimos años”, señala la responsable de Marketing.

Tanto que Bodegas Altanza ha impulsado de cara a este verano una actividad donde aunar vino y meditación dentro de su Experiencias Sensoriales: “Hemos lanzado la actividad ‘Winefulness’ para la que contamos con una monitora del centro Gravedad Zero, que va formando y asesorando  a lo largo de la visita para llegar a la cata final con los cinco sentido super abiertos y disfrutar plenamente de la actividad ‘Mindful eating’. De cara a verano está disponible bajo demanda, pero creemos que será a partir de septiembre cuando coja gran impulso”.

Sin olvidar que Fuenmayor se consolida como un fuerte punto gastronómico que cuenta con una hostelería de primer nivel que también favorece la llegada de amantes del buen comer. “El COVID-19, sin duda, nos ha hecho valorar más el disfrute y esa desconexión de las grandes aglomeraciones. Queremos olvidar lo que hemos pasado y disfrutar en compañía de familia y amigos y, por supuesto, un buen vino”, reconoce Buil.

Por ello en este enclave no pueden faltar las experiencias gastronómicas, con tapas elaboradas por la chef de la bodega Olga y maridadas con cuatro vinos para disfrutar también en compañía de buena música mientras se disfruta del atardecer, así como la recién estrenada ‘Parrillada al sarmiento’, donde se incluye una parrillada de carne en la visita habitual. “Además, tenemos nuestro plan ‘Reservados’, una cata premium de cinco vinos donde se incluye un picoteo selecto. Se trata siempre de ofrecer experiencias personalizadas y adaptadas a cada tipo de público, sin prisas, en grupos pequeños y de manera didáctica”.

Bodegas Altanza

– N-232, Km 419,5 (Fuenmayor)
– 941 450 860 / 618 629 086
Página web

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