Empresas

Revolucionó la lencería en Logroño y ahora dice adiós: cierra La Sirena

Rondaba el año 1934 cuando la familia de Mariví y Carmen Villaverde se hacían cargo de un negocio que, anteriormente, había traído hasta Logroño un empresario francés. El mundo de la lencería comenzaba así una nueva era que en menos de dos meses pondrá su punto final. Las bombachas, combinaciones, enaguas o corsés daban paso a los coquetos encajes, nuevos tejidos o sujetadores de forma icónica, y en este cambio, La Sirena, tuvo mucho que ver.

“En aquel momento, el negocio revolucionó el mercado de la lencería, pasando de lazos y cordones a prendas de raso o licra. Todo era un cambio tremendo en relación a la ropa interior no solo en Logroño, sino en España”, cuentan las hermanas, que llevan 53 y 48 años respectivamente en la tienda.

Pero para revolucionar el mercado de la lencería y la corsetería por aquellos tiempos no bastaba con quedarse en la tienda y vender, así que ‘las nenas’, como las conocían los proveedores internacionales, viajaron a París a comprar género y a Lyon a adquirir ropa de baño. “En otros países las cosas eran distintas y nosotras sabíamos que para diferenciarse y traer el cambio a Logroño había que viajar. Ahora ir a una feria es de lo más normal, pero por aquel entonces, viajábamos cinco españoles y nosotras éramos las más jóvenes”.

En sus primeros viajes encontraron una serie de marcas que años más tarde “serían un boom y quería todo el mundo, como por ejemplo Bárbara, que nos dio la exclusividad”, pero a Logroño le costaba reengancharse a esa moda interior y “había veces que comprabas prendas que no funcionaban”. Un ejemplo: los bodis de terciopelo, que las hermanas Villaverde trajeron a la ciudad como “ropa de exterior y a la gente le pareció muy atrevidos. Apostamos por ello y cuando pasaron tres o cuatro años, se pusieron de moda”.

Gracias a ese atrevimiento y a un excepcional trato personalizado, La Sirena ha conseguido con el paso del tiempo que diferentes generaciones hayan confiado ciegamente en su lencería. “Contamos también con un taller donde llevamos a cabo los arreglos porque, por muchas tallas y copas que haya, cada cuerpo es un mundo y a muchas clientas hay que hacerles pequeños arreglos”. Mariví y Carmen presumen con orgullo de las veces que han entrado compradoras a la tienda “diciéndonos: ‘yo aquí venía con mi madre y ahora traigo a mi hija. Eso, pensamos, que significa que nos hemos sabido adaptar bien a los cambios que ha habido en este tipo de moda, que han sido muchos”.

Otra de las ventajas que resaltan las asiduas de La Sirena es la variedad de tallas que traen. “Al principio no existían tantas copas, pero cuando empezamos a viajar nos dimos cuenta de que era muy necesario traerlas aquí. De hecho, en esta tienda siempre ha sido más fácil encontrar una XXL que una XS, porque pensamos que estas tallas pequeñas están cubiertas por otros sectores, lo que no quita que trabajemos también con esas medidas. Cada mujer precisa una cosa determinada y siempre hemos procurado cumplir todas las necesidades”.

Una despedida agridulce

La pregunta del millón: ¿por qué cierra La Sirena? “Porque estamos muy cansadas y ya tenemos una edad. Nos vamos porque había que decir hasta aquí y ha sido el momento”. Las hermanas confiesan que la pandemia no ha tenido nada que ver en la decisión porque, “claro que ha afectado el tener el negocio cerrado, pero cuando volvimos a abrir las clientas respondieron de manera increíble. Son ya muchos años y el cuerpo nos pide descansar, porque esto es muy sacrificado. Esto no es venir, abrir y vender, es repasar todas las prendas una por una cuando llegan y plancharlas todas, que eso no lo hace casi nadie. Además está lo de elegir las colecciones… “.

Pero si por algo ha costado tomar la decisión de bajar la persiana es por “nuestras clientas mastectomizadas”. Actualmente, La Sirena es uno de los pocos centros especializados en este sector en España. “Para conseguir el certificado hay que hacer muchos muchos cursos. Hemos estado hasta en Alemania formándonos, pero es un servicio tan necesario que todo esfuerzo e inversión es poco”.

Mariví y Carmen subrayan que hay muchos modelos de prótesis. “A una mujer le quitan el pecho, pero a otra solo la mitad, y a otra los ganglios, o el pectoral. Eso son muchos tipos de prótesis y el problema de hoy en día es que este aspecto está muy desviado hacia las ortopedias y farmacias, que lo simplifican todo teniendo un modelo o dos y eso no le va bien a todo el mundo”. Cada operación de mama es diferente “y es un universo muy complejo. Es lo que más pena nos da, porque este tipo de mujeres se van a quedar sin asesoramiento en Logroño”.

Las hermanas señalan que orientar este asunto a las ortopedias hace un flaco favor a las mujeres mastectomizadas porque “se sienten más enfermas cuando van a estos sitios a comprarse un sujetador. Ellos no compran moda porque no saben hacerlo, y es normal, pero todas tenemos derecho, tengamos el problema que tengamos a vestir con estilo aunque sea por dentro y a ir a la playa con un bañador o bikini que nos siente espectacular”.

‘Las nenas’ ponen punto final a toda una vida dedicada a lo que les apasiona. El 31 de agosto, si no es antes, La Sirena dejará de vestir a las riojanas y a ellas, precisamente a ellas, Carmen y Mariví agradecen con lágrimas en los ojos su plena confianza. “Ha sido un verdadero placer, pero ha llegado el momento de decir adiós”.

Subir