El Rioja

De tierras navarras, nombre vasco y origen Rioja

Luis Manuel Cárcar, de Bodegas Bagordi | Foto: Leire Díez

Fiel a sus orígenes como decimocuarta generación de viticultores trabajando la tierra de La Ribera desde 1723 y también al respeto a la materia prima, Luis Manuel Cárcar trabaja sus viñedos bajo la filosofía del ecologismo desde 1995, así que el primer vino embotellado dos años después en Bodegas Bagordi lo hizo con certificación. Las uvas de esas fincas las bañan las aguas del Río Ega y los aires frescos provenientes de la sierra de Urbasa que soplan entre Andosilla y San Adrián.

“A mis 59 años he vivido en La Rioja sin herbicidas y con tracción animal. Llegaron los tractores y después los abonados químicos. Pero yo construí mi proyecto enológico bajo una tendencia que por aquel entonces no era la habitual. Ahora esa vuelta a lo ecológico, aunque pausada, creo que se experimentará de forma más generalizada porque cada vez son más las grandes bodegas que crean líneas ecológicas, aunque todavía no hayan dado el salto integral”, apunta este viticultor andolense que llevó el afán familiar más allá de las fronteras nacionales.

Con este terreno ya conquistado Bagordi tiene la capacidad de diferenciarse en un mercado “complicado y saturado de Rioja”. Con unos niveles de exportación que rondan el 80 por ciento, Luis Manuel asegura que es fuera donde más se consume este tipo de vinos que provienen de una viticultura sostenible. “En el mercado nacional cuesta un poco más posicionarse porque a nosotros nos toca explicar que siendo una bodega de Rioja estemos en Navarra, aunque ya ocurre en otras denominaciones como Ribera del Duero que cuenta con varias provincias”.

Luis Manuel Cárcar, de Bodegas Bagordi | Foto: Leire Díez.

Pero reconoce que le cuesta mucho más explicarlo en Navarra y en La Rioja que en el resto del país: “Para La Rioja soy Navarra y para los navarros soy Rioja. He ido a vender el vino a algún hostelero de Pamplona y al decirle que es vino de Rioja me contesta que prefieren apostar por el vino de la tierra, por el vino de Navarra. Y, claro, este vino está producido aquí, aunque tenga el sello de Rioja. Y ya toca argumentar mucho y dar más explicaciones para conseguir que lo cate y abrirte la puerta a la venta. Y en La Rioja me ocurre algo similar. Aunque vaya con Rioja al ver que es un vino elaborado en Andosilla se sorprenden porque ‘eso es Navarra’ y lo perciben como una anomalía, porque el gran público consumidor desconoce qué territorios abarca la denominación. Y lo paradójico es que no todo el territorio riojano goza de pertenecer a ella, como puede ser Santo Domingo de la Calzada”.

Otro aspecto que turba a Luis Manuel a la hora de moverse por los canales de comercialización es la “disgregación que existe entre bodegas de la denominación que trabajan bajo un carácter más familiar y otras que son auténticas industrias. Estas últimas están desprestigiando el nombre de Rioja y, aunque comercializar bajo la marca lo es todo porque ya tiene prestigio, no ayuda el hecho de encontrarse en los lineales de supermercados precios que no reflejan calidad”.

Bodegas Bagordi, en homenaje al Alto de Bagordi, en Elizondo, ha transcurrido por un camino de pedregales durante estos 25 años. Pasó de fundarse para transformar la uva de otros agricultores, comercializarla y elaborar el vino a granel a vinificar cada vez más uvas propias para hacerlo de forma generalizada. Todo motivado por las fluctuaciones del mercado y los altibajos a los que están sometidos los graneles. “En el 1998 los precios del granel fueron muy elevados, pero llegó la helada de 1999 y cayeron en picado. Eso supuso unas pérdidas terribles para la bodega, que se quedó al borde del precipicio al haber comprado la uva muy cara a los viticultores y vender el vino muy barato”, recuerda Luis Manuel.

Aquello supuso un antes y un después en la firma familiar, un punto de inflexión para decidir no comprar tanta uva a terceros y fabricar más de la cosecha propia para empezar a comerciliazar embotellado. “Hemos ido ajustando nuestras necesidades del mercado, aunque ha habido años puntuales en ese proceso en el que también vendimos graneles para dar salida a ese vino que no comercializábamos”. Pero llegó el 2008 y el cambio fue determinante. Bagordi solo vendería vino de sus propias uvas para controlar así que toda la que entrase en bodega proviniera de viñedos en ecológico, un total de 65 hectáreas de las cuales cuarenta son propias.

Luis Manuel Cárcar, de Bodegas Bagordi | Foto: Leire Díez.

“A día de hoy no trabajamos con pautas a futuro, sino que vamos avanzando en función del mercado, creciendo según la necesidad y no creando la necesidad sobre el crecimiento”. Y así han logrado sacar cada año unas 400.000 botellas bajo seis marcas diferentes, dos de ellas destinadas exclusivamente a los distribuidores internacionales. En el resto de mercados recorren el canal Horeca con Bagordi, destinada a los vinos más clásicos de la bodega con sus varietales; Usoa de Bagordi, con creaciones especiales como el Blanco Fermentado en Barrica y el Vendimia Seleccionada; Navardia Organic Wine, con un diseño más sostenible con etiquetas de papel reciclado y cápsulas con mensajes subliminales sobre las prácticas ecológicas, y Oiasso, una colección de monovarietales de garnacha, graciano y tempranillo cuyo nombre coincide con el el Museo de Arte Románico de Irún, de donde es natural la mujer de Luis Manuel.

Unos vinos, todos ellos, que plasman la sabiduría de la familia en materia de viticultura: “Conocemos el comportamiento de cada viña, los potenciales de sus uvas para elaborar determinados vinos y cómo jugar con las diferentes variedades para sacar lo mejor de cada una. Apostamos bastante por los ‘coupage’, porque usamos esa viticultura de precisión como una paleta de colores con la que creamos a nuestro gusto, una en la que predomina el tempranillo pero donde también tienen gran presencia (tanto en calidad como en superficie) el graciano y la garnacha, lo que permite aportar un porcentaje importante de estas uvas a vinos tal vez de corte más joven. Esto le dota de una buena estructura y mayor cuerpo”.

Bajo esa viticultura más artesanal que defienden, la vendimia también es al estilo tradicional. Luis Manuel fue el primero en el municipio en emparrar el viñedo y en comprar una vendimiadora, “¡pero también el primero en venderla!”, añade al reconocer que con las máquinas perdían ese comportamiento aromático de la uva que se preserva mejor cortando racimo a racimo. Para ello echan mano desde hace años de una familia de portugueses afincada en Andosilla. Pero a pesar de ser esta tierra de viticultores, son pocos los que apostaron por dar el salto en solitario. “Navarra de por sí tiene tradición cooperativista y aquí el 95 por ciento de los productores de uva se concentra en sociedades de este tipo porque así también corren menos riesgos y se aseguran la venta de uva bajo contratos plurianuales con grandes grupos bodegueros”, indica. Es más, entre los ocho pueblos amparados bajo la DOCa Rioja (Azagra, San Adrián, Andosilla, Sartaguda, Mendavia, Viana, Aras y Bargota), Luis Manuel tantea que habrá apenas unas 15 bodegas, ocho de ellas familiares como Bagordi.

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