El ‘bag-in-box’ (bolsa en caja) fue el canal de comercialización de vino que mejor capeó la crisis del COVID-19, situando a España como mejor exportador mundial durante el primer trimestre de 2021 con los países nórdicos como principales receptores de este formato, según los datos aportados por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV). A nivel mundial, sus ventas registraron un aumento del 6 por ciento en volumen y del 7,2 por ciento en valor durante este ese periodo respecto a 2020.
Un formato que, a pesar de su creciente expansión, el Consejo Regulador de la DOCa Rioja mantiene vetado, aunque han sido varias las veces que los nuevos tipos de envases para el vino han entrado en el debate. Sin embargo, fuera del amparo de esta denominación son varias las firmas riojanas que apuestan por el ‘bag-in-box’ como alternativa para acceder a ese público internacional “con una mente más aperturista”.
Lejos quedaron aquellas connotaciones negativas del siglo pasado vinculadas a que los vinos que se portaban en estas cajas eran de peor calidad mientras que el vidrio reflejaba mayor categoría del producto. Buena cuenta puede dar de ello Francia que, a pesar de arrastrar una fama histórica en la elaboración de grandes vinos, es uno de los principales países en la venta en ‘bag-in-box’, junto con Sudáfrica, Australia y Alemania. Un tema que se ubica en el centro del debate por la utilización de unos envases para el vino que sean más sostenibles y generen menor huella de carbono.
España, por su parte, sigue siendo un país de arraigadas tradiciones, pero con el cambio de siglo las firmas vinícolas comenzaron a hacerse eco de las tendencias que triunfaban de puertas para afuera. El Grupo Marqués del Atrio fue una de ellas, pero remarca que el concepto que le dan a este formato es que el consumidor final lo conciba como un envase de vinos de calidad: “Esto no es un tetrabrick. Aquí nosotros envasamos calidad y esto, en los envases de tres y cinco litros que usamos nosotros, es perfecto para un consumo diario que vive solo o con pareja y que sabe que esa botella que ha descorchado va a durar en la nevera varios días. Con este envase, en cambio, el vino se conserva mucho mejor y aguanta hasta tres o cuatro meses”.
Vino ‘bag-in-box’ Faustino Rivero Ulecia, del Grupo Marqués del Atrio
El Grupo comercializa sus diferentes varietales con este soporte bajo la marca Faustino Rivero Ulecia, pero desde su bodega en Valencia, dentro de la DO Utiel-Requena. El director comercial del Grupo, Jorge Rivero, explica que su inmersión en este nuevo mercado, donde cada vez tienen más cabida los vinos maderizados, llegó “por la creciente demanada de los países nórdicos como Dinamarca, Suecia y Noruega, donde el consumo per cápita es mucho mayor y donde reciben mejor las nuevas tendencias, como ya ocurrió con los tapones de rosca”.
Muy diferente a lo que ocurre a nivel nacional. “En España hemos hecho muchas pruebas y lo que vendemos se posiciona mejor en los lugares turísticos a donde llega el cliente nórdico, como Canarias, Málaga o la Comunidad Valenciana. Mientras, en el resto del país cuesta más introducir estos formatos porque la gente lo sigue asociando a un vino de menor calidad, así que es complicado crecer. En el caso de Rioja, en cambio, no creo que deba adentrarse en este mercado, sino seguir manteniendo sus tradiciones porque al fin y al cabo el ‘bag-in-box’ sirve para dar salida a más litros y aquí lo que se quiere potenciar es la calidad frente a la cantidad”, apunta Rivero.
Vino de mesa ‘bag-in-box’ de la bodega Viñedos de Aldeanueva.
La bodega Cosecheros y Criadores del Alto Ebro se dedica a embotellar, y también envasar, en el vino de mesa de Viñedos de Aldeanueva. En el ‘bag-in-box’ su responsable, Abel Torres, asegura que la bodega ubicada en el polígono El Sequero mantiene un crecimiento sostenido gracias a la buena aceptación entre el público: “Hemos pasado de hacer principalmente envases de 15 litros a vender más de 10, 5 y 3 litros. Las tendencias han cambiado en busca de formatos más pequeños que sean más cómodos de portar y quepan en la nevera. Sobre todo exportamos las cajas de menor tamaño, mientras que las grandes se destinan a distribuidores “.
Además, Torres destaca que cada vez se demandan más varietales y blancos en este formato, de la misma forma que se mira más por el diseño visual al igual que se hace con las etiquetas de las botellas. “Sin embargo, yo comparto la decisión de no incluir el ‘bag-in-box’ en la DOCa Rioja. Al fin y al cabo somos una denominación histórica y con este nuevo soporte de comercialización dudo que incrementasen las ventas ni el valor añadido, que es hacia donde camina Rioja”, señala.
Pero este no es el único envase por el que ha apostado Viñedos de Aldeanueva. Las latas de aluminio se han convertido en otra apuesta de la bodega que, aunque todavía se encuentra en una fase muy preliminar de pruebas y errores, apunta maneras en el mercado estadounidense: “Es una tendencia que está creciendo mucho. Comenzamos justo antes de la pandemia, pero todavía estamos aprendiendo y analizando cómo evolucionan los vinos en contacto con el aluminio. Trabajamos con tintos, blancos y rosados jóvenes porque hemos visto que para este tipo de vinos sencillos, de rotación rápida, este envase es perfecto porque pesa poco y se aprovecha mejor todo el espacio”.
En un momento en el que el abastecimiento de vidrio sigue siendo un problema para las bodegas, Torres asegura que el ‘bag-in-box’ le permitió durante más de una semana no parar las máquinas de producción en su bodega de vinos de mesa ante la falta de botellas. “No tenía vidrio suficiente y tuve que primar el embotellar Rioja. Así que el vino de mesa lo envasamos en las cajas para darle salida al extranjero”. Unas escasez de botellas que el director general de Viñedos de Aldeanueva asegura se prolongará durante varios meses más.
