El Rioja

El motín de Aldeanueva: ni de Calahorra ni de los señores

Uno de los actos novedosos de la feria Entreviñas de este año es que contará con la teatralización de uno de los momentos más importantes del municipio en la historia: el motín de 1663 que terminaría con la autonomía de Aldeanueva de Ebro un año después.

La plaza de España será durante este sábado, a las 21:30 horas, el escenario donde se vuelvan a revivir algunos de los momentos más trascendentales de esa fecha que sirvieron para que el municipio dejase de ser villa de Calahorra, sin pasar porque los señores de la época se hiciesen con el municipio.

Hasta entonces, Aldeanueva de Ebro había pertenecido a Calahorra, pero una vez que la villa se desligó de esta existía el peligro de correr la suerte que habían corrido los rinconeros tiempo atrás: que los hidalgos ricos del municipio intentasen señorializar la villa vendiéndosela a algún señor. Aunque pertenecer a Calahorra no era del gusto de los aldeanos, sabían que someterse a un señor sería más perjudicial aún para los vecinos y no pasaban por permitir esa situación.

No podían estar más en lo cierto los que pensaban que así sucedería. Un primero de abril de 1663, sin que los vecinos de Aldeanueva de Ebro tuviesen noticia alguna, se firmaba un sigiloso acuerdo de venta de la jurisdicción de la villa por un valor de 4.125.000 maravedíes de plata, a razón de 15.000 por vecino. La nueva villa cambiaría incluso su nombre pasando a llamarse ‘Arnedo de Ebro’, en honor de don Juan Manuel Íñiguez de Arnedo.

El motín de los vecinos, junto con la actuación del alcalde Marín Roldán a la cabeza, lo harían imposible. La noticia corrió como la pólvora y las campanas de la parroquia llamaron a concejo abierto. No todos acudieron a la asamblea, por supuesto, porque quienes habían tramado la operación seguían los acontecimientos desde Alfaro. La legislación vigente permitía a las aldeas pagar al rey la misma cantidad en que se hubiese cerrado la operación y ser a partir de entonces una villa.

La asamblea decidió tratar de impedir a toda costa la venta, lo cual exigía disponer de unos recursos económicos muy elevados, pero todo era poco para evitar la perspectiva de depender de un señorío y verse sometidos al poder los señores, como explicaban en el documento que se aprobó por votación.

Después de intentar conseguir el dinero para comprar ellos la villa y viendo que los plazos para poder hacerlo no se iban a cumplir, asaltaron contra ellos, obligándoles a abandonar el pueblo mientras rompían las puertas y ventanas de sus casas señoriales y destruían sus escudos de armas. Incluso les vendimiaron sus viñas y se repartieron sus uvas.

Los vecinos justificaron sus hechos. La situación política y económica de Aldeanueva no era de absoluto sometimiento a Calahorra, de tal manera que la segregación podía resultar perjudicial económicamente para los vecinos, luego el motín se convertía así en un acto legítimo de defensa del bien común frente a los intereses particulares de los partidarios del señor.

El asunto dio lugar a un largo pleito criminal, se dictaron sentencias de cuatro años de cárcel para algunos -el alcalde, el primero-, otras de destierro y varias económicas, de 20.000 y 10.000 maravedíes; pero Felipe IV concedió el 25 de marzo de 1664, un año después, la titularidad de Aldeanueva a sus vecinos, segregando la población de Calahorra y ascendiéndola a la categoría de villa. También se le volvería a cambiar el nombre de Arnedo de Ebro por Aldeanueva de Ebro, el que todavía mantiene.

Aún así los aldeanos tuvieron que pagar el coste económico de ese intento de compra por parte de los señores. “Hasta 1912, generación tras generación, los aldeanos tuvieron que pagar ese dinero, así que el pueblo es nuestro, que lo hemos pagado”, asegura su alcalde, Ángel Fernández.

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