Hace unas semanas el Ayuntamiento de Calahorra adelantaba su intención de ampliar la Vía Verde hasta el Camino natural del Ebro. Desde el Consistorio proponían reforestar con especies autóctonas parte de esta unión entre los dos caminos y así prolongar la vía de tal manera que esta discurra hasta la desembocadura del Cidacos.
El proyecto que plantea el Ayuntamiento recuperaría un ámbito fluvial muy degradado, ampliando los sotos del río Cidacos a la vez que facilitaría su uso como lugar de disfrute, de esparcimiento y deportivo, abriendo una puerta atractiva al GR-99, al río Ebro y sus sotos en consonancia con la intención de favorecer la naturalización de varias parcelas municipales situadas en el entorno de los sotos del Ebro.
En definitiva, un proyecto que pretende mejorar el medio ambiente en el municipio de Calahorra, restaurar ambientalmente el cauce del río Cidacos en su tramo final, haciendo que Calahorra y su población se acerque más al Ebro y descubra el valor ecológico y paisajístico de los sotos del Cidacos y del Ebro, disfrutando de ellos en todo su esplendor.
Mientras tanto, son muchos los que pasean a diario y, especialmente, los fines de semana por esa zona. Los motivos son varios. Es una zona con más arbolado en su tramos finales, más allá de la depuradora corre el agua por el río… Pero en la mayoría de las ocasiones el paisaje queda eclipsado por otras vistas. Y es que la zona es un lugar constante de escombros y diferentes basuras. A poco más de un kilómetro de la catedral, justo pasado el puente del ferrocarril y del Canal de Lodosa, la estampa hace unos días era esta. Un auténtico despropósito.
