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Tinta y tinto: ‘Una bomba nuclear’

Tenía pensado escribir en esta segunda edición de ‘Tinta y tinto’ un sesudo análisis sobre la presencia de Podemos en el Gobierno de La Rioja, el caso Mario Herrera (Sojuela Gate), la actitud de Raquel Romero y la posibilidad de que la Consejería de Igualdad desapareciera del organigrama del Ejecutivo presidido por Concha Andreu ahora que ya hay presupuestos y vuelve a ser innecesaria hasta 2022. La dimisión del director general a media semana ha trastocado mis planes y bastante hemos dejado ya para la posteridad, aunque nada más le guste a un cochino que un charco de barro.

Pensemos un poco en el futuro. Tenemos 1.840 millones de euros en el horno listos para gastar. Muchos de esos millones ya tienen nombres y apellidos (nóminas del personal sanitario, profesores, administrativos y demás funcionarios…) para mantener nuestro querido estado del bienestar. Ya sabes también: mantenimiento de carreteras, pagar la luz para que funcionen los sistemas informáticos con los que hacer nuestros trámites, comprar vacunas, adquirir medicinas… gastos clásicos de ayer y de hoy para mantener en marcha nuestro día a día.

Lo que sí tenemos en 2021 son dos factores a tener en cuenta sobre los dineros públicos. Por un lado, la pandemia. Por otro, los fondos llegados desde Europa para impulsar la economía como un cohete. Tras la mayor caída del PIB en España desde la Guerra Civil, toca acelerar una maquinaria muy debilitada en los últimos meses. La presidenta Concha Andreu buscará ese maná a través de una “ciudad del envase y el embalaje” que todo apunta a Calahorra, la enorregión, el valle de la lengua entre Nájera y San Millán, el “territorio digital” y la investigación biomédica.

No tienen mala pinta las ideas sobre el papel, aunque todavía esperamos su concreción para saber lo que realmente pretende el Gobierno de La Rioja. La enorregión de La Rioja suena igual de bien que la enópolis de Logroño, pero aún desconocemos cuáles son los planes al detalle. Por poner algún ejemplo. ¿Proyectos como el de CVNE en el castillo de Davalillo? ¿Impulsar el Centro de la Cultura del Rioja (CCR)? ¿Crear el centro de formación de sumilleres más importante del mundo al estilo del Basque Culinary Center en el mundo de la gastronomía? Por ideas no será. Y por lo que nos dicen desde Bruselas, tampoco por dinero.

Antes debemos resolver un problemilla que tenemos desde el principio del año pasado. Una cosa llamada COVID-19 que ha llegado a nuestras vidas para darles una vuelta de tuerca como nunca hubiéramos imaginado. Llevo tiempo intentando darle forma a mis pensamientos sobre lo que realmente ocurre con la pandemia y el otro día en una conversación casual me dieron una clave que considero importante para que todos seamos realmente conscientes de lo que estamos viviendo. “¿Cómo crees que se comportaría la gente si nos cayera una bomba nuclear y entráramos en guerra de un día para otro? El coronavirus es una bomba nuclear y estamos en guerra”.

Lo podemos comprobar con las cifras de fallecidos (más de seiscientos), hospitalizados e ingresados en la UCI desde marzo del año pasado. Y quien no lo quiera ver tiene un problema añadido. Si nos ha caído una bomba nuclear, todos debemos arrimar el hombro (por muy cansados que estemos) para solucionar el problema cuanto antes. Y si estamos en guerra, no podemos pretender que la vida continúe de la misma forma hasta que esta acabe y que las cuentas de las empresas luzcan igual de lustrosas que en años anteriores.

Inmersos en una crisis (guerra) sanitaria y económica, debemos ser conscientes de que el objetivo es minimizar el número de bajas de seres humanos y, una vez solucionada esta parte de la ecuación, minimizar el número de bajas empresariales. Por eso son tan peligrosos determinados mensajes lanzados desde la oposición para sacar rédito político y desde sectores con amplia representación en la sociedad como la hostelería con el “nos arruinan”. ¿Quién? ¿Las administraciones de todo el mundo al verse obligadas a tomar medidas extremas cuando la pandemia va a desbordar el sistema sanitario? Lo mismo en Logroño, Arnedo, Calahorra, París, Berlín, Londres, Pekín…

Me gustaría para terminar dejar aquí una lectura de domingo con treinta páginas en las que se detallan las subvenciones recibidas (vienen con nombres y apellidos) en La Rioja durante el 2020. ¡Ojo! Sólo aparecen las superiores a los 3.000 euros porque las inferiores están en otro lado. Y a esto le debemos sumar los ERTE, los créditos ICO, las ayudas por cese de actividad… una pila de millones que pagamos con nuestros impuestos todos aquellos que no nos vamos a Andorra. Para habernos caído una bomba nuclear y estar en guerra, creo que no pinta mal la cosa. Sólo debemos asumir que nuestra vida no será igual hasta dentro de un tiempo y arrimar el hombro. Sí. Más. No queda otra. La posguerra será larga y difícil.

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