La Rioja

Las obras de Gonzalo de Berceo siguen sin convencer: “¿Quién viene a comprar en bicicleta?”

De paseo por la calle Gonzalo de Berceo de Logroño, preguntes a quien preguntes en qué van a consistir las obras que va a acometer el Ayuntamiento, esta es la frase que más se repite: “Quitar los bolardos”. Y es que vuelven los trabajos a una de las arterias de la capital riojana que estrenó el proyecto ‘Calles Abiertas’. Ha llegado la hora de transformar, “o eso esperamos”, las iniciativas llevadas a cabo por la pandemia.

Jaime Caballero, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, anunció que el consistorio va a mantener parte de la ampliación de las aceras, hacer cambios en las paradas de autobús y eliminar el balizamiento provisional instalado a comienzos de la pandemia para recuperar espacios de aparcamiento y nuevas zonas de carga y descarga. “Ahora empezamos a estar algo más esperanzados porque se supone que van a dejar la calle más o menos como antes, y eso significa que va a haber más sitio para estacionar el coche”, confía María Luisa, propietaria del negocio de moda Montecelo.

“Es lo principal para recuperar, si se puede, parte de la clientela que hemos ido perdiendo. La gente no tiene donde aparcar y se va al centro comercial. ‘Es un calvario hacer compras en vuestra calle’, me dice mucha gente, y no les quito razón”, señala Rocío, desde la puerta de su tienda, Dalu. “Obras que facilitan la movilidad, dicen… A mí me parece muy bien el tema de las bicicletas, ¿pero quién viene a comprar en bicicleta?”.

La esperanza en que todo vuelva a ser como antes es lo último que se pierde entre los vecinos y comerciantes de Gonzalo de Berceo. “Habrá que ver si es verdad que todo se queda como dicen que va a quedar”, reclama María del Carmen Pablo, presidenta de la Asociación Zona Oeste Comercial ‘ZOCO’ y propietaria de La Huerta de Sarramián. “El alcalde me dijo cuando comenzó todo esto de las ‘Calles Abiertas’: ‘Carmen, déjame dos meses’, a lo que le contesté que dos meses le iba a dar, pero ya llevamos dos años”.

La presidenta de la Asociación también recuerda que a primeros de octubre del pasado año celebraron una reunión telemática con Jaime Caballero para pedir celeridad a la hora de realizar las obras. Sobre todo, para retirar los bolardos con el fin de salvar la campaña de Navidad. “Les dio igual que vendiéramos o no. No hicieron caso”. Durante ese mismo mes, cinco comercios de la calle echaron la persiana. Haciendo cuentas, salen rosarios: “En un año, en la calle Gonzalo de Berceo han cerrado catorce negocios”.

El problema común que ponen encima de la mesa los comerciantes de la calle es la pérdida de clientela que ha provocado la reforma de la vía. “Contenta la gente no está. Y es que no te puedes hacer una idea de las personas que han perdido la costumbre de venir a comprar aquí porque no tienen dónde dejar el coche”, destaca Carmen. Con la zona azul se nota más movimientos de vehículos, sí, “pero sigue sin haber plazas suficientes”.

Más cambios

Además de la retirada del balizamiento -los famosos bolardos-, se consolidarán las plataformas de autobús y, además, se modificará la ubicación de las paradas situadas en la parte norte de la calle. Con el plano en su cabeza y estudiado a fondo, Carmen sale de su tienda y señala. “Mira, esa parada de bus -indica la que está a la altura de la tienda ‘El Ángel’- va a desaparecer porque está muy cerca de la siguiente. Buena decisión”.

¿El objetivo del Ayuntamiento con la transformación de las paradas de autobús? Mejorar la espera de las personas disponiendo de más espacio y más comodidad gracias a las marquesinas que también se van a añadir. Aquí también hay conflicto. “Eso de las marquesinas, no sé yo… nos va a quitar visibilidad”, preocupa a Carmen. “Mientras sigan dando el mismo servicio a las personas que llevamos años cogiendo diariamente el bus aquí, que hagan lo que quieran”, apostilla Rita mientras espera impaciente el bus de la línea 3.

Más cambios: los pasos peatonales. Se estrecharán con el objetivo de reducir la velocidad de los vehículos y, además, se crearán refugios intermedios para que los peatones sean más visibles y puedan cruzar con más seguridad, anunció Caballero.

Idea que no está de más si tenemos en cuenta la opinión de Milagros, vecina de la calle. “Entre los coches que ahora aparcan en medio de la carretera y las furgonetas que paran a descargar, te tienes que lanzar a la carretera sin ver si vienen coches o no. Es un peligro. Pero es que claro, con los cambios que han hecho a favor del peatón, han estropeado el tráfico de vehículos, que ahora es un caos. Si coinciden un autobús y el camión de la basura, se preparan unas filas…”.

Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. “Las nuevas obras vienen bien, pero llegan tarde. El Ayuntamiento no está apostando por el pequeño comercio. Lo digo de todo corazón. Y lo que están consiguiendo es que los negocios locales vayan a la deriva y la ciudad se esté quedando muy triste”, sentencia Carmen.

Subir