La Rioja

El preocupante avance de ómicron da un vuelco a la Nochevieja riojana

La Rioja anuncia el cierre de bares y discotecas desde la 1 de la madrugada

Todas las cartas estaban puestas sobre la mesa a 72 horas de despedir este 2021 convulso tras conocer las estrategias tomadas por comunidades autónomas vecinas como Navarra y Aragón. Este martes, el Gobierno de La Rioja ha dado a conocer su plan de choque frente al avance del virus en la región. Uno que se veía venir y que destaca, entre otros asuntos, por el cierre de bares, cafeterías, restaurantes, discotecas, peñas, bajeras y sociedades gastronómicas desde la 1 hasta las 6 de la madrugada.

A estas restricciones, que entran en vigor esta medianoche y estarán vigentes hasta el próximo 24 de enero, se suman otras medidas y recomendaciones que el portavoz y consejero de Sostenibilidad y Transición Ecológica de La Rioja, Álex Dorado, ha anunciado en rueda de prensa. Así, el certificado COVID será obligatorio para el acceso de las personas mayores de 12 años a hospitales, residencias, discotecas, bares con licencia especial, restaurantes (a excepción de comedores de universidades y comedores de empresa), eventos multitudinarios en interiores, salones de juego, albergues, hoteles y gimnasios, entre otros espacios.

Asimismo, la mascarilla será obligatoria en interiores en todo momento, salvo en los casos puntuales de la consumición, y se deberá mantener una distancia de 1,5 metros entre mesas, que no deberán superar en ningún momento el máximo de diez personas. Aunque se recomienda no realizar consumo en barra, se deberá cumplir también con la distancia de 1,5 metros entre los clientes.

Unas medidas que se suman a las recomendaciones de no celebrar eventos multitudinarios y reducir el número de comensales que se sienten a la mesa por Nochevieja (máximo diez personas y dos grupos de convivencia), todo bajo el “principio de precaución”. Pero lo cierto es que, apenas una semana después de que la presidenta Concha Andreu compareciera tras la reunión con los presidentes autonómicos y Pedro Sánchez para afirmar que la mascarilla en exteriores y la vacunación eran suficientes medidas para pasar la Navidad, el Ejecutivo regional ha cambiado de idea para sorpresa de muchos ciudadanos.

Su portavoz ha sido claro este martes cuando se ha referido a estas nuevas restricciones: «No creo que lleguemos tarde. Nosotros buscamos siempre el mejor equilibrio entre la salvaguarda de la salud de la ciudadanía y el mantener esa normalidad que todos buscamos y que también quieren los sectores económicos afectados y creo que lo estamos consiguiendo».

Lo que está claro es que la variante ómicron ha ido escalando de forma “lineal y constante” en La Rioja durante las últimas dos semanas hasta alcanzar “máximos históricos” y con un “aumento exponencial” de la ocupación de camas UCI y agudos que se prolongará durante las próximas tres semanas. Un auténtico frontón se dibuja en la región, que ya roza los 5.000 activos este martes y una incidencia acumulada que refleja el pico más alto de toda la pandemia con más de 2.000 casos por cada cien mil habitantes.

Preocupa sobre todo la población de 20 a 29 años y de 30 a 39, con 3.467 y 3.598 casos por cada cien mil habitantes en los últimos catorce días, respectivamente, pero el director general de Salud Pública, Pello Latasa, ha remarcado que “en estos grupos de edad el riesgo de complicación es menor y por tanto acaban en un porcentaje menor hospitalizados”.

A su vez, ha subrayado que la mayoría de los contagios de los últimos días se han producido en La Rioja en el ámbito social, sobre todo en reuniones de familiares y amigos no convivientes, porque se desarrollan en lugares cerrados, como domicilios o espacios interiores, en muchos casos mal ventilados, donde se habla en voz alta, se canta y no se hace buen uso de la mascarilla o se realizan actividades donde es incompatible su uso continuo, como comer o beber. Por ello, la variante Omicron ha tenido “un riesgo muy elevado de transmisión” según la última evaluación rápida de riesgo, ya que tiene una capacidad de escape inmunitario mayor que Delta, ha agregado.

Una situación que desde el SERIS esperan que se prolongue hasta mediados de enero, cuando se produzca un cambio de tendencia en la evolución de la transmisión. “En pandemia hemos aprendido que no existen los absolutos, pero lo que nos dicen nuestras predicciones es que, aproximadamente, después de doce o catorce días desde la última gran celebración navideña que se viva se podrá esperar un cambio de tendencia en el ritmo de contagios”.

Aunque se mantenga la confianza en los procesos de vacunación para evitar una infección grave, Latasa ha alertado de que la disminución de la efectividad frente a infección sintomática y el aumento en la probabilidad de reinfección facilitan el aumento de casos, por lo que el impacto en la población se considera también “muy alto” que se suma a un escenario de “importante incertidumbre”. En concreto, durante la semana del 20 al 26 de diciembre se registraron 3.739 nuevos casos de COVID-19 en comparación con los 2.602 casos diagnosticados la semana previa del 13 al 19 de diciembre.

Además, también ha aumentado la positividad de las pruebas diagnósticas de infección activa, que pasaron en estos periodos del 18,7 al 22,6 por ciento, lo que suponen “valores muy elevados”. Esta situación ha tenido su efecto en un aumento de la presión asistencial, que ha subido de forma más paulatina que en anteriores olas debido al avance de la campaña de vacunación.

Latasa ha recordado que los servicios sanitarios riojanos se encuentran enfocados en la realización de pruebas diagnósticas de infección activa, el seguimiento de los casos positivos, el rastreo de los contactos, con una carga especialmente elevada para la Atención Primaria, y a esta situación se le añade la “incertidumbre” sobre el impacto que pueda tener la epidemia de la gripe estacional en las próximas semanas.

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