Agricultura

La fauna silvestre, “una plaga que amenaza la supervivencia del agricultor”

Desesperación, impotencia y rabia. La batalla por conseguir una solución inmediata a los continuos ataques de conejos, jabalíes y corzos en el agro riojano sigue lidiándose en las trincheras y sus combatientes ya están en una situación límite después de arrastrar derrota tras derrota. “Pero hay quienes observan esta guerra, latente desde hace años, desde sus despachos. Sin moverse de ahí y sin pisar la tierra por la que campan a sus anchas estos animales”.

La última alerta ha llegado desde Quel. Roberto Miguel contempla sus olivos jóvenes con rabia, recorriéndolos uno a uno mientras aparta las ramas y deja a la vista los troncos magullados, llenos de arañazos y con la corteza retirada. “Los conejos han atacado a todos y cada uno de los árboles, a pesar de tener la finca vallada y protectores en cada olivo. Esto es una vergüenza. Y lo peor es que todas las fincas del municipio han corrido la misma suerte. Basta con dar un paseo por los alrededores y ver los árboles llenos de plásticos y telas para ahuyentar a los animales, pero nunca es suficiente. Algún vecino ya ha arrancado sus ciruelos, por ejemplo”, lamenta el agricultor.

“Lo triste es que hasta aquí no ha venido nadie para conocer los daños en persona, para conocer con qué tenemos que lidiar diariamente los agricultores de esta y muchas otras zonas de La Rioja que ya están asqueados con que no se tomen medidas urgentes para frenar estos ataques. No tenemos respuesta ni del coto de caza ni de las admisnitraciones, donde se pasan la pelota de unos a otros. De Agricultura a Medio Ambiente y de ahí a Biodiversidad, y así continuamente. Yo les invitaría a que vinieran aquí para conocer la realidad con la que tenemos que liadiar diariamente”, asegura.

La finca, plantada hace escasos dos años con 3.000 árboles, “está totalmente arrasada”. Miguel ya tuvo que arrancar hace pocos años otra plantación de cerezos por el mismo motivo y no quiere que sus nuevos olivos corran la misma suerte: “Lo que tenemos aquí es una auténtica plaga que amenza la supervivencia del agricultor, pero a los de arriba parece que no les interesa verlo o se preocupan más por la supervivencia del animal y al final lo que parece esto es una auténtica selva. Lo único que pedimos es que nos den mayor libertad para cazar y no tener que depender así del coto, porque cada vez son menos los cazadores que hay”.

Este agricultor reconoce que “ante este panorama de impasividad institucional, dan ganas de dejarlo todo” y lanza, por enésima vez, la pregunta del millón: “¿Cuándo vamos a acabar con los daños de la fauna silvestres? Porque nos prometen y nos prometen pero no vemos ninguna solución. Simplemente, no se hacen responsable de nada. ¿Qué me queda por hacer ya?”.

Además de olivos y cerezos, Miguel también vive al tanto de sus ciruelos, almendros y viñas, cultivos que de igual forma sufren la huella de la fauna silvestre. “Da igual que pongas protectores o cerques el terreno. Los animales entran, rompen los plásticos y destrozan troncos y ramas a su paso comiéndose en ocasiones también el fruto. Y mientras yo tengo que ver cómo mis árboles jóvenes, después de la inversión realizada, se pueden secar por estos ataques”.

Receloso, asegura tener “poca confianza” en que la cosa cambie: “Llevo ya diez años con este problema y no he visto mover ninguna carta. A los que vivimos del campo, entre los costes de producción, los precios de venta y la situación de la fauna silvestre nos están arruinando”.

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