Leire Díez

28 de noviembre de 2020

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Ya se puede decir que el tercer Diario de Vendimia reposa tranquilo en los quioscos tras una semana de flashes, entrevistas y mucho, mucho público. Semana intensa que deja grandes reflexiones de las voces más expertas que giran en torno al sector vitivinícola en Rioja para hablar de una vendimia inusual, una en la que “se ha pasado mucho miedo, en campo y en bodega”, tal como apuntaba el director general de Grupo Rioja, Iñigo Torres, en la primera jornada que inauguraba el primer Foro de NueveCuatroUno para hablar de esta cosecha del COVID-19.

Una charla donde los grandes de Rioja intercambiaron posturas para hablar de precios y comercialización, casi los temas que más preocupan al sector. “Todos tenemos un gen especulativo, tanto bodegueros como viticultores, por lo que se han de establecer contratos a largo plazo, con precios estándares que no pivoten sobre la oferta y la demanda puntual de cada momento”, apuntaba el presidente de FECOAR, Fernando Ezquerro, este lunes en el Centro Cultural Ibercaja.

Por su parte, el director general del Consejo Regulador, José Luis Lapuente, valoraba esos cambios en las tendencias de consumo motivados por la pandemia: “El músculo de Rioja está en la relación social y en el sentimiento de normalidad. Se tiene que recuperar la confianza, la alegría de la gente, volver a las calles… No somos de consumir en el bar, sino en la calle, que es donde realmente hace negocio el vino de Rioja. No hacemos negocios en casa ni con los brindis por videoconferencia”.

La Universidad de La Rioja acogía este martes otra mesa redonda donde innovación y enoturismo se daban la mano para hablar del dato vitivinícola y la digitalización de todo el sector. “Se trata de generar negocio con la información extraída de la inteligencia del dato. El nombre, apellido y correo electrónico del público que visita una bodega es el punto de partida hacia ese conocimiento del cliente, y quien más lo conoce es quien más poder tiene”, puntualizaba el CEO de JIG, Iñaki Gurría.

A su derecha, la directora del Máster universitario en Tecnología, Gestión e Innovación Vitivinícola, María Paz Diago, hacía especial hincapié en atajar ese “miedo a probar nuevas cosas en lo que se refiere a la digitalización y que se percibe en el sector productor”, al tiempo que anunciaba que “ya se trabaja para desarrollar tecnologías que pretendan establecer el rendimiento de un viñedo un mes antes de la vendimia solo por ese afán de competitividad a la hora de poder influir en la oferta y demanda”.

Se cerraba la segunda jornada con unos deseos en torno a la Rioja de 2030. “Que se mantenga la tierra con nombre de vino”, indicaba Gurría. “Yo veo un 2030 con muchos turistas visitándonos, pero tenemos que creérnoslo porque no tenemos nada que envidiar a otros lugares”, añadía la directora de marketing del Grupo Faustino, Elena Larrea.

Este miércoles le tocó el turno a la hostelería y gastronomía para hablar con cuatro sumilleres riojanos de la crisis que afronta el sector. Carlos Echapestro lanzaba una reflexión curiosa: “En la época de la filoxera no quedó otra que adaptarse a esa situación, pero lo que entonces se consideraba una crisis ahora se ve como una oportunidad porque gracias a la irrupción de la filoxera, Rioja es lo que es ahora. Está claro que las crisis te fortalecen para continuar hacia delante y ahora es momento de parar y reflexionar. Más que reinventarse, adaptarse”.

Chefe Paniego manifestaba su defensa del diálogo a través de la tecnología para trabajar en común: “Es la única forma de que se escuche a todo el sector agroalimentario, a todas las zonas geográficas de Rioja”. Coincidía en esta opinión Pedro Cárcamo al remarcar que “lo que no se puede dejar es el diálogo que ha reforzado al propio hostelero y cuyas relaciones emocionan por todo lo que se aprende de ellas”, mientras que Beatriz Martínez insistía en que “toca aprovechar las oportunidades”.

El sumiller del Restaurante Venta Moncalvillo también quiso hacer un llamamiento en la Sala Negra para demostrar que La Rioja se merece más: “Nuestra comunidad ha de albergar la mejor academia de sumilleres de todas España. Tenemos la oportunidad de formar a quienes en un futuro ocupen puestos en los mejores restaurantes y bodegas y atraer a clientes de fuera. Solo falta quererlo, porque se puede”.

Y como broche de oro, Bodegas Ontañón cerró la serie de jornadas del Foro de NueveCautroUno con tres periodistas especializados en vino que acercaron perspectivas para hablar de una profesión y una pasión y de sus carencias en lo referido a este sector. “No hay que tener miedo a hablar en torno a una copa de vino. Falta conocer lo que alberga la parte de campo y viña, con los racimos y las personas que hacen posible una botella. Faltan más historias pausadas de sus protagonistas, del viticultor y los elaboradores. Con eso se queda el público, no con las notas de la cata”, recalcaba Yolanda Ortiz de Arri.

De igual parecer se mostró Javier Fernández: “Discursos complejos, que ahondan y emocionan, y que el periodismo tiene esa labor de aclarar y contar. Debe existir una motivación educacional para llegar a ese tipo de personas que creo que se están, y estamos, perdiendo por incluir discursos de precios, de otras Denominaciones… En mi pueblo, si no existiera la viña, no tendríamos pueblo. Y hay 2.000 hectáreas de viñedo, fijaos la cantidad de historias que hay en todo ese terreno”.

Nominado, de nuevo, a mejor dircom por la revista Forbes, Samuel Fernández manifestó también que “se ha de cuidar la imagen pública y la reputación de una empresa manteniendo su esencia y lo cierto es que estamos frente a un mundo perfecto para poder aprender dada la transversalidad del sector. No hay que entender; disfrutas o no disfrutas”.