Crisis del Coronavirus

Cuando el miedo al COVID y el GAR de la Guardia Civil tomaron Haro

Aquella fría jornada de domingo, la unidad de élite de la Guardia Civil plantó cara al enemigo más peligroso en los cuarenta años de historia del Grupo de Acción Rápida (GAR). Palabras mayores para unos agentes que han combatido al terrorismo más feroz: primero el de ETA (que propició la fundación del grupo en 1980) y, ya en el siglo XXI, el yihadista.

La veintena de agentes del GAR y la unidad de Seguridad Ciudadana del instituto armado que tomaron Haro el 8 de marzo de 2020 jamás se habían enfrentado a un oponente tan letal e invisible. Un virus que ahora genera respeto, pero que entonces despertaba miedo. Miedo auténtico y justificado: un año después ha contagiado a más de 27.000 riojanos y ha segado la vida de 730 personas. Entre ellas, la de Jesús Gayoso, el teniente coronel que coordinó el despliegue de la Guardia Civil aquella mañana y que acabaría muriendo por coronavirus diecinueve días después.

Durante algo más de tres horas los guardias entregaron en mano las primeras 22 órdenes de confinamiento domiciliario para garantizar las cuarentenas en España. Lo hicieron por mandato judicial -a instancias de la Consejería de Salud- entre los asistentes a un funeral celebrado en Vitoria semanas atrás, probablemente el primer foco de contagio de la pandemia en nuestro país.

Gayoso había adoptado todas las precauciones posibles en un operativo de alto riesgo por dos motivos bien distintos. El primero, el propio virus. Los agentes del GAR se equiparon con trajes NBQR de protección bioquímica para evitar contagios. Pero a ello había que sumar que los receptores de las notificaciones eran viejos conocidos de las fuerzas del orden. Vecinos conflictivos del casco antiguo de Haro que no se sabía cómo podían reaccionar ante la presencia de la unidad de élite de la Guardia Civil, apoyada desde el aire por dos drones.

Al filo de las once de la mañana y entre vítores y aplausos del vecindario, el dispositivo abandonó la ciudad con la misma premura con que había hecho acto de presencia. Desgraciadamente, el virus tardó mucho más en desaparecer.

Haro resiste en la actualidad al repunte de contagios en La Rioja, pero durante la fase más crítica de la primera ola fue una de las localidades del país más castigadas por la pandemia. En la retina de los jarreros quedaron grabadas unas imágenes ya icónicas de la crisis sanitaria más severa del último siglo.

También en la memoria del GAR, pues aquel fue el último operativo coordinado por Jesús Gayoso, su gran impulsor, cuyo recuerdo es ya  eterno en el instituto armado y en la sociedad riojana. En mayo, el teniente coronel fue distinguido como Riojano de Honor. Y por todos es sabido que para la Guardia Civil el honor es la mayor divisa.

Subir