Apenas llevamos una semana de enero y la incidencia acumulada de La Rioja en los últimos catorce ya se sitúa en los 424,56 casos por cada 100.000 habitantes. Datos preocupantes que demuestran que la pandemia vuelve a crecer a pasos agigantados en la comunidad. “La situación no es nada buena”, ha señalado Pello Latasa, director general de Salud Pública, en declaraciones a Radio Rioja (Cadena SER).
“El escenario es poco favorable. Y más, teniendo en cuenta que veníamos de una situación con un sistema sanitario cansado y congestionado que todavía ni siquiera ha salido de la segunda ola. Los servicios sanitarios están extenuados y no han tenido todavía la oportunidad de vaciarse”.
Latasa ha confesado que enero se presentaba duro, pero no solo por las celebraciones navideñas sino por los cambios de comportamiento que solemos tener en esta época. “En general el invierno suele ser un momento en el que los virus respiratorios encuentran su nicho de forma más cómoda, ya que se mezclan distintos grupos de convivencia, hace más frío, no suele haber tanta ventilación…”.
El dato de la incidencia acumulada durante los últimos catorce días es importante, pero el director de Salud ha subrayado que “las cifras registradas en esta última semana nos indican que si seguimos con la tendencia actual llegaremos a doblar la incidencia en pocos días. La incidencia de los siete días es un muy buen indicador de cómo están sucediendo las cosas”.
Logroño está siendo el municipio más castigado, pero hay otros que le siguen de cerca viendo cómo se disparan sus contagios en las últimas horas. Es el caso de Ausejo que, este jueves, decidió cerrar sus bares y proponer un confinamiento voluntario.
“La enfermedad no afecta por igual a todos los municipios. En los más pequeños hay que considerar no solo la incidencia de 14 días sino otros factores. Hay muchos en los que casi todos sus casos son atribuidos a brotes concretos o las cadenas de transmisión son fácilmente trazables. Por ello, el riesgo de una transmisión comunitaria en ese municipio es más bajo. Sin embargo, en una situación como la que estamos con una incidencia de más de 400, es probable que la transmisión comunitaria esté ocurriendo en toda La Rioja”.
Latasa, además, ha incidido en la importancia del índice de positividad. Es decir, el número de pruebas diagnósticas de infección activa positivas sobre el total de pruebas realizadas. “Esto nos da una idea de la circulación que está teniendo el virus entre las personas que pudieran padecerlo: contactos estrechos, personas asintomáticas, colectivos específicos…”.
También ha hecho referencia al número reproductivo básico, que nos indica el número de casos secundarios que genera cada caso. “Venimos de una situación en la que la mediana de contactos por persona era de tres o cuatro, pero después de estas fiestas ha habido algunos casos puntuales que han llegado con una media de treinta. Algo que genera una gran dificultad respecto a la trazabiliad y el rastreo. Ya no solo es la Navidad sino el no cumplir las medidas instauradas”.
Stock estratégico de vacunas
Ante las opiniones de que La Rioja está llevando a cabo un proceso lento de vacunación, Latasa ha comentado que lento comparado con qué: “Tenemos unos plazos que hemos trabajado con el Ministerio y nos hemos mantenido dentro de los márgenes que se nos ha pedido. Otra cosa es la necesidad de acelerar el proceso, algo que ya lo teníamos pensado. Hay que tener en cuenta que las vacunas requieren dos dosis y ahora tenemos un temporal en ciernes. Eso puede afectar al envío, aunque esperamos que no siempre puede haber retrasos”.
El director de Salud ha explicado que desde un principio una de las propuestas fue mantener un stock estratégico de vacunas que permitiera responder a posibles contingencias que pudieran aparecer. “La proporción de vacunas puestas respecto a las recibidas no siempre refleja la realidad de lo planeado”.
Respecto a las declaraciones de Concha Andreu aludiendo a la “falta de manos” en el proceso de vacunación, Pello Latasa ha señalado que hay que tener en cuenta que los profesionales sanitarios llevan casi un año seguido trabajando sin parar con mucha presión y desgaste físico y psicológico. “Ante las semanas difíciles que tenemos por delante lo recomendable era que descansaran todo lo posible para afrontar lo que esté por venir. El plan de vacunación se ha adaptado a los efectivos que teníamos y lo tendrá que hacer a las circunstancias que vengan. Un plan no siempre es rígido”.
Latasa ha confirmado que con el plan que el Gobierno tiene encima de la mesa es “totalmente factible” que para el 15 de enero estén vacunados todos los usuarios y trabajadores de las residencias, más ahora que los positivos han vuelto a hacer acto de presencia en estos centros con la aparición de un nuevo brote este viernes en la residencia Orpea. Sin embargo, ha destacado que no solo es vacunar. “Es cumplir estrictamente con las medias sanitarias y tener responsabilidad”.
Para finalizar, ha asegurado que, si la situación sigue empeorando, “sin duda habrá que plantear nuevas medidas”.
