Allá por enero, cuando nadie intuía lo que se nos venía encima, la preocupación de los más allegados al templo del Carmen en Calahorra era la ratificación que desde dentro de la congregación se les había dado hacía unas semanas: si nada cambiaba, los padres Carmelitas abandonarían la ciudad y con ella el templo del Carmen, un santuario que con el paso de los años, de las décadas, se ha convertido en punto de encuentro de miles de fieles de la ribera de Navarra.
El capítulo de la congregación debía ser en abril y estaba la decisión tomada. Sólo faltaba ver una posible solución para el no cierre del templo. Una cesión a la Diócesis, la llegada de otra congregación… era el único fleco que quedaba para cerrar cuatro siglos de permanencia en la ciudad. Después llegó la pandemia y lo retrasó todo. Julio era la fecha puesta para el capítulo donde sólo había que oficializar la decisión que ya se había tomado muchos meses antes.
Ocho meses después, la realidad sigue siendo la misma. Al menos oficialmente. Sólo hay un dato más. Una fecha. El 30 de septiembre. Será cuando los padres recojan su atillo y cierren quién sabe hasta cuando las puertas del templo. En enero se dijo que se buscarían soluciones como la llegada de otra congregación o la cesión del templo a la diócesis para poder mantener abierto el templo, pero a día de hoy, oficialmente al menos, nada se sabe y nada saben los más devotos, grupos de oración y decenas de calagurritanos que han mantenido viva la actividad del lugar durante décadas.
Muchos, los más cercanos, el pasado 16 de julio sabían que sería el último Día del Carmen con los padres carmelitas en la ciudad. Nadie quería hablar del tema, pero en la mirada de muchos y en los comentarios de otros se reconocía esa tristeza. Los intentos de algunos asociaciones calagurritanas por parar lo inevitable no han servido de casi nada. El día 30 terminará la última etapa del templo.
