La Rioja

“Si Putin se hace con el país, vendemos todo y nos marchamos de Ucrania”

Olena y Yana han llegado a Calahorra: “Si Putin se hace con el país, vendemos todo y nos marchamos de Ucrania”

Yana tiene 25 años. Hace algo mas de tres semanas tenía su agenda llena de planes para la primavera y el verano. La joven ucraniana se dedicaba hasta ahora a organizar viajes turísticos con grupos de ucranianos que querían conocer países cercanos. Con un inglés casi perfecto cuenta que ya tenía algunos preparados para Montenegro, Italia y Grecia. Hoteles, museos, visitas guiadas, vuelos…pero la invasión de Vladimir Putin lo echó todo al traste de la noche a la mañana. Su trabajo, sus planes, pero también su día a día. Ahora, lejos de su Odesa natal, vida en Calahorra, con una familia a la que hasta hace diez días no conocía de nada. “Son los ángeles que han conseguido sacarnos de ese horror”, se atreve a definir.

Todo cambió hace tres semanas. “Las amenazas de Putin han sido constantes desde hace mucho tiempo, pero nadie creía que el peligro fuera inminente. Por mucho que se oían rumores, nadie creía que iba a empezar una guerra que no tiene ninguna justificación”, cuenta. Su vida normal de repente dio un vuelco y sin saber muy bien cómo se vieron metidos en una guerra que no habían buscado. “Todo hasta ahora han sido excusas para bombardear el país. Dice que queríamos meternos en la OTAN, que si el país está haciendo experimentos con órganos humanos, hemos llegado a oír que en Rusia se habla de que nos comemos a los niños, es una majadería total”, va relatando.

La familia de Marina se puso en contacto con ellas a través de redes sociales. Podían traer a dos personas a España. “Al principio no teníamos mucha confianza porque no los conocíamos de nada, pero poco a poco fuimos hablando con ella y nos fue mostrando la clase de ser humano que es, que realmente quería ayudar, que podíamos confiar en ella”.

Su idea inicial no era salir de Ucrania. “Queríamos quedarnos allí con mi novio y con mi padre”, cuenta la joven. Pero fue este el que insistió en que salieran del país y se pusieran a salvo. “Odesa estaba todavía tranquila, pero el presidente Zelenski advirtió que se podían complicar las cosas y en menos de una hora tomamos la decisión de salir”, recuerda. Así, en cuarenta minutos, cogieron de casa todo lo que tenían y emprendieron un viaje que les trajo el pasado viernes a Calahorra. Entretanto, se han encontrado con “gente maravillosa por el camino”.

Lo mismo han hecho muchos de sus amigos. “Estamos todos repartidos por diferentes partes de Europa, aunque la mayoría están cerca de la frontera para volver en cuanto todo termine”, explica. Su idea es la misma. Es optimista. “Poco más nos queda que ser positivas ante lo que nos está pasando”, asegura. Cree que en un par de meses todo habrá acabado y que podrán volver a su bella ciudad. Su madre, Olena, la mira como las madres miran a las hijas cuando saben que lo que dicen puede que nunca se cumpla. Ella ve las cosas de otra forma.

Olena no puede evitar las lágrimas cuando habla de los que se han quedado allí. Coge el traductor del móvil para intentar hacerse entender. “Pérdoname, pero es que lo más complicado es tener a la familia separada, no poder estar con ellos, no poder tocarles, sólo poder hablar a través del móvil”. Sus palabras y sus lágrimas desgarran a cualquiera.

Intentan entender qué ha podido pasar. “Creo que realmente Ucrania era un país peligroso para Putin porque estábamos demostrando que sin estar bajo el paraguas de Rusia se vive mucho mejor”, asegura. Si algo tiene claro es que “si Putin se hace con Ucrania, volveremos para vender todo lo que tenemos allí y nos marcharemos del país, nos negamos a vivir bajo bandera rusa”. Tienen familia en el país vecino. “Putin ha logrado engañar a medio país, como hizo Hitler con Alemania, es la gran mentira. Ni siquiera nuestros familiares responden a nuestros mensajes y los que contestan piensan que es Ucrania quien está bombardeando a Rusia”.

El recibimiento en España ha sido mucho mejor de lo que esperaban. Llegan de una ciudad de un millón de habitantes a una ciudad de casi 25.000. “La ciudad es mucho más pequeña, pero es muy similar a Odesa con una historia importante”, dice. Además, la gente se está portando con ellas de una forma que no saben cómo agradecer. “Los españoles sois muy parecidos a nosotros, será cosa del Mediterráneo, pero somos gente abierta, muy hospitalaria y acogedora”. Olena quiere dejar un mensaje final: “Por favor, quiero que transmitas todo el agradecimiento a las personas que están sacando a ucranianos del país, que sean conscientes de que van a ir llegando más y más si esto no acaba y que les atiendan bien porque nosotros hubiésemos hecho lo mismo si la situación fuese al contrario”.

Es difícil no empatizar con estas dos mujeres que han dejado su vida atrás para salvar la vida y tener una oportunidad de futuro. Quizás la suya haya sido una forma incierta de salir del país, sin conocer a quien las iba a acoger, pero es difícil saber cómo actuar cuando las bombas sobrevuelan tu hogar.

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