Firmas

No pienso hablar contigo

Ahora que ya tenemos presupuestos aprobados y podemos cruzar la calle sabiendo que las cuentas del 2021 están en funcionamiento, llega el momento de centrarnos en los asuntos verdaderamente importantes de La Rioja. ¿La presión hospitalaria? ¿El alto número de contagios? ¿La reindustrialización del valle del Ebro? ¿La despoblación rural? ¿La falta de infraestructuras? ¿Los fondos europeos? ¿La enorregión? ¿La Ciudad del Envase? ¿El puente Mantible? ¿Los fichajes del Logroñés? ¡No! Los riojanos quieren y necesitan saber qué opina su consejera de Igualdad, Participación y Agenda 2030, Raquel Romero, sobre lo acontecido en el departamento que dirige durante el último mes.

El silencio de Romero, salvo un tuit el pasado 1 de enero, sobre todo lo que rodea al accidente de su director general ya dimitido, Mario Herrera, resulta tan ensordecedor (lo decíamos este miércoles) como el propio ruido mediático levantado alrededor del suceso. La falta de explicaciones de la máxima responsable de la Consejería de Igualdad ha quedado patetente con la escalofriante cifra de cero comparecencias públicas en el último mes. Tampoco desde su departamento han atendido las insistentes peticiones de información y requerimientos realizados desde este medio para aclarar su situación. ¿Algo que esconder? ¿Miedo a arrojar luz en las tinieblas desde los encargados de la transparencia del Gobierno de La Rioja?

En su primera aparición pública desde que Mario Herrera empotrara su coche a una hora indeterminada de Nochevieja sin avisar a los servicios de emergencia, Raquel Romero ha evitado en todo momento a la prensa. Pleno de presupuestos en el Parlamento. Día feliz para la política riojana aunque la dirigente morada no haya levantado la mirada de su tablet mientras se debatían las cuentas “más eficaces para combatir el peor momento de nuestra historia”. ¡Y eso que ya tenemos 1.800 millones para gastar! ¡Alegría!

Pese a evitar a la prensa por la mañana, poco ha podido hacer por la tarde. Al finalizar la sesión, cuando todos los diputados abandonaban el hemiciclo (alrededor de las 16 horas), no ha podido escapar de este humilde plumilla en el estrecho pasillo del antiguo Convento de La Merced.

– Perdona, ¿podría robarte un par de minutos?
– No pienso hablar contigo.

Y ya está. Hasta ahí. Esas son todas las explicaciones que Raquel Romero piensa dar sobre el ‘Sojuela Gate’. No tanto a este medio, que ya ves tú, sino a todos los riojanos. Pese a ser diputada en el Parlamento y consejera en el Gobierno, adalid de la democracia, la igualdad, la participación, la transparencia, los derechos humanos… no considera que deba responder a un periodista que sólo quiere conocer los detalles de una dimisión y su opinión al respecto. Y para colmo, publica un tuit en el que lanza una grave acusación tanto hacia este humilde plumilla como hacia este medio.

Llama aún más la atención que hace una década era la propia Romero esa humilde plumilla que exigía fiscalizar al poder y la rendicion de cuentas por parte de los representantes publicos desde las páginas del diario El Correo. Ahora, tras leer noticias que no coinciden con esa realidad paralela que han inventado en su Consejería, intentan señalar a los medios de comunicación (ayer fue Toño del Río -diario La Rioja-, hoy es “el aprendiz logroñés de Eduardo Inda” y mañana…) como culpables de unas condenables amenazas y un reprochable acoso del que sólo tienen culpa sus propios responsables. En NueveCuatroUno nos dedicamos a contar La Rioja de la mejor forma que sabemos y nuestros medios nos permiten. Y si la consejera cree realmente que hemos alentado amenazas o cometido alguna irregularidad, ya sabe cómo poner una denuncia.

Llegaron a las instituciones para regenerar la democracia, tras comprobar que asaltar los cielos era imposible (Pedro Duque es el único político que conozco que lo ha conseguido), y han convertido las instituciones en su agencia de colocación particular desde la que fomentar la crispación, el enfrentamiento y el guerracivilismo sin utilidad concreta para el contribuyente. A razón de 72.000 euros anuales, Raquel Romero dirige un equipo donde la actividad laboral brilla por su ausencia. Un voto en el Parlamento que vale cerca de 600.000 euros al año con el que tener cierta estabilidad política en La Rioja y un gobierno del PSOE después de veinticuatro años del PP. Los peajes de la democracia. Los ciudadanos y sus caprichos a la hora de votar. Esos a los que ahora la dirigente de Podemos da la espalda. Una pena que las utopías siempre sean utopías.

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