La situación está empezando a ser insostenible. A los ataques nocturnos del lobo, que ya eran habituales en los municipios de la sierra, se están sumando los que ya se producen a plena luz del día y cada día más cerca de los pabellones de los ganaderos, quienes claman poder controlar de alguna manera los lobos que cada vez son más numerosos en la región.
Pedro Medel, ganadero de Las Siete Villas, ha perdido en lo que lleva de año entre 30 y 40 ovejas. “Hace dos años podían ser siete u ocho y eso lo teníamos asumido, pero ahora haciendo lo mismo, teniendo las mismas precauciones, las pérdidas se han multiplicado por cinco y eso a pesar de tener 15 mastines”, se lamenta.
La solución para ellos no es otra que poder controlar a los lobos que existen en la zona. “La Mesa del Lobo nos ofreció que las pérdidas de ovejas se subvencionen más, pero esa no es la solución porque no evita el problema y nosotros no podemos estar 16 horas detrás de cada oveja. Estamos hablando de una ganadería extensiva, las ovejas tienen que estar por el prado y no metidas todo el día en los pabellones para evitar las muertes”, asegura.
Pero incluso eso ya empieza a dejar de ser una solución al problema: “Los últimos ataques han sido prácticamente a las puertas de los pabellones, estamos hablando que tiene que haber muchos lobos porque en un mismo día atacan en zonas distintas del mismo valle. Estamos hablando de que ha habido en los últimos años 500 bajas en los siete municipios. ¿Qué esperanza nos queda si no podemos trabajar? ¿Esperar a que se mueran de viejos?”.
Ha llegado un momento en el que Pedro ya no entiende nada. “Se llenan la boca con la España despoblada, con inversiones para que los pueblos tengan vecinos y aquí que estamos cinco ganaderos menores de 35 años nos están echando a patadas”, asegura.
“Es imposible pensar que hayamos sido la única comunidad que, teniendo problemas con el lobo, hayamos votado que sí a esta ley que nos deja totalmente indefensos. Ya hay más lobos que ganaderos en la zona, algún día habrá más lobos que ovejas y entonces se terminará el problema”, ironiza.
El situación cada día es más complicada. “Íbamos mal, pero es que este año ha sido un auténtico desastre. Mal futuro nos espera si no se toman medidas y la única es controlar al lobo porque nos deja sin sustento. Nos matan las ovejas y, para colmo, parece que para algunos nosotros somos los malos”, asegura, deseando que se encuentre una solución que les permita seguir viviendo en sus pueblos y dedicándose a sus animales.
